Hay un dicho popular en Estados Unidos: si funciona no lo arregles. Bob Seger lleva demasiados años tocando para un público muy blanco y pulcro. ¿Le funciona bien? A rabiar. Cada gira es un éxito de taquilla, porque además no quema a su audiencia, ya que espacia mucho tiempo entre ellas. En cuanto a los discos de estudio, el tipo es consciente de que ese público que le hace ganar millones en ventas de tickets y ‘’merch’’, compra CDs muy de tanto en tanto. Pero no queremos espantar a esos pocos arriesgando, ¿verdad? Porque seguramente el que compre discos actuales de Seger es el mismo que se agencia los de Jimmy Buffett y, en plan extremista, los de Kid Rock. Bob perdió la garra, el gusto y el talento. Es un hecho. Pero si al menos decidiese rodearse de gente valida (Ethan Johns de productor y The Strypes de banda de acompañamiento, por ejemplo), salvaría unas canciones que tienen poco de salvables. Intentar buscar algo emocionante en I Knew You When es perder el tiempo. Es más inspirado que todo lo que ha hecho Bob desde principios de los ochenta, pero es que el nivel era muy bajo. Hay bases rítmicas que parecen procedentes de esa década, los músicos destilan perfume barato y la producción es plana y carente de virtudes. Emociona únicamente con «Glenn Song», dedicada a su amigo Glenn Frey. Y es que quizás debiera desnudar sus canciones hasta el hueso en lugar de intentar facturar un álbum de rock, pues suena mucho más natural en esa tesitura. Aunque me temo que este ha sido el último álbum en su carrera. Me pregunto por qué.
SERGIO MARTOS