Llamémosle “supergrupo”, colectivo musical o unos cuantos colegas disfrutando juntos; sea como sea, Los William Folkners se visibilizan como un septeto por el que se pasean Erik Urquía, Robertez de Motociclón o miembros de Los Chicos y Fabuloso Combo Espectro entre otros. La motivación para tan lúdica reunión es explayarse fuera de sus eléctricos contextos con sonidos acústicos tradicionales norteamericanos. Una buena representación de ellos -siempre con ese espíritu arrebatado que les define- toma forma por fin en un álbum denominado A Birra España, que solo con su título ya delata otra buena parte de los ingredientes que adornan a la agrupación: el uso de la ironía con un encendido ánimo político. De una manera igual de huracanada -en su fondo- con la que ejerce de (porta)voz del proyecto, Guillermo Casanova (The Government) responde con profusión y calado sobre todo lo que rodea a estos “colegas de bar” armados de la mejor cultura popular. El día 6 de abril lo estarán presentando en la sala El Sol de Madrid.
Tras llevar ya unos cuantos años en activo no es hasta ahora cuando publicáis vuestro primer disco, ¿por qué es éste el momento elegido?, ¿había ya ganas de dar el salto a dejar registradas vuestras canciones?
Somos una banda que funciona a medio tiempo, sin prisas, aunque nos gustaría que fuera sin pausa. Siempre lo hemos entendido como un grupo de colegas que quedan en el patio de casa para echar una birra y tocar unas canciones, por eso quizás haya menos diligencia de la que acostumbramos con otros proyectos, por eso media un año entre la grabación del disco y su edición. Quedamos para planificar las cosas y al final el bebercio y la carcajada conquistan la escena, con lo que todo se cocina a fuego muy lento. Es decir, que la edición del disco en este momento no responde a una cuidada planificación, sino a cómo se han ido dando las cosas entre nosotros.
Buena parte de los integrantes de Los William Folkners venís de bandas más ruidosas y eléctricas, ¿al final este proyecto funciona en parte también para sacar esos gustos más clásicos que a lo mejor no tienen, o han tenido, cabida en esas otras formaciones?
En efecto, la banda surge tanto del colegueo, del capricho de tocar juntos, como de un interés por una fase preindustrial de la música popular, que como no podía ser de otra forma, conocemos a través del catálogo anglosajón, en concreto, a través de pillar el blues y tirar para atrás.. Otra cosa es que puedan en un futuro entrar más ingredientes menos anglo en la mezcla. Sea como fuere, creo que siempre habrá un elemento punk/rockero en el espíritu de la banda determinado por nuestras biografías musicales.
El grupo es un buen ejemplo de que ritmos y músicas de inicios del siglo pasado pueden ser realmente divertidas además de un mecanismo para hablar de cosas actuales, algo que creo a muchos todavía les pueda sorprender…
Pese a los recursos estéticos que utilicemos para escribirlas, las canciones no creo que pasen nunca de moda. Es un formato redondo para ambos, el entretenimiento y la reflexión sobre el mundo. Y claro, las músicas que nos inspiran, coloquiales y tabernarias, son un vehículo divertidísimo para hablar de lo que sea. La gente sonríe mucho al vernos y escucharnos, lo cual es también un valor en cualquier momento histórico. Y no les suena alienígena, hay coordenadas todavía muy cercanas para entender lo que hacemos.
Ya el título del disco, el diseño basado en etiquetas de cervezas, vuestro propio sonido… delata ese origen tabernario y beodo, aunque no único, en el concepto de la banda…
Nuestra biografía, escrita por Robertez, habla de nosotros como “un grupo de cierra bares en un eterno birra crucis”. Pues eso. Que vivan las tabernas.
La ironía y el humor son también ingredientes capitales en la banda, al margen de que supongo son características personales vuestras, ¿utilizarlas facilita de alguna manera poder cantar y decir lo que te da la gana?
Desde luego. Te quita responsabilidad respecto a lo que dices. Aunque para nosotros no se reduce a eso: también nos gusta hablar bien claro, sin dejar espacio a la interpretación, decir lo que queremos decir. A mí como letrista, antes de ser interpretado de forma culta por enteradillos, que tampoco me da el seso, prefiero que me llamen rojo, y cuando suceda, no me escudaré en “es una broma”, aunque haga gracia. No espero que haya consecuencias por decir lo que nos dé la gana, pero si las hubiera, las asumiría humildemente. De todas formas, creo que expresar con verdad lo que se piensa es importantísimo hoy día, y si entra suave, con una sonrisa, igual pues es que somos españoles y nos molan Mortadelo y Berlanga, todo eso de la risa congelada.
De hecho soléis tomar parte en eventos con una clara carga social-política, ¿notáis hoy en día ese riesgo de situarse ideológicamente de manera tan rotunda?
No debería de serlo, pero al parecer hay que tener tino. Me encantaría hablar del Borbón con la rotundidad de un Hasel o Valtonic, pero están los “demócratas” como para bromas. De verdad que sorprende todo este debate sobre la llamada “poscensura” en twitter mientras se encarcela a anarquistas por hacer fanzines o shows de títeres, y a comunistas por rapear con rabia, que es como mucha gente entiende que debe rapearse. Con respecto a lo musical, es una de las razones por las que intentamos ser lúdicos: por suerte o por desgracia, hay que serlo. El contenido politizado no ha gozado de la mejor prensa en España, cosa que nos hace rascarnos la cabeza. Pero desde luego que en cada proyecto en el que me encuentres escribiendo canciones encontrarás contenido político. Hace muchos años que llegó el momento de no callarse, de pronunciarse, pese a que nos pueda parecer fútil la idea de la estética como herramienta de emancipación, que lo es, no es inútil generar contenido cultural que cuente la realidad de otra forma. Y ahí seguiremos, funcione o no funcione, sea arriesgado o no. Aunque te diré que, a través de una agencia que nos consiguió varios bolos, hace nada tocamos en Guadalajara en una fiesta financiada por el ayuntamiento del Partido Popular, tuvimos la suerte de que los concejales se fueran antes de escuchar ninguna letra incómoda. Para otra cosa, con el Ayuntamiento de Madrid, se nos pidió suprimir «Sin país» para evitar titulares en OK Diario. Aunque no es país para rojos, supongo que es evidente que tenemos menos peligro que un cachorro de koala.
