Los australianos Pond corren el riesgo de quedar eclipsados no solo por el mayor éxito de su banda paralela, Tame Impala, sino también por su propio atrevimiento estilístico. Como 10cc o XTC antes que ellos, hay tanta ironía y humor en su música que la tentación de no tomarla en serio es demasiado grande. Tal vez conscientes de ello, para The Weather han dado un giro en sus letras hacia temas más reflexivos: el peligroso sendero por el que avanza la humanidad, las drogas, el aislamiento, el consumismo… Desde el punto de vista conceptual parece haber un hilo conductor, una lógica en el álbum. Analizado con criterios estrictamente musicales, sin embargo, la impresión es muy distinta. Los australianos siguen anclados en su particular visión de la psicodelia, pero amplían su abanico sonoro hasta límites casi inverosímiles. Desde el inicio de la apocalíptica «30.000 Megatons» hasta el cierre con el tema que da nombre al disco, asistimos a una ceremonia confusa cuyo director artístico podría ser Ariel Pink, el guionista Roger Waters y los intérpretes Foreigner o Styx, aunque con su épica ‘’machote’’ de estadio convenientemente rebajada mediante una buena dosis de lo-fi. Falsetes que bordean la autoparodia, locuras a lo Flaming Lips y sintetizadores rescatados de algún viejo disco de Thompson Twins o Frankie Goes To Hollywood conviven con evocadoras atmósferas a lo Pink Floyd, Mercury Rev o Grandaddy. Esa radio que suena en varias canciones, moviendo nerviosamente su dial, describe el disco mejor que cualquier reseña.
FIDEL OLTRA