Aunque no suele resultar para nada definitivo, en este caso utilizar la portada del primer disco largo de Colter Wall para orientarnos y delimitar a grandes rasgos su contexto musical nos va a servir como método infalible. Es imposible no contemplar el retrato elegido para presentar dicho álbum y no buscar inmediatamente las reminiscencias en la época dorada de cantautores como Kris Kristofferson o Townes Van Zandt, del que no es casualidad por lo tanto que versione aquí dos de sus temas. Con la ayuda de la producción, y alguna aportación instrumental, de uno de los referentes a la hora de comandar representantes de las nuevas generaciones de los sonidos tradicionales americanos como es Dave Cobb, el disco se apuntala firmemente en un tipo de ambientación sobria y desnuda en la que impresiona y destaca la voz del intérprete, pese a su juventud, gruesa y profunda. Desde la apabullante hondura que contiene «Codeine Dream», al tono country a lo Waylon Jennings en «You Look to Yours», o las aportaciones blues en «Bald Butte», construyen un trabajo de debut que aboca a apuntar el nombre del canadiense como uno de los más sugerentes en este ambiente.
KEPA ARBIZU