Encuentros

The Gories: Resistencia total, de gira esta semana

 

Si el punk en los setenta quiso contribuir a la modificación de las relaciones de poder existentes en Occidente, así como subvertir los patrones que guiaban a muchas de las bandas de los sesenta, para retomar a la forma canónica de composición y creación musical imperantes en los cincuenta, el garage, bastardo de aquél, enseguida adquirió autonomía propia, trabajando mucho más la psicodelia. El garage, al igual que el punk, reaccionó de forma virulenta y sarcástica contra la bonhomía de la Contracultura y el crepúsculo chino de Mayo del 68 y el “trip” de la “California Dreamin”. Estas son las fechas pendientes de la gira que les trae estos días:

18/9 Santander, Sala Niágara
19/9 Vitoria-Gasteiz, Hell Dorado :: Club Sónico :: Kultur Elkartea ::
20/9 Pamplona, Nebula Bar
21/9 Barcelona, Almo2bar
22/9 Valencia, 16 Toneladas
23/9 Alicante, Stereo Alicante
24/9 Madrid, Moby Dick Club

En los ochenta, por el contrario, tuvo que hacer frente a un cambio de circunstancias fundamentales en la historia de la música del siglo XX, como fue la aparición de una potentísima industria musical –con la MTV como edecán–, aparejando con ello el culto a muchos gigantes con pies de barro y a modas con fecha de caducidad. Esto, junto con un una juventud menos implicada en los grandes problemas de su tiempo, espoleó el nacimiento de bandas como The Gories, que con un discurso sencillo y una música agresiva, crearon el ambiente idóneo para que otros jóvenes buscasen en la música una promesa de futuro que la sociedad les estaba negando.

Oriundos de Detroit, una ciudad que ha hecho de su música un motivo para que sus ciudadanos se evadan de una realidad poco halagüeña –la Gran Recesión ha hecho de Detroit una ciudad prácticamente postindustrial a día de hoy–, debutaron con House Rockin (1989) y, desde el lanzamiento de su ópera prima, así como con álbumes como I Know You Fine, But How You Doin (1991), hasta la edición de su último trabajo, Outta Here, en 1992, dieron una auténtica lección de cómo hacer garage punk y, al mismo tiempo, amalgamar todas sus influencias de sus queridos artistas de blues de los años cincuenta.

Las guitarras incisivas de sus composiciones, de la mano de una forma de entender la música diametralmente opuesta a la de muchos de sus coetáneos, dando mucho más protagonismo a la música negra que a la psicodelia, y con el aliño de la batería monocorde y reiterativa de Peg O’Neil –émula de Maureen Tucker–, los convirtieron en una rara avis dentro del género.

Están dispuestos, después de varias idas y venidas y proyectos paralelos, a rememorar aquellos días en los que ilusión e inexperiencia se traducían en frescura y catarsis. El conjunto formado por Danny Kroha –guitarra y voz–, Mick Collins –guitarra y voz– y Peg O’Neil, en el marco de una exitosa gira que los está llevando a actuar por toda Europa. Porque como cantaba Aurora Beltrán en «Clases de baile», “el presente es el pasado del futuro”. The Gories lo saben, y aún mantienen esa forma de entender la música alejada de convencionalismos y sin ese sometimiento a la modernidad que, a lo largo del tiempo, ha suscitado admiración tanto en sus compañeros de escena, como en generaciones posteriores.

Siempre es un placer tener noticias vuestras  ¿Cómo está yendo la gira que estáis haciendo por Europa?

¡Está yendo genial! Siempre es un placer tocar en Europa.

¿Por qué esta gira no ha venido acompañada de un nuevo álbum? ¿No sentíais la necesidad de tener que escribir nuevas canciones?

La verdad es que sólo queríamos hacer una gira. Disfrutamos mucho tocando nuestras viejas canciones como para hacer ahora un nuevo álbum. Además, parece que la gente quiere todavía escucharlas. Eso para nosotros es un honor.

¿Os imaginabais estar más de treinta años en los escenarios? ¿Cuál es el secreto para seguir con la misma pasión de vuestros comienzos?

El tiempo es la clave. Pasó el tiempo necesario para enterrar viejos conflictos, así que, conforme avanzaban los años y la gente nos pedía que volviéramos a tocar juntos, nos hemos vuelto a divertir otra vez juntos. Nos alegramos mucho de seguir actuando en directo.

En vuestros conciertos hay mucha más gente que en los ochenta y en los noventa. En la presente gira se está viendo. ¿Cuál creéis que es la clave? ¿Ser una banda de culto, como es vuestro caso o, por otra parte, el revival que el garage está experimentando en Norteamérica y Europa?

Han confluido ambos factores, en nuestra opinión. Siempre tuvimos la sensación de haber sido unos adelantados a nuestro tiempo; pero ahora ¡el tiempo nos ha atrapado! Y me alegra de que estemos lo suficientemente sanos y contentos como para poder reunirnos y tocar para todo aquel que quiera escucharnos.

Detroit es la tierra de MC5, Iggy & The Stooges, The Temptations y del sonido Motown. ¿Qué tiene Detroit que tanto fascina desde el plano musical y artístico, en general? ¿Cuál es la visión que tenéis vosotros de vuestra ciudad?

¿Te refieres a que todavía hay muchas bandas y sonidos que no han sido descubiertos? Si es el caso, te diremos que el sello Label Records aún tiene en nómina grabaciones y artistas asombrosos que todavía no han sido lanzados al mercado. Desde nuestro punto de vista, lo que hizo de Detroit una de las grandes capitales de la música, fue que todos los trabajadores del Sur de los Estados Unidos vinieron a la ciudad en búsqueda de trabajo. El sector del automóvil estaba en plena expansión, y la gran mayoría se instalaron en Detroit, para hacer nuestra música y nuestra cultura, en general, mucho más rica.

Ahora estáis con el sello de Jack White, Third Man Records. ¿Tenéis mucho contacto con él? ¿Os da consejos sobre cómo conducir vuestra carrera?

Hablamos con Jack de vez en cuando y lo vemos, por lo menos, dos veces al año. De hecho, es él quien nos consulta sobre cómo mejorar su sonido y su carrera. Yo le digo que lo está haciendo muy bien por su cuenta y que así tiene que seguir. Es lo que pensamos.

Lo que os ha hecho diferentes como grupo, es que no sois una banda de garage al uso como muchas otras de vuestra generación. En vuestra música hay muchos elementos del blues. Yo pienso que si algo nos enseñan el blues y la música negra, en general, es que las cosas son como son. Tan simple como eso. ¿Qué opináis?

Bueno, uno de nuestros objetivos cuando empezamos a hacer música, fue el de tener una influencia bluesera mucho más acentuada que la de muchos de nuestros compañeros de generación y escena. Escuchamos a muchos artistas de blues crudos de la década de los cincuenta y, a decir verdad, eso nos ayudó mucho a la hora de componer, puesto que no había reglas. Muchos de los músicos que escuchábamos no usaban ni bajo ni batería, además de no tener un set de batería en condiciones; pero todavía sonaban muy potentes, y para nosotros fue una forma de liberarnos emocionalmente hablando. Cualquier lugar, cualquier género –como el country, por ejemplo– te puede enseñar que la vida es como es.

Texto: Alejandro Zambudio

 

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