Con un año escasamente recién cumplido desde su anterior referencia (Heart Like a Levee), Hiss Golden Messenger entregan un nuevo compendio de canciones al que ni la cercanía respecto a su predecesor, ni la determinación de mantener básicamente sus directrices capitales musicales, les impide volver a deslumbrar y despuntar en el sobrehabitado e irregular territorio del «americana». Tan buen orfebre de melodías como elaborador de discursos narrativos atractivos, M.C. Taylor envuelve este álbum bajo un ánimo tendente a enfocar con actitud animosa, incluso lindando con el optimismo, su mirada hacia esos reconocidos renglones torcidos del discurrir humano. Para ello, armado de sus habituales acompañantes, entre los que ya destacan por mérito propio los hermanos Brad y Phil Cook como coequipiers de lujo, rocía —con sutileza y contención— sus manifestaciones estilísticas de un deje espiritual y luminoso, por otra parte sustancia que para nada resulta desconocida en su discografía. Bajo ese manto reluciente, provisto de alguna espina melancólica, nace el folk-country de resolutiva instrumentación «Jenny of the Roses» o la más abiertamente plácida «Jaw», posible suministro inspirador para hacer florecer esas rosas que decoran la portada. No menos insuflado de vida, pese a desenvolverse en otro contexto, surgirá el stoniano rock negroide de «Domino (Time Will Tell)». Lo que ya parece haberse convertido en una agradable tradición es asistir a uno de los ejemplos vivos que demuestran un dominio más exquisito y emocionante del legado ofrecido por el binomio Bob Dylan-The Band, aquí degustable en maravillas como «Gulfport You’ve Been on My Mind» o «Lost Out in the Darkness». Y si por otra parte «Harder Rain» se despliega como un soul de elegante y profunda ejecución, «Caledonia, My Love» representa el aspecto más íntimo y romántico de la banda expresado con el lenguaje de la bella sobriedad. Hiss Golden Messenger cuentan con la eficacia y el talento suficiente como, para por medio de cada uno de sus discos, consolidar una inequívoca y representativa personalidad sabiendo además, como lo logra de nuevo con este Hallelujah Anyhow, ofrecernos detalles exclusivos. M.C. Taylor, al margen de engendrar en los últimos tiempos obras que se encuentran entre lo más destacado del sonido de raíces, empieza a disipar cualquier tipo de duda en cuanto a la trascendencia y relevancia musical que su figura está alcanzando.
KEPA ARBIZU
