Viajemos atrás en el tiempo hasta el olímpico año 1992. Entre la revolución que llegaba desde Seattle, las omnipresentes Mariah Carey y Whitney Houston, el último gran disco de U2 y las primeras noticias del britpop, a un loco británico llamado Jay Kay se le ocurrió la idea de formar un grupo que reviviera los mejores momentos del funk y la música disco. ¡La música disco! Así nació Jamiroquai, y sus dos primeros trabajos están entre lo mejor que ha dado el género desde que Michael Jackson decidió convertirse en Rey del Pop. Después ocurrió lo de siempre: la relajación, el piloto automático, aunque su A Funk Oddyssey (2001) todavía contenía alguna pequeña joya. Ahora, después de más de una década de travesía por el desierto y cuando ya nadie se lo esperaba, entregan este Automaton que, aunque no va a pasar a la historia, contiene sus mejores momentos en lo que va de siglo. De acuerdo, repiten viejos trucos para enganchar a los nostálgicos, pero hay algo más. Su mezcla de electrónica con funk suena más fresca y potente que nunca, con ecos de Daft Punk, más peso de los sintetizadores y potenciando su faceta futurista. El único problema es que los tres mejores temas, con bastante diferencia, son los que abren el disco. Tras «Shake It On», «Automaton» y «Cloud 9» la sensación de cuesta abajo y de moverse en círculo es inevitable, aunque «Summer Girl» o «Vitamin» mantienen el tipo. Una pena, porque podríamos estar hablando de su mejor álbum en veinte años.
FIDEL OLTRA