Cambios de personal, un par de eps, bolos a diestro y siniestro, algún que otro concurso ganado y mucha, mucha energía han llevado a Ruta 57 al momento de la verdad, ese instante que toda banda vive y recuerda con la misma intensidad que el primer amor o la primera borrachera: el primer disco. Héctor Trujillo (voz y guitarra), Alberto Notario (bajo) y César Romero (batería) son hijos de los noventa –literalmente, de ahí ese 1995 (Lenguarmada, 2018) que titula su debut – y de ello se colige su gusto por unas formas alternativas en lo musical, por un sonido que recuerda y no poco a todas aquellas bandas que protagonizaron la última gran explosión del rock a nivel masivo.
Pero no se quedaron ahí, sino que con buen criterio echaron la vista atrás, hacia esos primeros setenta que dieron a la historia de nuestra música más de la mitad de sus nombres sagrados, y de ellos extrajeron otras tantas enseñanzas. Desde Alcalá de Henares, ciudad vecina a la Villa y Corte, llega un disco repleto de hard blues, rock clásico y funk cantado en castellano y tocado en anglosajón. Con todos ustedes, Ruta 57.
Pregunta tópica pero obligada para empezar ¿Cómo y cuándo nace Ruta 57?
Héctor: Ruta 57 nace de la sencilla y cruda idea de emprender un nuevo viaje sin rumbo alguno. Nos encanta el vértigo y desde el minuto uno quisimos hacer algo nuevo, algo nuestro, con sello e identidad propia. Caminar hacia ningún sitio con firmeza y coraje.
Parece confuso, pero así es.
Durante los dos primeros años funcionáis en clásica formación de cuarteto (dos guitarras, bajo y batería). Tras la despedida de Javi Javat en 2013, ¿qué os hace decidiros por cambiar el formato a trío y dejarlo ya como definitivo?
Héctor: Como en cualquier ámbito, uno mismo se va encontrando y va experimentando de qué manera está más a gusto. Javat es un gran amigo que buscó su camino y tras su marcha vimos oportuno realimentarnos y pensar qué buscábamos en ese momento.
Mis influencias más puras se reflejan en bandas que solo tienen un guitarrista, como Led Zeppelin, Red Hot Chili Peppers, Rush, The Police, entre miles de ejemplos más. Reflejan el más claro “punch”. Y también en mi opinión, la naturalidad y el amplio color de los tres instrumentos.
Quedarnos como trío fue un reto, pero como te decía antes nos encanta el vértigo, somos tres culos inquietos. Así que, solo tuvimos que buscar en nuestro interior para seguir en la cresta.
¿Cómo veis en retrospectiva vuestros dos primeros EP’s Cruce de Caminos (2012) y Vivir, Latir, Vibrar (2014)? ¿Mostraban ya el sonido que queríais o fueron primeros peldaños de aprendizaje?
Héctor: Las dos cosas. Por un lado, ambos discos recogen a la perfección lo que éramos entonces. En Cruce de Caminos, un chorro de juventud (más aún) y hormonas recorriendo el local de ensayo y los garitos en los que nos dejaban entrar.
En Vivir, Latir, Vibrar, un crisol de colores y sonidos que tendía a fusionarse. Fue también el disco que abrió puertas a nuestras dos giras anteriores. Y en 1995, el hoy. El “estamos aquí” y el “vengo para quedarme”.
Pero todo esto no son más que pasos que vas dando, como todo en la vida. Todo suma, y todo lo anterior nos ha empujado a lo que somos ahora.
Se detecta un poso de rock clásico, blues y funk en vuestra música, pero a la vez un innegable deje alternativo, heredado de los noventa. ¿En qué medida os han influenciado las bandas clásicas de los setenta y en qué medida el rock de la última década del siglo pasado?
Héctor: Coincido contigo. Crecí escuchando a Zeppelin, Hendrix, Yes, Pink Floyd… Y todos ellos han sido, en mi opinión, el mejor elenco de los dioses. La reafirmación de la naturalidad y de la buena música. Pero, siempre quedó lejos de mi generación. Eran esas bandas que jamás escucharía en directo al completo.
Y cuando era un crío, reventaban los altavoces Green Day, Foo Fighters, Pearl Jam, Red Hot Chilli Peppers… Es, al final, la influencia de dos generaciones preciosas.
Derivada de lo anterior, ¿cómo te vendes ante la pregunta más o menos clásica de “y estos a qué suenan?” ¿Cómo responderías a esa pregunta en menos de diez palabras?
Héctor: Suena a actitud, a amor, a contundencia, a garra, a sinceridad, a puro sentimiento.
Eso siempre lo conocí cómo Rock, ¿no?
¿Quién compone en Ruta 57? ¿Trabajo de equipo o personal?
Alberto: En general es un trabajo puramente en equipo. Uno lleva una idea al local y si nos gusta a los tres la empezamos a desarrollar sin más. Todos aportamos en todo, por lo que muchas veces es muy fácil sacar canciones adelante.
Aún así, a veces también uno de nosotros lleva una canción desarrollada ya y los demás acoplamos nuestro ingenio a ese tema, aunque no es lo más habitual.
