Encuentros

The Black Crowes y la recurrente comedia del rock’n’roll

A menos de un mes de una nueva visita del cuervo negro mayor, Chris Robinson, recuperamos esta entrevista que realizó Ignacio Juliá en el año 2001 en persona, en la presentación londinense del álbum Lions. Un entrañable relato de una época que puede sonar muy lejana pero que sigue muy viva. Estas son las fechas de la gira 2018: 05/03 Sala But (Madrid), 06/03 Sala Bikini (Barcelona) y 07/03 Kafé Antzokia (Bilbao).

Tras las batallas legales para abandonar el sello Columbia y una revitalizante gira con Jimmy Page, los de Atlanta volvían a primera línea la primavera de 2001 con nuevo sello, álbum y amigos. V2 publicó el rotundo Lions y, para celebrarlo, los Robinson giraron por EE.UU. con otros famosos hermanos, los Gallagher. Estuvimos en la presentación del disco en Londres.

El primer error fue organizar un evento —por rigurosa invitación— con derecho a barra libre. En el Scala, el mismo teatro convertido en club donde los Stooges fueron inmortalizados por Mick Rock, véanse las fotos de Raw Power. Los prolegómenos recordaban tiempos mejores: tres go-gos semidesnudas bailando en un inalcanzable altillo, cerveza a raudales y licores fluyendo libremente, banda sonora a base de MC5, Mott, Sonics y demás fieras. Sin embargo, cuando finalmente caía el telón en el que había temblequeado el psiquedélico leoncio de la portada, los Black Crowes se veían expuestos a un cuerpo a cuerpo con el público del que solo iban a salir bien parados con mucha tenacidad. Pronto se oyó la queja de un beodo fan: ‘’¡No se oye la voz…!’’. A lo que un sobrado Chris respondía: ‘’Estáis privando gratis, y la voz se escucha bien. Me preocuparía si hubieras pagado entrada, pero estás en nuestra fiesta…’’.

Feo por ambas partes: protestar uno, rebotarse el otro. El segundo error, ¡ay!, sería invitar a escena a Noel Gallagher. El solo de dos notas que perpetró el cejijunto coco de Oasis sonaba a parvulario frente a la setentera fluidez del guitarrista de dorados ricitos Rich Robinson. De haber invitado a la abuela de Jimmy Page -—o a la actriz Kate Hudson, esposa de Chris, la groupie protagonista de Casi Famosos— todo hubiera ido mejor, pero… ¡aaarrrggghhh, un Gallagher! Un sentimiento de soterrada sorpresa se palpaba entre sus seguidores más acérrimos, allí congregados previa captura de invita en concurso radiofónico o similares, que veían el acto casi religioso del reencuentro con ‘’su banda’’ convertido en noticia publicable en Hello! Fue como si, en los setenta, Led Zeppelin hubiesen subido a Elton John a escena para que tocará su piano en «Whola Lotta Love».

El tercero y último, en realidad el error de base, es no haber comprendido que un álbum tan inspirado, genuino y abigarrado como Lions no necesita de tales montajes. Emborrachar a mil personas y darles cuerda hasta altas horas de la madrugada no necesariamente ayuda a comprender mejor las cualidades del producto a la venta, en todo caso emborrona el recuerdo de la promocional velada. Los Black Crowes tocaron durante una hora los temas del álbum —sin que faltaran el single «Lickin’», los potentes «Midnite from the Inside Out» y «Cosmic Friend», o el entusiasta gospel «Soul Singing»— y unas pocas canciones de antaño, con actitud y sonido acordes con su reputación, es decir, anticuados pero no rancios. Descargaron como poseídos y se fueron por donde habían venido…

El día antes tuvo lugar la entrevista. Chris Robinson aparece con andares despistados, enfundado en pantalones acampanados y camiseta diseñada a lejía, el cráneo tocado por una astrosa gorra de lana con badges rastas, y unas Ray-Ban de época. Parece un finalista en el imaginario concurso Viste a tu Rock Star Favorita. Enseguida se dispara en rabiosas diatribas —en un tono jocosamente divertido que me recordó a Peter Sellers parodiando a una tópica ‘’rock’n’roll star’’— contra la industria discográfica, Lenny Kravitz y Aerosmith, Internet y su puta madre. Sabroso material periodístico, sin duda, como su música reflejo de otras épocas en las que el artista, fuera de escena, tenía cosas que decir. O las improvisaba…

Lions suena a renacimiento, es un potente reclamo para quienes os habían perdido la pista…

Nunca hemos parado. Nuestra música representa todo aquello que nos pasa en cada momento. En el anterior álbum, By Your Side, las cinco primeras canciones las escribimos para la discográfica. No totalmente, pues siguen siendo nuestras, pero en comparación con el nuevo álbum no suenan tan profundas. Estoy harto de cómo funciona el negocio musical y, con este disco, nos hemos planteado que, si la respuesta del público es buena, seguiremos adelante, de lo contrario, si la gente no quiere escuchar esta música, lo dejaremos. Los Black Crowes han sido una gran experiencia, amamos hacer música y, de hecho, nos entregamos a ella hace ya muchos años. Esta banda siempre defendió la libertad creativa y la independencia de hacer musicalmente lo que queramos. En este sentido, Lions resume esta última década de trabajo y, si a la gente le gusta, también la posibilidad de llegar en el futuro a lugares en los que no hemos estado. Vivimos una transición que adquiere un sentido, pues el álbum trata precisamente sobre la transición. Hay una conexión profundamente emocional con este disco.

