Discomático

Ghostpoet – Dark Days+Canapés (PIAS)

A presencia le ganan muy pocos. La primera vez que le ves intimida, y cuando abre la boca, más aún. Su problema hasta ahora era ubicarle, porque no hacía música negra, pero tampoco era un estilo urbano. Y lo podías señalar como a un artista con tendencia a lo oscuro, incluso al gótico. Puede que otro de los inconvenientes fuese que la profundidad y posibilidades infinitas de su voz no estaban en el mismo escalón que el sonido o la composición, te fijabas en el tono, pero echabas de menos otros factores. En su cuarto intento, y tras trabajar con Tony Allen, Lucy Rose o Paul Smith, este músico con residencia en Londres, finalmente lo ha casado todo, ha conseguido equilibrio, y el resultado es el mejor de una carrera que venía prometiendo y que, sin embargo, no acababa de explotar. Y sí a mucha gente le extrañó el giro que dio Mark Lanegan en sus últimos discos con sonidos más sintéticos, mientras había otros que estaban encantados ante ese descubrimiento, ese hilo lo ha recogido también Ghostpoet —sobre todo por la voz tenebrosa en algunos tramos del disco—, reputado MC en  sus inicios. La cicatrizante «Trouble+Me», las hipnóticas «We’re (Dominoes)» y «Blind as a Bat»… o el single «Inmigrant Boogie» son las cuatro patas de una silla, en la que él se sienta a pensar y cumple dos sueños: completar un disco redondo que le define, y que en esta galleta colaboren su héroe Daddy G de Massive Attack.

 

TONI CASTARNADO

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