Tras un disco como Promrose Garden cualquier músico hubiese enloquecido, por las buenas críticas, por la atención general y, sobre todo, por las expectativas futuras. Oír cientos de voces que te dicen cómo y hacia dónde debe ir tu música, escuchar ofertas a las que no estás acostumbrado, y de esa manera, tener la serenidad y la capacidad para escoger libremente no es tan fácil, hay que ponerse en su piel. Y por si había dudas, Ryley Walker las disipó todas tras la presentación de Golden Sings that Have Been Sung, realmente hizo lo que le apetecía, un álbum intimista, pausado, con más connotaciones folk. En cambio, con Deafman Glance continúa remando por aguas tranquilas, pero con una diferencia; le sale la vena jazzy que lleva dentro, incluso el espíritu de las jam bands con signos hippies tipo Grateful Dead. El músico de Chicago deja claro que lo importante para él es sentirse a gusto con lo que graba, no busca agradar a todos para estar con letras más grandes y arriba en los carteles de los festivales. Prefiere experimentar —en «Accomodations» se sitúa a medías del krautrock y el post-rock— , cercano a la música de vanguardia, pero sin esperar nada a cambio, ni aplausos ni grandes elogios, se conforma con la satisfacción de quien empalma «In Castle Dome» con «22 Days» como presentación y se queda tan ancho.
TONI CASTARNADO
