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The Strypes, sala BUT (Madrid)

 

 

Parece mentira, pero estos tiernos zagales, cuyos imberbes rostros dan inequívocas pistas sobre su lozana juventud –poco más de veinte primaveras–, cuentan ya con tres loables obras de estudio, trufadas de canciones como soles. A esto súmenle un directo impecable. Maduro, enérgico. Perfectamente hilado. Su fecha madrileña resultó particularmente entrañable, aunando un público heterodoxo y de amplio rango de edad. Padres e hijos, unidos por el rock and roll. Hubo espacio para muchos palos del rock británico de toda la vida. Pub-rock –por momentos pareció asomar el espíritu de Lee Brilleaux–. The Jam –¿realmente no es el joven bajista de los irlandeses una reencarnación de Bruce Foxton?–.

Contemporáneos como Arctic Monkeys e incluso los primeros XTC, especialmente en las canciones de su último largo, más orientado al nutritivo power-pop de hace cuarenta años. Su evolución va del Maximum R&B de sus primeros pasos –poderosas «Rollin´and Tumblin’» y «Hometown Girls»–, a la actual querencia por ese pop enérgico que tan bien han sabido asimilar –impecables «Behind Cosed Doors» y «Easy Riding»–.

Y como se atreven con todo, son capaces de sacarse de la manga un medio tiempo-chicle como «Great Expectations», sin pecar de almibarados, sino todo lo contrario. Hablamos de una pedazo de canción con pátina de clásico moderno. A poco que mantengan el mojo trabajando a un nivel similar, sin perder la curiosidad por picotear de otras fuentes pero tampoco el norte, estamos ante una banda enorme a la que no va a haber quien la pare.

 

Texto: Daniel González

Foto: Salomé Sagüillo

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