Encuentros

Bunbury: «La música no es una competición»

 

Cuatro años desde su último disco de estudio se antojan demasiados para los férreos seguidores del zaragozano, por otra parte artífice de una de las carreras musicales más prolíficas del Estado. Siempre comprometido con el momento presente, con lo que ve, oye y siente, pero sobre todo consigo mismo y con su obra, Enrique Bunbury regresa con Expectativas, un álbum crítico y feroz, que sirve de fiel análisis del ajetreado momento en el que vivimos. Con el aura de Palosanto, éste es un paso más –ahora– en un viaje hacia alguna parte, y que como viene siendo habitual en él, jamás deja indiferente. Es un disco ambicioso, hermoso e inteligente, a la par que punzante. En definitiva, palabras que hacen daño y otras que son suave caricia, pero siempre música para el disfrute.

Pese a que la política no es precisamente tu tema favorito, Expectativas parece cargado de ironía y sátira contra un sistema político de parche y pandereta.

Tienes razón, la política no es mi tema favorito. Y no lo es porque creo que la ruindad de nuestros gobernantes nos echa anzuelos con gusanos para que mordamos y nos entretengamos un rato hablando y discutiendo y gritándonos y así polarizar nuestro sentir y enfrentarnos los unos con los otros, cuando en realidad, es a ellos a los que no soportamos y se merecen un tortazo con la mano abierta. Eso no quita que acepte que hoy quiero ubicar mi música en el tiempo presente y si es posible, reflejar algo de lo que nos ha tocado vivir.

Palosanto era una instantánea de un momento de cambio social alentador, esperanzador tras movimientos sociales como el 15-M. Sin embargo, Expectativas es crítico y crudo en buena medida. ¿Cómo surge la idea del título?

El título tiene más que ver con la búsqueda de un nuevo sonido y lo que espero encontrar en mi evolución como músico que con la realidad que nos rodea. No hay ninguna canción en el disco que hable concretamente de España, ni de ningún país. Hay canciones que contienen versos que pueden identificarse con lo que ocurre, aunque creo que lo que ocurre es similar en la mayoría de los países que mejor conozco, ya sea México, España o Estados Unidos.

Siguiendo con lo anterior, no puedo evitar acordarme del concepto machadiano de las dos Españas al escuchar «Cuna de Caín», que, salvando las distancias, podría asociarse con la situación política actual entre España-Cataluña. ¿Cuál es la inspiración concreta detrás de esta canción?

«Cuna de Caín» es una canción que está basada en una relación entre dos personas que no se soportan y tienen que poner tierra de por medio para evitar así matarse entre ellas. No eres el primero que me habla de una interpretación en ese sentido. Pero nada más lejos de la realidad. No pensé en ello en ningún momento.

De canciones como «Bandeja de plata» o «Parecemos tontos» se insinúan destinatarios claros y concretos, casi con nombre y apellidos. Por poner un ejemplo de mi libre interpretación, ¿qué opinión te merece que el presidente de EE.UU. sea Donald Trump?

Es curioso que individuos dudosos alcancen el poder gracias al voto de los ciudadanos. Y hemos leído miles de artículos e interpretaciones. Cada uno diciendo una cosa diferente y quizás, todas conforman las pequeñas partes del porqué de la situación que vivimos.

El otro día leí una entrevista muy interesante en la que Brian Eno hacía su interpretación de los hechos. Él era muy optimista y pensaba que, en las próximas elecciones americanas, los Demócratas estarán más unidos para evitar un desastre similar. Mi opinión es muy distinta. Creo que Trump ha conseguido acabar parcialmente con un movimiento antisistema (el 99%), que había crecido mucho en EE.UU. Ahora, para todos los que se manifestaban en Wall Street y simpatizaban con ellos, el enemigo es otro, y tiene cara naranja. Gracias a su victoria, en las próximas elecciones, no habrá distracciones para los demócratas y se esforzarán en tener un candidato contundente y dentro del sistema. A lo mejor me equivoco, pero creo que el sistema siempre gana.

