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Machine Head, Razzmatazz (Barcelona)

 

 

Casi agotadas las localidades para ver a la banda de Robb Flynn, uno de los pocos supervivientes del renacer metálico de los noventa. Casi veinticinco años han pasado desde la publicación del imprescindible Burn My Eyes, y visto lo visto no hay lugar para el más mínimo resquicio de duda de que siguen en un estado de forma envidiable.

Casi tres horas de concierto, en una velada que ahorra en teloneros para ofrecer todo lo que se espera de Machine Head; clase metálica de primer orden. Porqué lo que ofrecen y proponen Robb Flynn y los suyos es la dignificación de un género y la sublimación de todo lo bueno que hay en el metal. Con un montaje escénico a la altura de las circunstancias la banda tomó las tablas sobre la hora prevista arrancando con la clásica «Imperium» y a partir de ahí fue un largo viaje por la historia de la banda con parada en casi todos sus discos y por supuesto con especial hincapié en su reciente obra Catharsis que no ha dejado satisfechos a una parte de sus seguidores.

Quizás de entrada el sonido no fue todo lo bueno que uno se esperaba, pero poco a poco la cosa fue mejorando y con el empuje y ganas de la banda la cosa ya iba dirigida sin frenos hacia la maratón metálica. También es cierto que en un recital de semejante extensión se tiene que saber jugar muy bien con los tempos y las subidas y bajadas. Y ahí sí que hay que reconocer que la extensión jugó un poco en su contra, ya que interpretaron algunas canciones que quizá no hubieran sido necesarias por su poco aporte a la historia de la banda como «Darkness Within» o «Bastards», pero afortunadamente clásicos metálicos básicos como «Clenching The Fists Of Dissent», «Ten Ton Hammer» o la inmortal «Davidian» nos devolvían a la realidad de que estábamos asistiendo a un concierto de mucha enjundia.

Y si la concepción del espectáculo es inmaculada ¿Qué se puede decir de los componentes de la banda? Dave McClain y Jared MacEarchen son los perfectos escuderos de Robb Flynn en ambos lados del escenario tanto a nivel instrumental como estético mientras el veterano Phil Demmel desde atrás sostiene el armazón a base de técnica y fuerza con perfecta sobriedad y si el más mínimo aspaviento.

Con la sala a punto de ebullición llegó también una larga tanda de bises en la que el personal no paraba de jalear a la banda y de hacer mosh pits. A Robb Flynn se le veía agradecido de la acogida dispensada y finiquitó el extenso recital con la inesperada –pero muy bien recibida- «Block» y la ya también clásica «Halo». Punto y final a una velada metálica de corte profesional y de buen gusto a prueba de bombas. De hecho creo que Metallica si se hubieran quedado a este nivel de sala y popularidad hubiera hecho algo bastante parecido a este recital. Dignidad metálica contrastada.

Texto: Xavi Martínez

Foto: Marc Pagés

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