Tras pasar de nuevo, ya lo experimentaron durante una temporada en el lejano 2004, por el formato trío entre el 2013 y el 2015 con el añadido de la pulsión rítmica del bajo de Joe Bent, los de Fort Wayne regresan convertidos otra vez en dúo. Cambio de formato que no afecta en demasía a su personalidad. En sus manos el blues sigue sonando oxidado y enmohecido, salvaje y fumeta, pendenciero, imbuido de testosterona y de licor casero. Así lo atestigua el riff de apertura del tema que abre, y da título, al CD comandando un arranque a toda pastilla junto a «The Point Is Overflowing» y «Booga Chacka». Salta la sorpresa luego con «Lay Down», ritmo sincopado y Freddy J. IV mostrando el lado más melódico de su rasgada garganta que tiene continuidad en «Burn ‘em Brew» y en la rocanrolera «Still Rollin’». ¿Se ha domesticado la fiera? Puede que por momentos tenga más minutos de calma de lo habitual pero es demasiado aventurado afirmar algo así cuando en la parte final del disco se lanzan cuesta abajo y sin frenos. La slide toma el mando de «Lately» y ya no aflojan hasta el cierre. Siempre los he visto como unos ZZ Top puestos hasta las trancas de anfetaminas y empapados en mezcal. Y es que no me cabe duda de que Billy Gibbons asentiría socarrón a cosas como «High Maintenance», «Smoke Break» o «Indigenous». Grasa.
MANEL CELEIRO