En el propio disco dejáis claro que quizás vivimos tiempos de demasiados “demócratas” de “A Birra España”…
Claro, no da buen rollo hacia dónde se dirige la democracia liberal occidental. Y no sólo es España, es lógico que una crisis sistémica global tenga su contrapartida en una crisis ideológica que haga tambalearse al sistema-mundo. Quizás nos pasamos de idealistas viendo ahí una oportunidad y la reacción no se ha hecho esperar. No hay espacio para muchas proyecciones positivas desde una lógica progresista o emancipatoria visto lo visto. El miedo es enorme y ahí se crecen los malos. A la izquierda liberal, ese socio obligado e infumable, ni se la ve ni se la espera, está aturullada con debates morales y sin proyecto, con su viejo truco de enarbolar la bandera de los derechos civiles para ocultar su abandono de los derechos sociales, que a mi juicio son igual de importantes, sino más, en una democracia. Así que sí, trancad bien las puertas, porque vienen los “demócratas”. Porque han caído de pie, con las instituciones a su disposición, con un discurso cada vez más rigorista, que no ve lo deliberativo como una necesidad política sino como un escollo que debe de sortearse con el uso de la fuerza. Ha vuelto Carl Schmitt y tiene representantes en el banquillo, trajes de chaqueta rellenos de suplentes jóvenes y vacíos. Ya son varios países en los que el recambio electoral, de lo mismo que ya había, está dispuesto mediante una suerte de rebranding, y si no gobierna ya, su crecimiento es efervescente.
La ya comentada versión «Sin país» de La Polla Records, ¿es la demostración de que las buenas canciones están por encima de géneros y son siempre susceptibles de ser muy bien adaptadas, como es el caso?
¡Gracias, majo! Desde luego que es un temarral, y la verdad es que los hay de sobra en el cancionero “pollil”. Para mí versionar a la Polla Records es un cierre de círculo. De ser un adolescente listillo que veía “obviedad y panfletarismo” en la obra de Evaristo, he pasado no sin baches a considerarle el letrista más honesto y formativo de su generación. Ese viaje ha sido propiciado por el contraste de experiencias entre ser un estudiante de artes con ínfulas a ser un trabajador del montón, generando plusvalía como todo quisqui, que se ha encontrado de frente con la verdad de las cosas y valora y mucho a quien nunca le ha mentido sobre cómo funcionan.
Ese evidente espíritu musical divertido y lúdico que manejáis sin embargo no enmascara la cruda realidad de la vida, como reflejáis en «Pan duro»…
En «Pan duro» le hablamos a gente a la que nadie le habla nunca, a no ser para ponerles a parir por las pintas, o por los gustos, o por hacer las burradas que hemos hecho todos: la gente adolescente. En general nos sorprende lo limitados temáticamente que están los discos hoy en día especialmente en España, con una cultura romántico-céntrica que hace que la radio huela a pies.
El disco, pese a la presencia de una estrella internacional como Mariconda, está grabado en la Escuela Musical de Vallekas y por “Mintxo” Alejos, el ingeniero de sonido de Rosendo… ¿Son decisiones premeditadas para demostrar un, digamos, orgullo de barrio y de lo local, o han sido casualidades?
Ha sido un poco como ha venido la mano, pero también forma parte del colegueo. Nos enorgullece decir de ambos que son amigos nuestros. Y me refiero a pillarnos chuzas juntos, a abrazarse, a reírse a carcajadas, a caerse al suelo, a bailar horteradas, a lamentar los excesos al día siguiente.
Intercaláis el castellano y el inglés a la hora de cantar, ¿hay algún motivo por decantarse hacia un idioma u otro en cada ocasión, quizás cuando queréis ser más explícitos en lo político tiráis del idioma propio?
Yo estoy intentando que el castellano sea más protagonista en general. Precisamente por lo que decía antes: responsabilizarme de lo que digo. También mola que la gente pille mínimamente lo que uno quiere decir.
A pesar de que presentaréis el 6 de abril el disco en la sala El Sol, los lugares en los que soléis actuar incluyen muchos alejados del habitual circuito rockero, ¿hay en el proyecto una vocación por recuperar cierto espíritu popular y acercar la música otro tipo de público o tiene mucho de la propia necesidad de tener que recurrir a lugares así para actuar?
La verdad es que la experiencia de tocar en mercados, en el Ateneo Republicano de Vallecas, en librerías, o en una movida del Síndrome de Touret, es algo que no queremos dejar de hacer. Es económicamente problemático, pero forma parte, en efecto, del espíritu de la banda. Acercar la música a públicos que no frecuentan garitos. Nos sale un poco rana, porque quienes vienen a esas fechas son en su mayoría gente que viene a vernos en sala. Pero bueno, hay que agradecer a Robertez, que es el alcalde de Vallecas, todas las oportunidades que nos ha ofrecido y ofrece para añadir una nota musical en iniciativas no necesariamente dentro del circuito. Por eso seguimos estando encantados de hablar con cualquier organización de barrio para que cuenten con nosotros en sus fiestas.
Kepa Arbizu