Como Alex Turner ha estado haciendo el gamberro lascivamente en The Last Shadow Puppets y Matt Helders —no nos olvidamos de Late Night Tales y su selección negroide— ha hecho lo propio con Iggy Pop y Josh Homme en esa aventura fantástica que llevó por título Post Pop Depression, no da la sensación de que Arctic Monkeys lleven un lustro sin publicar un disco, sin ser noticia de primera plana. En su caso, el paso del tiempo ha jugado a favor, la leyenda se ha alimentado, las ganas han aumentado. Sin mover un solo dedo han vencido a otros que no han parado de moverse encadenando errores. Eso tiene mérito, ni el mejor de los estrategas de marketing habría elaborado un plan más perfecto. Arctic Monkeys lo único que tienen que hacer ahora es meter poco la pata, dirigirse en una o varias direcciones —no será la primera vez que lo hagan—, y no dejar atrás ese espíritu rebelde, no aburguesarse. Porque ese es el peligro real cuando una banda como esta se convierte en un transatlántico de tales dimensiones, morir por exceso de codicia o bien por desgana.
De momento, ya han anunciado a bombo y platillo su presencia en los festivales más multitudinarios. Y a tenor de lo que ofrece Tranquility Base Hotel & Casino evolucionan hacía algo más elegante e íntimo, la respuesta positiva a «Nº1 Party Anthem», la pieza a partir de la cuál construían un lenguaje nuevo abriendo otros canales de comunicación. Inevitablemente, se nota que lo que han parido últimamente les ha llevado hasta aquí, no es tan profundo como Everything You’ve Come to Expect de The Last Shadow Puppets, pero coincide en alma. Alex Turner canta como un crooner en clave moderna, se viste de Elvis y acaricia la figura de Nick Cave y, quizás porque Matt Helders convivió con Iggy Pop, se parece a este cuando se enfila al abrevadero de la chanson francesa: el espíritu de Serge Gainsbourg sobrevuela en «Science Fiction» y «Batphone» con unos arreglos que recuerdan descaradamente los de Histoire de Melody Nelson.
Por «Star Treatment» caminan con paso firme, mientras que en «One Point Perspective» le dan una palmadita a la música negra, con un ojo puesto en el sonido Filadelfia. Cuando llega a destino «Golden Trusks» la fórmula se ha asentado, seguros y por el carril central, acentuado más aún en «Four Out of Five» (otra vez planea Iggy). Sin duda alguna, su canción más ambiciosa y certera. Finalmente, cuando ya expira «The Ultracheese» nos imaginamos a Turner como a una estrella, de rodillas mirando al cielo con el cable del micro rodeando su cuerpo.
TONI CASTARNADO
