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Coppel, Sala Shake! (Bilbao)

¡Qué asco damos los viejos seguidores del rock’n’roll! Acabo de presenciar mi concierto del año ante un multitudinario público…de unas 12 personas. Son las 3 de la madrugada y regreso a casa medio borracho en una noche sentimentalmente muy especial. En lugar de ir a dormirla y todavía conmocionado por la magistral velada me pongo a oír los discos de Coppel y a escribir de él a bolígrafo pues tengo el ordenador roto. El corazón también y os hablo del concierto de un puto (e injustificadamente) desconocido trovador del siglo XVI o del XXI.
En sus preciosos últimos discos («Los Nobles Salvajes» y «En El Olympia», sí, casi lo llenó) le ayudan piano y violín cual Dylan en «Desire». En vivo no le hace falta ni red.. Solo su acústica, su voz y sus (alucinantes) historias. Creo que si Bob Dylan pudiera escucharlo y entenderlo, seguro que lo hubiera pinchado en su «Theme Time Radio Hour», pero eso no le importa ni al uno ni al otro. Hay concursos de «Impersonators» (o como quiera que se escriban esos dobles clónicos) de Elvis.

Si hubiera quien buscara en la basura de Dylan, Coppel sería el basurero mayor. Sus aventuras en Madrid, en París o en sus regresos a casa. Sus frases a Brel, Holly, Gardel, Replacements, Paul McCartney, James Cagney, Woody Allen, Violeta Parra o al auténtico rey, Chuck Berry. Coppel no vivió el cumpleaños de Elvis en el coche junto a Elliott Murphy y su padre, pero si viajó realmente a la Edad Media y el r’n’r le salvó la vida. También fue un libertario como Phil Ochs, Guthrie o el joven Dylan. Coppel les copia y fusila, sobre todo, a Dylan pero él también lo hizo con otros.

Y eso que él dice ser un mal y pequeño fan. Pero es un gran trovador y juglar. ¡Escúchenlo, júzguenlo y, si tienen huevos, quémenlo en la hoguera! Yo creo que hasta le sobra el piano o las buenas producciones de José Nortes (¡perdón!). No sé si te gusta el tango o si eres un fascista (militante de Bildu o del PP) pero «Si algún día yo muriera» ya no quiero que me pongan a Dylan ni a The Clash, prefiero que escuchen a un juglar al que se le entiende todo y que derrocha verdad, clarividencia y sentido del humor. Me hiciste llorar, me hiciste reír. Amar a Poli Díaz y recordarme que la vida me hizo daño (y alguien más).

Pero me hiciste sentir que sigo vivo y llego a casa y escribo esto con bolígrafo y como lo siento, a borbotones. Y si hubiera podido grabar todos mis (alcohólicos) pensamientos según surgían, igual no hubiera sido ni Nobel, ni campeón del mundo (como tu amigo Poli Díaz), pero sería mucho mejor que esta puta mierda. Pero no será peor que el calentamiento global de «Iñigo Coppel viaja a la Edad Media (Y el rock and roll salva su vida)». Emociona y te enamora aunque le cante a Laura o a Raquel. Aunque fusile a los grandes (o al más grande), es elegante cantándonos sus romances con chicas de 20 o con su ta-ta-ta-tarabuela.

También canta «Balal, Abdollah y Maryam», una estremecedora historia de crimen y perdón. Por su música sientes «On Elvis Presley’s Birthday», «Masters Of War» o «Hurricane», pero él les mete otras historias más cercanas. ¡Gracias Coppel, no te calles nunca, trovador! Ah, y vete a la mierda porque se me acaba el papel… y el ron! Una pena la escasa gente presente en la Shake!, pero creo que gozaron tanto o más que yo. Por cierto gran programación la de esta sala y en fiestas, como esta, todas gratuitas con nombres como Cabezafuego, Pájaro, Sonic Trash, Aitor Ochoa & Mad Mule, etc. Ahora regresará a Madrid a otros garitos como Galileo Galilei y ojalá alguien que lea esto espero que se anime. Por supuesto que cantó (y canta siempre) sus extensos blues hablados. «El Blues Hablado del Mayor Fan de Bob Dylan» o el «Blues Hablado sobre la Propuesta de Ley para soltar Leones Persas en las Calles de Madrid». ¡Genial y emocional!

Texto: TXEMA MAÑERU

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