Dicen que la ignorancia es atrevida, y el periodista musical tuerce el morro ante su desconocimiento del veterano artista a reseñar: ‘’Si después de tantos años no lo conozco, no será para tanto’’. Y tan atrevida, porque aunque una rápida búsqueda en la red confirma su estatus de leyenda oculta, no hacía falta molestarse para comprobar su altura artística. Call Me Lucky no necesita presentación para afirmarse como un soberbio tratado musical que parte del blues acústico para llegar mucho más allá de cualquier etiqueta. Apoyado en su maestría a la guitarra, Smither desgrana la lúcida, sombría y serena visión vital de un artista con cuarenta años de carrera de culto. Canciones enormes como «Nobody Home», «Lower the Humble» o «Down to the Sound» conviven con reinvenciones de «Maybellene» en clave menor, triste como Chuck Berry no podría imaginar, o «She Said, She Said», en la que descubre significados que Lennon pudo aprender con los años. Esa sabiduría que da la edad también aflora en «Everything On Top», precioso himno relativista (‘’lo que ahora está arriba es lo que antes llamábamos underground’’), que en la desmelenada versión eléctrica aúlla como un Paul Westerberg añejo. Los que conocen su discografía opinan que es su mejor disco hasta la fecha. No puedo afirmarlo, pero sí que Call Me Lucky transciende géneros como solo los grandes pueden hacer, y que pone deberes inexcusables al cronista ignorante.
CARLOS REGO
