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Metallica, Palau Sant Jordi (Barcelona)

 

Metal Por Tu Culo, así iba a llamarse el álbum debut de Metallica. Esa era la actitud con la que estos tipos se enfrentaban al mundo en los primigenios y virulentos años del thrash metal a principios de los 80s; y menos mal que el bueno de Jon Zazula de Megaforce usó la cabeza y les convenció de usar el igualmente violento pero menos controvertido nombre de Kill’em All. Pregunta: ¿que queda hoy de todo eso? Han pasado 35 años desde aquel debut, y durante gran parte de esta carrera, Metallica han llegado a ser la banda de metal más grande que ha pisado –y seguramente pisará- este planeta. Con grandes aciertos y grandes errores. Pero nunca algo tan underground –el thrash metal era asunto de iniciados para iniciados- ha sido llevado a dimensiones tan colosales. Afortunadamente, Metallica han encontrado maneras más efectivas de introducir el metal en los cuerpos y las mentes de su enorme audiencia. Esto es metal para las masas, sin duda alguna, pero de una calidad incuestionable. El show de Metallica está en la liga de U2, Foo Fighters o los Stones, pináculo de la industria del entretenimiento. Es seguramente la única experiencia de metal que mucha gente tendrá en su vida, y quiero creer que la puerta grande por la que introducirse en la música del diablo.

Lo visto en el repleto Palau Sant Jordi es una experiencia sensorial apabullante, tan memorable y entretenida como artísticamente arriesgada. Metallica perfectamente podrían tener tres set lists de grandes éxitos, y sin embargo salen a defender a pecho descubierto su último disco, Hardwired…To Self-Destruct. Siete canciones, más de la tercera parte del repertorio. Dos directas a la yugular, con el comienzo sin concesiones de «Hardwired» y «Atlas, Rise!», para que queden claras las intenciones. Las canciones nuevas tienen momentos que oscilan entre la brillantez escénica y musical (esos drones luminosos de «Moth Into Flame»), sobriedad en «Confusion» y resultados discultibles en las percusiones de «Now That We’re Dead», cosa que sólo parece quedarle bien a Sepultura o a Stomp.

Sorprende lo bien que funcionan estos temas, especialmente entre la audiencia más joven, casi la mitad del aforo según la encuesta de un James Hetfield pletórico como frontman, arengando con autoridad desde la cruz del escenario de 360 grados. Discutible podría también ser el homenaje a Peret en el espacio de Trujillo y Hammet. Sin entrar en terrenos pantanosos, Barón Rojo hubiese funcionado perfectamente bien como en Madrid, y hubiese sido mucho más apropiado en términos metálicos.

Sí fue justo y emocionante el tributo a Cliff Burton con un fragmento de «Anesthesia», y sorprendente –al menos para este escriba- la reacción del público cantando a capella «The Memory Remains», de la controvertida era de Load y Reload. También lo fue la inclusión de «Through The Never», un tema que ha ganado con los años, eslabón perdido entre el Black Album y el venerable pasado. Desde este, apenas dos canciones desde Master Of Puppets, y sólo una desde Ride The Lighting, junto a «Seek and Destroy» y «One» momentos centrales en todo show de Metallica. Y si, a la salida, un veterano me decía que le hubiese gustado escuchar «The Four Horsemen».

Está jodido, a mi también. Pero no puedo más que rendirme a la evidencia de cada vez seremos menos los que pediremos estas cosas. Me conformo con «Breadfan» de Budgie, que nunca estará mal. Una banda que abre los bises con «Spit Out The Bone» del último disco, antes de «Nothing Else Matters» y «Enter Sandman», aún tiene mucho fuego en sus entrañas, y se entiende el baño de masas final, de faena realizada. En ese momento, Lars Ulrich recordó su primera visita a Barcelona, allá en Enero de 1987. He aquí la respuesta.

 

Texto: Daniel Renna

Fotos: Xavi Mercadé

 

 

 

 

 

One Comment

  1. Estuve en el concierto del 87, uno de los primeros con Jason al bajo, de hecho se suspendió la primera fecha porqué Cliff murió, yo tenía 16 años y claro: fue uno de los mejores conciertos que recuerdo de esa época en el Palau d’esports. Metal Church de teloneros. No he ido al último concierto porqué no me puedo permitir gastar el pastón de la entrada, pero creo que han envejecido con cierta dignidad y lo que he visto en youtube suena bien….aunque no se puede comparar con el tour de master of puppets que vi en el 87, era otra época que no se puede recuperar.

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