Bid está sufriendo en sus propias carnes las peligrosas secuelas de la hiperactividad. Siendo como fue bienvenida su decisión de reactivar con tesón a la banda que le situó en el mapa, con brillantes resultados además, empiezan a surgir las dudas entre su militante grupo de seguidores: nuestro hombre sigue manteniendo un estimable nivel de creatividad, y defiende con solvencia esa mezcla de pop catedralicio, ramalazos psicodélicos y dibujos instrumentales orientales, cierto, pero algo empieza a fallar en la ecuación. ¿Será el autoimpuesto alto ritmo de procreación discográfica? ¿O le perjudica el recrear las mismas melodías una y otra vez, sin tiempo para tomar cierta distancia y poder valorar en condiciones sus nuevas creaciones? Sea como fuere, tras unas estregas que rozaban los logros de sus discos clásicos, este Maisie World, ubicado entre nuevas referencias, discos de descartes y antologías varias, supone un innegable paso atrás, un pequeño traspiés. Sin errores de bulto, cierto, pero carente de temas memorables. Una tras otra se suceden las piezas, y la emoción se resiste a aparecer, ocupado su lugar por una molesta sensación de rutinario cumplimiento de contrato. Siendo generosos, uno se quedaría con «Silence Is Rusty», single perfecto que brilla con luz propia.
ALFRED CRESPO
With the greatest respect, as just about everyone, fans and reviewers, have raved over this album, saying it is the best since they reforned, the it does seem that your opinion, is, very much, in the minority.