Carlos Zanón es la prueba fidedigna de que literatura y música, en este caso principalmente el rock and roll, pueden llegar a un entendimiento fluido y contundente en cuanto a calidad. No es por lo tanto extraño descubrir que la elección del título de su nuevo poemario haga referencia directa a la canción de Bon Iver «Blood Bank». No será el único elemento externo del que se nutra el libro, pues nace inspirado directamente por una serie de retratos fotográficos hechos por Nan Goldin (The Ballad of Sexual Dependency) en los que capta la intimidad de diversas parejas. Partiendo de esa base temática el catalán propondrá un viaje introspectivo, casi a modo de exhumación, tal y como sentencia en su frase inicial: “Provoco al mal para sacarlo de su escondite”. El propósito visibilizar la natural inconsistencia de deseos y sueños a la vez que la (irremediable) necesidad, a pesar del esperable fracaso, de su búsqueda expresada desde la profunda visceralidad. Unos versos crudos pero elaborados, ácidamente irónicos a veces, que se sostienen sobre una ambientación noir que nos remite a ese doloroso pero incontrolable borboteo de la sangre.
KEPA ARBIZU