La producción de Don Was habrá ayudado lo suyo…

No, la producción es solo colorido y estilización, la verdadera base del disco son las canciones. By Your Side no suena mal, pero no suena orgánico; tocábamos para otros, no para nosotros. By Your Side trataba de ser soltero en Nueva York, clubs afterhours, cocaína y mucho alcohol. El nuevo disco no tiene nada que ver con eso, trata de enamorarse profundamente, de alguien que ha visto cómo cambiaba su vida. Son cosas totalmente distintas.

¿Cómo ha evolucionado en esta década el tándem compositor que formas con tu hermano Rich?

Seguimos más o menos igual. Él toca algo que me excita, que me hace sentir distintas emociones, esas que me motivan a cantar y escribir letras. En ese aspecto no ha cambiado. Creo que simplemente hemos ido mejorando, ahora hay más comunicación entre nosotros y eso hace las cosas más fáciles. Todavía discutimos y tenemos opiniones diferentes, pero en lo básico queremos lo mismo.

Se aprecia una mayor variedad de sabores en Lions, ¿fue intencionado?

Esta vez hemos podido hacer lo que queríamos, pero tampoco es tan distinto de otros discos. «Virtue and Vice», la última canción del anterior álbum, encajaría musicalmente en Lions. No es un cambio tan dramático. Simplemente ya no hacemos discos para Columbia, este lo hemos hecho para nosotros. Nadie nos ha dicho que sonemos como en Shake Your Moneymaker, sino como queramos. La razón por la que estaría dispuesto a dejarlo, y no cantar una nota más, es el negocio musical y lo repugnante que es toda esa gente. ¡Están llenos de mierda! No entienden que si quisiera hacer dinero y ser famoso, sería gángster o político, no músico.

Siempre habéis luchado por esa independencia.

Lo que resulta extenuante. Cuando esta banda muera y mis experiencias se agoten, no podrás comprarlas. Nadie podrá comprar mis canciones. Las discográficas lo compran todo, y si te niegas a venderte y les dices no, se deshacen de ti. Siempre hay alguien dispuesto a hacer lo que tú no quieres hacer. Puedes negarte a comer un plato de mierda, pero detrás tuyo vendrá alguien que querrá comerse dos platos, y dirá ‘’gracias, ¿me he portado bien?’’. Nosotros no somos así.

El álbum en vivo con Jimmy Page parece ahora un buen ejercicio preparatorio para este retorno.

Fue bueno hacer algo sin la presión de ser los Black Crowes. Habíamos terminado la gira de By Your Side, donde teloneamos a Lenny Kravitz y Aerosmith. Nunca hubiera imaginado que acabaríamos haciendo esas cosas. Créeme, cada mañana, cuando pensaba que íbamos a tocar antes que Lenny Kravitz o Aerosmith, me preguntaba por qué lo hacíamos. Me repateaba hacerlo. Al final llegué a la conclusión de que lo hacía porque amo esta banda y esta música. No estaba dispuesto a dejarlo en aquel momento, esa es la razón de que hayamos hecho Lions. Y la razón de que hayamos tenido la libertad para hacer un disco que es exactamente la música que siempre he escuchado en mi mente. Como he dicho, excepto las cinco primeras canciones de By Your Side, que nunca más tocaremos, estoy muy orgulloso de lo que hemos hecho. Lions es el producto de diez, doce años de vivencias, aprendizaje y crecimiento. Si eres capaz de trasladar estas experiencias a un disco ya tienes un motivo para seguir adelante.

Seguís siendo los chicos malos del rock’n’roll en una época en que el rock parece totalmente domesticado y solo algunos artistas negros de rap se permiten ser políticamente incorrectos. ¿Os sentís solos?

Todas esas bandas de mediados de los noventa son totalmente corporativas. Las mismas caras, el mismo nombre, el mismo público. A nosotros se nos sigue considerando ‘’chicos malos’’ porque no nos vendemos. Es lo que nos hace diferentes. No soy un gilipollas, yo también quiero vender quince millones discos. Cuando No Doubt vendieron quince millones, la imbécil de la cantante solo hablaba en las entrevistas sobre su maquillaje y sobre por qué había roto con el bajista. No tenía nada más qué decir. Yo me metí en la música porque soy un artista: esta es mi expresión. ¡No tengo tiempo para dramas de instituto! Para mí la música siempre fue una manifestación personal. Si me tomo la molestia de hacer una declaración sobre cómo son nuestras vidas y qué pensamos de las cosas es porque creo que la vida es bella y no me interesa para nada el entretenimiento. No quiero que me entretengan, quiero una celebración, una experiencia.

