“Es un sucio y viejo mundo” muge James McCann en la declaración de principios inyectados de burricie que sirve de incisión inicial para su último disco; banda sonora para una apertura en canal, sin guantes y en la puta acera. El salvajismo de McCann y sus New Vindictives es el de los adoquines del Melbourne más cierto, jodido, alcohólico y nocturno; “the real shit” que diría un macarra intoxicado en la puerta del Cherry Bar -¡en AC/DC street, tío!-.
Los 9 rebuznos aquí esputados son una inmersión pantanosa en las sofocantes pulsaciones de este australiano lobotomizado por la herencia más sudorosa del rock and roll afilado en las antípodas. McCann ha mamado de la vaca sagrada y su orín es liquidillo premium. X, Saints, Beasts of Bourbon, son virus detectables al examinar su sangre. Una chisporroteante versión del «What Is Life in Jail» rubrica el principio activo y homenajea a su querido amigo Spencer P. Jones, nuestro venerado Neil Young del desguace.
Lo impecable de estas canciones, su melodía y su mugrienta excelencia, convierten al oyente en un junkie en manos de los surcos de un lp que resulta violentamente perfecto. James y Vindictives conforman una densa masa ponzoñosa que es defecada en pasajes breves, intensos y excelsos en su reptar sobre guitarras distorsionadas, seductores estribillos, martillos pilones, medios tiempos beodos y espídicos eslóganes para una noche apocalíptica.
Que la Organización Mundial de la Salud le eche un ojo porque esta mandanga engancha más que el perico.
Texto: Rafa Suñén
