Lo nuevo de George Xylouris (hijísimo del icónico Psarantonis) y el australiano Jim White (personalísimo percusionista de Dirty Three) es la lógica evolución de un proyecto destinado a dinamitar las bases de la world music. En el imaginario de este tándem vertebrado sobre toda una estirpe de reivindicadores de la cultura helénica caben las etiquetas, pero de una manera abstracta e infiel a los viejos presupuestos del rebético tradicional.
No hay duda de que Xylouris White se aferran a las raíces, pero lo hacen para acabar arrancándolas de cuajo en un ademán de rebeldía cuasi punk. Este sentimiento vitriólico los acerca más a unos Einstürzende Neubauten del bluegrass que a los viejos mitos del klezmer. Algo así como depurar las bases del clásico «Two Small Blue Horses» de George Romanos a través del filtro de una banda de post-rock. Quizás por eso su propuesta se antoje tan fresca pese al halo tradicional que arrastran las composiciones.
En términos de reinvención de la música tradicional mediterránea, discos como «Goats» o (Other Music, 2014) o «Black Peak» (Bella Union, 2016) aportaron un claro punto de inflexión a las “música del mundo”, epifanía que ahora se concreta en «Mother» de una manera casi orgánica, como el mismo título sugiere. Xylouris White están preñadísimos y encaprichados con este rico crossover de jazz, folk y roots-music, nueve cortes producidos por el habitual Guy Picciotto (Fugazi) y donde músculos y nervios se trenzan alrededor de una sensibilidad polvorienta y sangrante, mucho menos expansiva de lo habitual y más cargada de mensaje que nunca. Cómo hacerte un griego y que te guste. Una pequeña gran joya.
Emilio R. Cascajosa
