Encuentros

Josienne Clarke and Ben Walker, «Más allá del folk»

 

A primera vista son el clásico dúo folk con cantante de voz celestial, guitarrista virtuoso y ese ambiente melancólico característico en parte de la tradición de las islas británicas. A poco que se preste atención a sus grabaciones, sin embargo, es fácil de comprobar que son bastante más. Clarke es una cantautora con personalidad que va mucho más allá de las continuas comparaciones con Sandy Denny (basta con escuchar «Something Familiar», maravillosa miniatura de emoción discreta y reservada para confirmarlo), Walker sabe dar un paso a un lado cuando es necesario, y sus discos han ido añadiendo con gusto exquisito detalles, estilos y atmósferas que los alejan de cualquier tipo de purismo.

Ganadores del premio de la Radio 2 BBC a mejor grupo de folk de 2016, y a punto de editar su quinto disco, este mes de enero nos visitan por primera vez en una gira que los llevará a Bilbao (18, Colegio de Abogados), Madrid (19, Café Berlín) y Ciudad Real (20, Biblioteca Municipal de Poblete).

Es habitual que se refieran a vosotros como un dúo de folk, pero creo que ninguno de vosotros venís de ese mundo. ¿Cómo llegasteis a hacer música juntos?

Ben Walker: Nos conocimos a través de una amistad común. Yo llevaba unos años tocando la guitarra eléctrica en varios grupos indies en el circuito de Londres, y uno día tuve que ir a su piso a recoger unas grabaciones que nos había mezclado. Cuando me escuchó tocar una guitarra acústica que tenía por allí, me dijo que estaba perdiendo el tiempo con mi grupo y que debería dedicarme al folk. Como no conocía a nadie en ese ambiente me presentó a Josienne, que llevaba una temporada buscando guitarrista.

Aunque vuestro primer disco como dúo fue una colección de canciones tradicionales, non tardasteis en empezar a grabar vuestro propio material. ¿Componíais desde el principio o es que decidisteis no encasillaros como cantantes de folk?

Josienne Clarke: En realidad yo ya había sacado en 2010 un disco a mi nombre con catorce canciones propias, One Light Is Gone, gracias a un pequeño contrato con una editorial. Acababa de empezar a tocar con Ben, así que también colaboró en él.

Hace poco hablábamos con Martin Carthy y Shirley Collins y nos contaban sus problemas con los fundamentalistas del folk. Lejos de ser algo del pasado, parece que también vosotros habéis pasado por situaciones similares con personas que todavía hoy se sienten ofendidos si un grupo de folk va más allá de lo que ellos creen aceptable en el género.

BW: Todavía pasa. Presentamos Nothing Can Bring Back The Hour en The Purcell Room en Londres con un grupo de cámara, piano, batería y prácticamente todo lo que usamos en el disco. Tan sólo cinco minutos después de meterme en el coche para marcharme a casa, recibí un email en el que un asistente se decía “sumamente decepcionado” por que no hubiéramos tocado los dos solos.

JC: Es como si siempre fuera a haber un grupo de personas con esa actitud proteccionista hacia las esencias de la música folk. Nosotros nunca hemos pretendido hacer música folk pura, es sólo una más de nuestras muchas influencias.

La verdad es que no os ceñís a un solo estilo. Es fácil escuchar en vuestros discos trazas de jazz, detalles country, o incluso toques de pop orquestal. Seguro que vuestras colecciones de discos son muy variadas ¿Os ponéis algún límite?

BW: No.

JC: Ninguno de los que sea consciente. Aunque coincidimos en algunos gustos, nuestras colecciones no son exactamente iguales, nos gustan muchas cosas diferentes y creo que eso nos ayuda a expandir nuestra música más allá de un género determinado.

Además, habéis fichado por Rough Trade, que no es lo que se dice un sello muy folkie. ¿Que pensasteis cuando Geoff Travis se puso en contacto con vosotros? ¿Os habíais imaginado grabando para ellos?

JC: Obviamente conocemos muchísimos discos editados por Rough Trade y sí era uno de nuestros sellos favoritos, pero no creo que nos llegáramos a imaginar que se pondrían en contacto con nosotros. Así que cuando Geoff Travis empezó a aparecer en nuestros conciertos estábamos a la vez sorprendidos y encantados. Lo mejor de Rough Trade es que no se plantean fronteras estilísticas, no hay un tipo determinado de grupos que encajen el sello, y así pueden publicar discos de The Sleaford Mods, Warpaint and nosotros. Aman la buena música y ésa es su principal motivación.

