El caso del ‘bluesman’ Rick Estrin es, cuanto menos, curioso. Ha estado siempre –o casi siempre, pero eso ya lo veremos– donde tenía que estar: en el meollo de Chicago, entre todos aquellos grandes nombres que han escrito la historia de la música blues con mayúsculas. Y, sin embargo, el suyo propio ha llevado a sus seguidores en múltiples ocasiones a la confusión. Parece que eso es lo que sucede cuando eres el protagonista de una banda que lleva el nombre de otro. Rick Estrin & The Nightcats fueron, no por poco tiempo, Little Charlie & The Nightcats, una formación obligada a reformularse tras la marcha de su guitarrista Charlie Baty hace ya diez años, y un músico –Rick Estrin– forzado a darse a conocer, por segunda vez, ante su propio público.
Pero hoy, la historia ha cambiado, y con el reciente Groovin’ in Greaseland (Alligator, 2017) bajo el brazo, el músico de armónica es el invitado de honor en la inauguración del Festival Blues & Ritmes de Badalona: blues salvaje, gospel puro, country de autor, rock argelino y soul británico en esta coctelera de géneros que alcanza su novena edición. Las cita es el próximo viernes 16 de marzo con Rick Estrin & The Nightcats en el Teatro Principal. Las entradas para este concierto son gratuitas, se pueden recoger los jueves, viernes y sábados en las taquillas del Teatro Zorrilla, de 18 a 20:30 h.
Le seguirán The Como Mamas (17 de marzo), Jim Lauderdale (18 de marzo), Rachid Taha (23 de marzo) y The James Hunter Six (25 de marzo).
Al escuchar Groovin’ in Greaseland, lo primero que pensé fue que lo habías vuelto a hacer: otro gran disco de blues con letras ingeniosas y divertidas.
Siempre he tenido mi propia forma de ver las cosas. A veces soy gracioso y algunas veces la gente piensa que soy gracioso cuando estoy tratando de hablar en serio. Es lo que me inspira mi percepción de la realidad.
Tras toda una vida dedicada al blues, ¿sientes que ha evolucionado desde su aparición como música popular?
Creo que la música blues definitivamente ha cambiado. Hoy en día hay mucha más influencia del hard-rock en el blues que cuando empecé a tocar esta maravillosa música en la década de los ’60. Aunque reconozco que todavía prefiero escuchar grabaciones de los grandes de la década de los ’30 hasta los ’60, que a los grandes del siglo XXI.
Tengo entendido que fue Filmore Slim quien te presentó a Rodger Collins, tu mentor en la música y su industria.
Ése fue un momento muy emocionante para mí. Conocí a Filmore y a Rodger cuando era adolescente, y ambos siguen siendo buenos amigos míos hoy en día. Realmente, me llevaron a la “escuela”, en el sentido amplio de la palabra. No sólo en lo que respecta a la música, sino también sobre la vida en general. Rodger me enseñó mucho sobre el oficio y la disciplina de la composición de canciones. También me enseñó sobre el mundo del espectáculo: sobre la parte del espectáculo, pero también sobre el negocio comercial que hay detrás. Y, por último, tanto Filmore como Rodger me educaron también sobre las mujeres.
También tocaste con Muddy Waters, pero nunca llegasteis a hacer una gira juntos. ¿Cuál es la historia detrás de esto?
Cuando tenía 20 años, decidí probar suerte en Chicago. En 1970 todavía era el mejor de los escenarios: Muddy Waters y Howlin’ Wolf aún estaban petándolo, Junior Wells y Buddy Guy se encontraban en su mejor momento… ¡Todas las noches de la semana podías ver a gente buenísima! No importaba dónde, si en el lado sur, en el oeste, ¡donde fuera! Había incluso algunos clubes en el norte donde se tocaba blues. Y allí los podías ver a casi todos: Otis Rush, Hound Dog Taylor, Johnny Young, Jimmy Rodgers, John Littlejohn, The Aces, J. B. Hutto, y la lista sigue y sigue…
A lo que iba: por aquel entonces, Cary Bell estaba tocando con Muddy. Cary, que me había escuchado en Theresa’s Lounge, me dijo que iba a dejar a Muddy, y me sugirió que me pasara por el Southerland Hotel ese fin de semana. Creía que, si Muddy mostraba interés, podría darme al menos un par de conciertos. Así lo hice, y en el descanso después de tocar, Muddy me llamó a su mesa y se puso a sacudirme el dedo en la cara –algo muy propio de él–. Me dijo: “¡Eres un chico con vista! ¡Tocas como un hombre, chico! ¡Tienes ese sonido, muchacho! ¡Tienes mi sonido!”. En ese momento yo estaba en una nube. Muddy me cogió el número de teléfono, que en realidad era el número de la chica que pagó mi billete de avión a Chicago, y me dijo que no me fuera de la ciudad en las próximas tres semanas. Esperé un poco… pero me impacienté. Le pregunté al “manager” de Cary, Bruce Iglauer, un pre-Alligator, si Cary iba realmente a dejar a Muddy. Bruce dijo que no, así que volví a California por un tiempo.
La siguiente vez que vi a la banda, Fuzz, el bajista, me dijo: “¿Qué te ha pasado? ¡Se suponía que estarías con nosotros y te largaste!”. En ese momento me dolió, pero mirándolo con retrospectiva, todo se resolvió de la mejor manera posible. A esa edad, yo era muy joven y salvaje para manejar realmente cualquier cosa tan grande. Probablemente, hoy estaría muerto.
Pero entonces conociste a Charlie Baty…
Fue un día de 1973… Recibí una llamada telefónica de Little Charlie. Había oído hablar de mí y quería conocerme. Me sobornó con un 45 rpm de Little Walter, «Don’t Have To Hunt No More» B/W «Tonight With A Fool». Fue genial conocerlo porque por aquel entonces había muy poca gente que estuviera realmente interesada en la música blues. Nos volvimos a ver un par de años después y hablamos sobre la posibilidad de tocar juntos. Cuando finalmente lo escuché tocar la guitarra, quedé impresionado. ¡Era un músico increíble! Ya era un gran músico de armónica, pero también se estaba convirtiendo en un gran guitarrista.
¿Cómo te sentiste cuando decidió abandonar la banda? ¿Todavía seguís en contacto?
Cuando Little Charlie me dijo por primera vez que iba a dejar la banda, ni siquiera le creí. ¡Habíamos estado tocando juntos durante más de 30 años! Pero cuando entendí que hablaba en serio, supe que tenía que empezar a establecerme bajo mi propio nombre. Después de 30 años al frente de la banda, ¡la mayoría de la gente creía que yo era Charlie! Así que grabé un proyecto en solitario llamado On The Harp Side e hice un DVD de instrucción de armónica. También hice una gira por Brasil y Argentina con músicos sudamericanos. No sabía exactamente lo que iba a hacer, pero sabía que tenía que conseguir que la gente conociera el nombre de Rick Estrin.
Charlie y yo todavía estamos en contacto. Little Charlie y yo siempre estaremos en contacto, ¡y muy felices de que así sea!
Texto: Borja Figuerola