Regresa la norteamericana asentada en Toronto después de un aclamado Half Free (2015) que la llevó a pasear sus reivindicaciones feministas por medio mundo. Meghan Remy es la artista, pero, ante todo, es el nombre de la mujer comprometida que en este poema sin límites retrata sus quebraderos de cabeza. A base de soul-pop, disco-pop, funk-pop, y todo lo que se acompañe de pop, retrata el gasto militar de los EE.UU. en «Mad as Hell» y alienta a las mujeres a vengarse de sus agresores en «Velvet 4 Sale». Y, sin embargo, lejos de lo que pueda parecer, el elepé es agradable de escuchar, pero dulce hasta la saciedad. Por eso mismo, el disco se pone más interesante cuando las melodías oscurecen con la música (sirvan «Rosebud» o «Incidental Boogie»). Alguno oirá en «Poem» esencias de la b.s.o. de Drive, y aunque títulos como «Pearly Gates» o la psicodélica «Time» transpiran personalidad propia, otros («L-Over») remiten demasiado a la Norah Jones de Little Broken Hearts (2012). ¡Atención! Nadie dice que eso sea malo, ni que ese sea un mal disco (¡en absoluto!). Pero, a grandes rasgos, le resta originalidad y capacidad de sorpresa al conjunto. Eso sí, desde luego servirá a los que acudan a él sabiendo de antemano qué andan buscando.
BORJA FIGUEROLA