Casi todas las letras las compone Héctor, aunque yo también he aportado en ciertos fragmentos de algunas canciones.
-A nivel lírico, ¿qué influencias están ahí? Sean estrictamente musicales o literarias…
Hector : Bonita pregunta. Hay mucha miga aquí, pero siempre me han enamorado las letras de Serrat, de Sabina, de Ismael Serrano, de el gran Robe…Sobretodo la influencia es de lengua hispana.
Hay otro género el cual destaco por mi gran influencia: el rap.
Hay raperos como El Chojin, Kase O o Rayden a los que escucho desde hace años y son un ejemplo como oradores.
Al final con las letras intentas hacer llegar un mensaje de la manera que sientes, y eso no sabe de géneros musicales
Finalmente el año pasado grabáis vuestro primer álbum, 1995. ¿Cómo fue el proceso de grabación? ¿Contentos con el resultado?
Alberto: Mirando con perspectiva “1995” unos seis meses después de haberlo grabado, estamos realmente contentos con el resultado. Ricardo Escassi es un gran productor y por supuesto, mejor persona. Nos ha ayudado a que sacáramos ese sonido más crudo y “real” que estábamos buscando para esta nueva etapa. Hemos estado muy cómodos con él.
El proceso de grabación fue relativamente rápido, pero muy intenso. La parte instrumental está grabada en directo, y eso aporta un punto de calidez y realidad al disco, que viene fundamentado por la idea de que queríamos que el disco se aproximara al sonido que íbamos a presentar en los shows. En total fueron 11 días con una carga tremenda, pero sin duda ha merecido la pena.
¿A qué hace referencia el título, por cierto?
Alberto: Ruta 57 ha pasado por distintas formaciones, en las cuales siempre había una diferencia de edad notable. Esta vez es cuando los tres componentes coincidimos en edad. Los tres nacimos en 1995 y por ello el título del disco. Para nosotros es algo “curioso”
¿Cómo veis la escena de Alcalá de Henares a nivel local y, por extensión, de la capital? Tanto a nivel de bandas como de circuito.
Alberto: Alcalá de Henares siempre ha sido una ciudad con bastante movimiento en el ámbito musical. De esta ciudad han nacido grandes artistas a nivel nacional, pero la realidad con la que nos encontramos ahora es que los espacios para tocar están muy limitados. Se hace difícil tocar, no como hace unos seis o siete años, cuando cada fin de semana tenías una agenda de conciertos muy variada. Aun así, hay una gran cantidad de músicos, estilos… Y al final, en la vida diaria de la ciudad eso se ve reflejado.
Respecto al panorama de la capital, podríamos decir que es, sobre todo, complicado.
En el 90% de los casos tienes que pagar un alquiler de sala por lo que, si eres un grupo que está arrancando, o que simplemente vienes de otro sitio, se hace una tarea complicada expandirte en esta zona. También nos encontramos en un mercado musical que, como consecuencia de internet y la globalización, está saturado en cantidad, y la gente no aprecia la música igual que hace unos cuantos años.
Habéis teloneado a algunos primeras espadas como Loquillo. Mirando adelante y aparte de los shows propios, dame tres nombres para los que ahora mismo os gustaría abrir.
Alberto: Creo que los tres coincidimos en que nos alucinaría abrir para los Foo Fighters, aunque otro artista para el que sería genial abrir son los Red Hot Chili Peppers.
A nivel nacional estaría bien telonear a Sexy Zebras sin duda.
Os vi en el Rocksound de Barcelona junto a Imperial Jade y me gustó el enfoque más crudo y sucio (en el buen sentido) que imprimís a vuestras canciones en directo. ¿Es algo premeditado o surge de forma natural?
Alberto : De antemano, muchas gracias! Una parte de premeditación sí que tiene, sin lugar a dudas. Era el tipo de sonido que estábamos buscando, ya que las nuevas canciones nos lo pedían, y porque nos sentimos más cómodos con ello, aunque siendo sinceros, también tiene una parte de naturalidad. En el escenario nos sentimos libres y capaces de derrochar energía, bien sea moviéndonos como locos o tocando.
La Wikipedia no me ha ayudado mucho en este sentido: ¿Por qué Ruta 57? Veo que hay más de una carretera o autopista con ese nombre en el continente americano. ¿A cuál de ellas hace referencia vuestro nombre y por qué?
Héctor: No te miento si te digo que es pura casualidad que nuestra Ruta 57 esté en México (risas) Fuimos con la intención de ir por nuestro camino, pero vimos que ya estaba asfaltado.
En definitiva, el nombre del grupo no es más que la representación de nosotros mismos.
Una idea, un viaje, un camino…pues eso es: Ruta 57. Lejos de querer montarnos en una moto y vivir historias sureñas.
Ya para terminar, volvemos al tópico: ¿planes de futuro a corto y medio plazo?
Héctor: Pues vamos a la deriva, pero lo tenemos todo pensado y organizado.
2018 y 2019 vendrán cargados de mucha energía por nuestra parte, pero… mejor saborear el momento y dejemos que el futuro nos sorprenda.
Texto: Eloy Pérez