¿Tratáis conscientemente mantener un balance entre los temas más desnudos y un sonido más rico en sonidos?

JC: Normalmente dejamos que las canciones dicten lo que necesitan, no hay ninguna regla sobre cuántas deben sonar con guitarra y voz, pero no queremos repetirnos e intentamos no caer en un patrón determinado. En cada disco tratamos de añadir algo nuevo, tanto en la composición y la elección de las canciones como en la producción.

No nos gustaría aburrir a Josienne con otra pregunta sobre Sandy Denny, mejor enterarnos de otros cantantes favoritos.

JC: Bueno, Sandy Denny es una de ellas, pero si hablamos de folk también me encantan June Tabor y Joan Baez. Por supuesto, también tengo debilidad por muchos otros cantantes fuera del mundo del folk, entre ellos Ella Fitzgerald, Nina Simone, Sam Cooke, Bill Withers, Joni Mitchell o Don McClean.

Y lo mismo con Ben. Hemos leído sobre su devoción por guitarristas como Mark Knopfler, Ry Cooder y Richard Thompson, pero seguro que hay muchos más.

BW: Peter Green fue una influencia enorme cuando empezaba a tocar. Tuve un profesor que me pasó una cinta de A Hard Road, un disco de John Mayall en el que tocaba Green, y me pasé horas y horas aprendiendo sus solos. Después me pasé a Pink Floyd, me encanta el estilo de David Gilmour. En la parte acústica, mi influencia más temprana fue Gordon Giltrap, un guitarrista inglés que vivía cerca de casa, y al que mi padre me llevaba a ver cuando tocaba en una casa de cultura cercana. De ahí ya me pasé a Bert Jansch, John Renbourn, Dave Evans o Martin Simpson, y luego a otros más relacionados con la world music, Michael Hedges y Pierre Bensusan.

Tristeza y melancolía son dos palabras recurrentes cuando se habla de vuestra música. ¿Es algo así como un rasgo de carácter, o simplemente las sensaciones que más os atraen a la hora de escuchar y hacer música?

JC: Sí, la verdad es que hacen esta pregunta muchas veces, y creo que todo se reduce que la alegría es una emoción que experimentas sin más, no tienes que reflexionar sobre ella, y no tienes que procesarla de la manera que lo haces con la pérdida o la tristeza. Estas son emociones más complejas que tienes que aceptar y resolver. Eso es lo que el arte lleva haciendo durante siglos, ayudando a las personas a enfrentarse con las emociones más complicadas de forma catártica.

En vuestros discos hay mucho de autocontrol, como si rechazarais demostrar todas vuestras cualidades como cantante o guitarrista, algo muy de agradecer en una era tan exhibicionista como la que vivimos.

BW: Bueno, los ingleses tendemos a ser muy reservados.

JC: Creo que los dos opinamos que el virtuosismo sólo es musicalmente aceptable si está al servicio de la música. Debes intentar reprimir el impulso de mostrar en cada canción todo lo que puedes hacer. La razón de esforzarse por mejorar técnicamente es llegar a ser capaz de hacer lo que cada canción necesita, bien sea mantener una nota muy aguda, o impresionar con una rápida carrera por el mástil. Pero el que seas capaz de hacerlo, no significa que tengas que hacerlo.

Para acabar, ¿cómo preferís encarar el directo, como dúo o con un acompañamiento más amplio? ¿Cómo os veremos en España?

BW: Depende del recinto. Los más grandes son estupendos para enriquecer el sonido con un grupo más amplio, pero a veces con los dos solos en el escenario la actuación es más intensa. En la gira española la fantástica Samantha Whates se nos unirá en los coros en algunas canciones, y va a ser algo muy especial.

JC: En un mundo ideal deberíamos llevar una orquesta de cámara, un trío de jazz y ritmos electrónicos que pudiéramos usar según la canción. Pero aún así no podría pasar sin cantar como dúo. Nos gusta pensar que podemos ofrecer nuestro repertorio en cualquiera de las maneras que grabamos. Y sí, como dice Ben, ahí tendremos con nosotros a Samantha Whates y va a ser una maravilla.

 

Texto: Carlos Rego

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