En otros tiempos el tributo de Gregory Porter al añorado Nat ‘’King’’ Cole tendría todos los números para ser el disco más regalado de esta Navidad. Quién sabe, tal vez lo sea. Su historia es el sueño de cualquier publicista: chico negro que crece sin padre, escuchando hasta la obsesión los discos de Nat ‘’King’’ Cole que tiene su madre, imitando a la perfección a su ídolo y fantaseando en secreto con ser su hijo. Además su primera oportunidad musical le llega interpretando una de esas canciones. Todo muy sensiblero, al gusto del gran público americano tan adicto a esas historias de superación y final feliz. Pero con Porter consolidado como uno de los grandes del jazz vocal, este disco es más que un producto pensado para hacer caja. Sus interpretaciones de clásicos como «Nature Boy», «Mona Lisa», «Quizás, Quizás, Quizás» o «Smile», así como la revisión de un tema propio, «When Love Was King», y de «I Wonder Who my Daddy Is» de Gladys Shelley —grabada por el hermano pequeño de Nat—, son tan emotivas como sublimes vocalmente, reflejando su propia personalidad sin limitarse a copiar al maestro. Además los arreglos de Vince Mendoza y el acompañamiento de la London Studio Orchestra resultan esplendorosos, poniendo el punto justo de épica a unas canciones que no la necesitan pero la agradecen. Imprescindible para los que adoramos los discos de Sinatra con Nelson Riddle.
FIDEL OLTRA