«La actitud correcta» es otra sátira bomba a la altura de Benito Pérez Galdós, que incluso llevas a tu terreno encarnando a una especie de jurado de un talent-show musical. En tus más de 30 años de carrera, ¿quién ha sido tu juez, jurado y verdugo? Si lo llevas dentro, ¿cómo luchas contra esa vocecita exigente y perfeccionista?

La música, digan lo que digan, no es una competición. No hay contrarreloj. Hay lugar para todos. Siempre y cuando encuentres tu público. Es el único juez y verdugo en esta historia. Es quien nos permite o nos impide realizar nuestro trabajo. Si no estableces una conexión con un público, da igual lo que diga la prensa, tu discográfica o el jurado de American Idol.

Luego está la conversación interior que acarrea cualquier creador. Las necesidades e impulsos, las ambiciones, pretensión y los logros que consigues o se quedan en el camino. Lidiar con esa voz interior, que se convierta en una conversación fluida y no en una tortura psicológica, depende de la estabilidad mental y emocional de cada uno en los distintos momentos de tu carrera.

«Bartleby» hace referencia a la obra de Herman Melville. ¿Qué fue lo que te inspiró de este precursor del existencialismo? Otras veces has declarado que la contemplación es tu verdadera vocación. ¿Sigues creyéndolo, o son estos cambios que reclama el sistema una estrategia basada en el gatopardismo? ¿Qué influencias literarias tienes ahora mismo?

La canción está basada en el personaje del relato de Herman Melville. Bartleby, ante cualquier mandato de su jefe, responde: preferiría no hacerlo. Esa inclinación a la desobediencia, al dolce far niente, a la inmovilidad, a la contemplación, cada vez me parece más fascinante y respetable. Que determinadas personas en un momento determinado de sus vidas decidan alejarse de las leyes de los hombres, me parece un acto valeroso y digno.

Cambiar el mundo está muy bien y no está bien infravalorar a quien lo intenta. La buena voluntad es algo encomiable. Es injusto pensar que la lucha por derechos fundamentales es inútil o superficial.

En cuanto a lecturas interesantes, este año he disfrutado mucho de poetas como Wislawa Szymborska y Langston Hughes y he leído algunos ensayos sobre pintura americana contemporánea y sobre Meditación Trascendental. Y alguna biografía que me ha gustado mucho. La de Lynch, que es más ensayo sobre su obra que bio al uso… Y la de David Sylvian.

Si El tiempo de las cerezas, Hellville de Luxe y Las consecuencias suponían la trilogía de las canciones del puerto, ¿Expectativas cierra una nueva trilogía con Licenciado cantinas y Palosanto? Si es así, ¿hacia dónde virará tu sonido próximamente?

Tengo claro que El Tiempo de las cerezas (2006), Hellville de Luxe (2008) y Las Consecuencias (2010) pertenecen a una trilogía enfocada en las raíces del R&R: el country, el blues, el hillbilly y el folk norteamericano, en resumen. Licenciado Cantinas (2011) es un disco desubicado en mi discografía que debería haberse grabado después de El viaje a ninguna parte y cerrar así mi etapa latina. Pero sí que creo que Palosanto (2013) inicia un viaje, en el que me encuentro ahora mismo y que no sé a dónde me va a llevar. Obviamente, Palosanto es un disco de transición, mientras que Expectativas es llegada a puerto. El futuro no está escrito, pero estoy ya en proceso de composición de un nuevo álbum que espero grabar pronto. No quiero demorarme tanto entre disco y disco.

En más de 30 años de carrera, ¿cómo ha cambiado el proceso de composición desde tus inicios? ¿Cuál es tu “rutina del artista”? ¿La meditación?

Con Héroes del Silencio, la composición era un trabajo grupal en el local de ensayo. En mi carrera solista he escrito discos en movimiento y otros en casa. Ahora, combino las dos opciones. Me gusta moverme para escribir los textos. Pero disfruto del trabajo rutinario en mi estudio para componer las músicas. La meditación es una buena herramienta para la creación. La inspiración consiste en estar conectado a través de un hilo muy fino al mundo de los sueños y de las ideas. Ese hilo es muy frágil, y cualquier chorrada nos puede despistar y es difícil volver a conectarse. La meditación ayuda a pasar de un modo a otro de forma más rápida e indolora.