El rock’n’roll solía cambiar vidas, cambió la mía, pero ya no tiene ese poder.

Nuestra música no cambiará el mundo, pero cambiará tus tardes y hará que tu semana sea mejor. Cuando la gente compra una entrada para un concierto de Black Crowes sabe lo que va a ver, y sabe que vamos a intentar por todos los medios que aquella noche sea muy especial. A eso me refiero cuando hablo de una celebración.

Desde vuestra actitud, ¿cómo veis al nuevo gobierno de EE.UU. y al impresentable de Bush Jr.?

No creo en el sistema político de mi país, no creo que lo que vemos en las noticias de la tele sea tal y como nos lo presentan, así que voy a agachar la cabeza. Para serte honesto, no me gusta ver las noticias, no quiero verme envuelto en las cosas que mantienen a la gente distraída de las mierdas que pasan a su alrededor. Se pierde demasiado tiempo en la política, y esa es una forma más de controlarte. ¿Crees que Internet te hará más listo? Te controla, no te hace más listo, simplemente sabes cómo hacer funcionar una máquina… ¡estás haciendo funcionar una jodida má-qui-na! ¿Recuerdas la era industrial? Ahora la clase media es una clase dirigida al consumismo, ya nadie disfruta leyendo, nadie disfruta de la comida, la música o la comunidad, solo disfrutan yendo al centro comercial para comprarse un suéter nuevo cada primavera. Eso es lo que ocurre y yo intento evitarlo en mi vida. La política la dirigen los medios de comunicación y, si me metiera en política, me sentiría horrorizado. Llevo desde enero viviendo en Inglaterra, mi esposa está rodando una película aquí, y he vivido la enfermedad de las vacas locas. Se acabó, ya apenas quedan animales vivos, ¡pero ahora hablan de cancelar los festivales de verano! Es todo propaganda.

Hablemos del Sur de los Estados Unidos, ¿hasta qué punto serían posibles los Black Crowes sin esa herencia?

Cualquiera que toque rock’n’roll utiliza una música que originalmente procede del Sur, pero aparte del lugar geográfico donde crecí no significa nada para mí. Nunca he pensado que nuestra música fuera abiertamente sureña en su sonido, excepto por el hecho de las músicas que me gustan, como el R&B y el soul, proceden de allí.

Vuestro padre fue músico, ¿qué piensa de lo que hacéis?

Mis padres están orgullosos de lo que hacemos. Cuando mi padre dejó la música profesional nosotros aún no habíamos nacido. Creo que ahora vuelve a disfrutar de la música a través nuestro. Vuelve a escuchar discos.

¿Cómo crees que va a percibirse la gira con Oasis? ¿Qué dicen vuestros seguidores de base?

Las entradas se están vendiendo más rápido que las de la gira con Jimmy Page. En América todavía hay gente que quiere ver música de verdad y creo que llegará un momento en que el gran público se cansará de escuchar rap y metal mezclados, esos horribles cantantes. ¡Ya está bien! La gente empieza a buscar otras cosas. Lo que nosotros proponemos es una velada con dos grandes bandas de guitarras, con grandes canciones, cuyos miembros son hermanos y se han metido en muchos líos. En cuanto a nuestros fans, no les gusta que toquemos con nadie. Lo único que nos piden es que toquemos cuatro horas.

¿Os veis, dentro de veinte años, envejeciendo bajo los focos como Aerosmith?

Aerosmith no entran en mi definición de dignidad. No me interesa seguir teniendo veinticuatro años toda la vida, soy feliz con la edad que tengo. Mis ídolos, la gente que sí tiene una gran dignidad, son Bob Dylan, Neil Young o Willie Nelson. Esos son mis héroes. Siguen haciendo música interesante y real. No montamos una banda para vernos limitados, el rock’n’roll mismo hace que podamos sonar de cualquier modo que queramos. Nos gustaría tener la oportunidad de hacer más música y de otros tipos. No creo que a Aerosmith les interese otra cosa que Aerosmith y tener un público de adolescentes que crean que son lo más. Si a un adolescente le gusta nuestra música, muy bien, pero no voy a vestirme de cierto modo para impresionar a una niña de dieciocho años. Tengo 34 y estoy felizmente casado. Lo que las discográficas no entienden es que esos críos no van a tener dieciocho años siempre. Me pone enfermo Bono y cómo le besa el culo al sistema, apareciendo en entregas de premios y diciendo que Destiny’s Child son un gran grupo. Si yo tuviera la pasta de Bono ni siquiera estaría en una discográfica; si tuviera la pasta que tienen U2 haría música que me interesase, no competiría con Boyszone y Britney Spears. ¿Y eso es un artista? ¡Que me digan qué coño es!

 

Texto: Ignacio Julià. Publicado en Ruta 66, nº 173, junio de 2001.

Fotos portada y directo: David Pérez Marín – Madrid 2016

 

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