No fallan. Siguen empeñados en que cada uno de sus lanzamientos sea un puñetazo en el estómago del oyente. Ya lo eran en cuanto a sonoridad, pero es que, además, disco tras disco, han conseguido hilvanar un discurso cada vez más rotundo en cuanto a lo político que no suele dejar títere con cabeza. Matt Caughthran y los suyos reinciden en la fórmula en su quinto álbum, una vez más titulado con su ordinal correspondiente, y sacuden sin complejos a politicuchos fascistas y a clasistas retrógrados. Metiéndose en terrenos tan pantanosos como la lucha de clases, la amenaza nuclear o el dominio de los medios de comunicación por parte del estado. Sin anquilosarse en ese punk-rock que dominan como pocos hoy en día, amplían sus horizontes (siempre lo hacen) tirando de aromas a Metallica en «Fill the Tanks» y de rock clásico en «Channel Islands», pero permaneciendo siempre en un terreno reconocible para todos los que nos mantenemos fieles a su propuesta. Y es que este es solo otro disco de The Bronx, pero nos gusta.
EDUARDO IZQUIERDO