Por proximidad, la década de los noventa es la que nos ha dejado más huella. Por esa razón, la muerte de Chris Cornell o el vigésimo aniversario de la desaparición de Jeff Buckley me lleva a cierta conclusión, ¿soy yo o me parece que ahora no hay tan buenos cantantes o intérpretes? Y que conste, me encanta la actualidad, no reniego para nada de lo que se publica y estoy a favor de ir descubriendo cosas nuevas. Pero es verdad que ahora no hay voces que me dejen con la boca abierta. Menos en casos concretos, como por ejemplo Andy Hull de Manchester Orchestra, quien está muy en la onda de Ben Gibbard, Jeremy Enigk o Ben Bridwell. Y si en Cope él emocionaba con una música intensa, épica, aquí sigue igual, incluso perfeccionando el estilo, la puesta en escena es de nuevo magnífica y sumamente elegante. No es un disco para escuchar de una pasada, aunque habrá a quien se le atravesará al instante, por la orquestación, por el azúcar presente, pero si dejas eso a un lado porque no te molesta, disfrutarás de estas once canciones, milimétricas y emocionantes. «The Moth» tiene la clave, si te levanta de la silla es señal de que te habrás enganchado, si en cambio te da arcadas, mejor no sigas escuchando.
TONI CASTARNADO