Mutaciones Tour fue la primera gira que te llevó por festivales. ¿Cómo fue la experiencia, y en qué se diferenciará aquélla de la gira de presentación de Expectativas?

Disfruté mucho de esa gira. Tanto de los shows propios como en los festivales. Tocar para un público que quizás no te conozca o no te haya visto nunca es un reto fabuloso. Este año también haremos festivales, tanto en América como en España, y es posible que alguno europeo.

Las principales diferencias serán el repertorio, los arreglos y el diseño de iluminación y escenario. Y, ¡mi traje! La gira de Mutaciones fue básicamente de grandes éxitos. En esta combinaremos el nuevo álbum con canciones del repertorio de todas las épocas. Algunas más conocidas y otras no tanto. E intentaremos traer el cancionero al día de hoy con nuevos arreglos e instrumentación.

Tus gustos musicales no entienden de prejuicios (te hemos podido leer recomendando a Kase.O en varias ocasiones). ¿Crees que hoy en día, las bandas que empiezan están en un buen momento para emerger? Hay escenas locales bien asentadas, pero resulta difícil dar “el gran salto”. ¿Tienes contacto con la escena local de tu ciudad?

Me gusta lo que hacen hoy los músicos de mi país y también en las escenas latinoamericanas. El momento es bueno. Obviamente, sigo lo que se hace en mi ciudad. Nombrar a Kase.O es lógico y natural. Su último disco es muy bueno a todos los niveles. Para mí, no es rap, es música popular, como lo que hace Rubén Blades o lo que hace Neil Young. Y muy bien hecha. También me gustan Calavera.

Por curiosidad, el primer disco que te compraste fue Dark Side of the Moon. ¿Cuál ha sido el último?

El de Ghostpoet. Buenísimo. Y el de The War on Drugs. Esos dos son los últimos que he comprado.

En el cortometraje que acompaña la promoción de Expectativas aparece el libro de David Lynch, Catching the big fish. ¿Qué relación guardas con la obra del cineasta? También se te puede ver pincel en mano. ¿Es la pintura otra de tus expresiones creativas?

Lo del libro de Lynch fue pura coincidencia. En la casa en la que nos hospedábamos en Sonic Ranch (Texas), encontramos una copia del libro en la mesilla. Increíble coincidencia. Porque nos tocó en un momento en el que estábamos a tope con el tema de la Meditación Trascendental, que es de lo que va el libro de Lynch. Ya lo había leído, pero nos gustó la coincidencia y dejamos que tuviera su hueco en el documental. Se lo merecía.

En cuanto a la pintura, es otro de esos mecanismos que utilizas para no abandonar la conexión con tu mente creativa. Da igual que tu capacidad sea nula o escasa, la posibilidad de continuar tirando del hilo, aunque no te salga nada ese día con la guitarra o no te broten las palabras. Es una forma de tener un área más con la que expresarte.

Cerca de acabar: recientemente has cumplido 50 años, un número redondo para echar un vistazo atrás. Con tanta búsqueda, ¿has alcanzado ya la paz interior? Canciones como «La constante» y «Supongo» invitan a pensar que sí.

Supongo que ves la cifra de una manera distinta que yo. 50 años no me parecen tantos. No veo que ni se acerque el momento de echar la vista atrás. No me toca, creo que lo que me corresponde es echarla hacia adelante y proyectarla bien lejos. Ya llegará el momento de sentarse en la mecedora, que todo llega.

Lo de la paz interior suena muy místico, para un tipo que todavía encuentra placer en la expresión y la comunicación con el público. No te digo que no me llame la atención el mundo de la contemplación y mirar para adentro más que para afuera. Pero si puedo compaginarlo con lo que me va, mucho mejor. Y todavía me van muchos placeres mundanos.

Hablando de aniversarios, son 20 años de Radical Sonora. ¿Piensas celebrarlo de algún modo?

Pues finalmente no. Como salió el libro de Juanjo Ordás (Bunbury Experimental) en el que se hablaba largo y tendido sobre ese disco, ha quedado un poco redundante hacer reediciones o cajas conmemorativas. Y, lo principal, tengo un disco nuevo que es a lo que quiero dedicarme durante los próximos meses.

Texto: Borja Figuerola

Fotos: Jose Girl

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