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Saturna + Atavismo, Rocksound (Barcelona)

Doble cartel de indudable atractivo en la sala barcelonesa para endulzar un domingo gris y otoñal, algo inusitado cuando ya estaba finalizando el primaveral mes de abril, que no invitaba demasiado a abandonar el calor del hogar. Aquellos que lo hicimos, en buen número además, fuimos recompensados con creces.

Los locales Saturna abrieron la noche de manera soberbia. Legitimando su constante progresión, cada ocasión en que se plantan de nuevo encima de un escenario mejora la anterior, y su solidez como banda. La doce cuerdas de Óscar y Jim (espléndido igualmente en tareas vocales) se complementan a la perfección, enlazando de maravilla el estilo más agresivo del primero con el contrapunto melódico del segundo en una incesante telaraña de riffs y solos respaldados por una sección rítmica tan eficaz como la que protagonizan Rod al bajo y Enric a los tambores. Se nota que hay trabajo detrás, trabajo y unas canciones que cada vez suenan más clásicas, despojadas de todo artificio superfluo, y con la solera del rock más atemporal. Sonaron de lujo y demostraron que pueden mirar cara a cara a cualquier banda de su rollo sin  despeinarse.

El huracán desatado por el cuarteto barcelonés dejó al público preparado y expectante para recibir al trío andaluz. Y estos no defraudaron. Fueron a degüello desde el minuto uno, con más brío en escena del que un servidor les recordaba y con su segundo disco, el recién editado Inerte, como eje vertebrador. Una grabación mucho más potente que su predecesora cuyas composiciones cobran su verdadera dimensión al ser interpretadas en directo. Poti estuvo soberbio a la guitarra, con amplitud de recursos y dominando las subidas y bajadas, igual que Sandri Pow, una batería espectacular con impresionante versatilidad para adaptarse en cada instante a lo que demandan los temas, y la sólida pulsión de las cuatro cuerdas de Matt.

Solo por la suprema lectura de «Pan y Dolor» que dejaron para la pequeña historia del Rocksound ya hubiera valido la pena salir de casa. Pero ofrecieron mucho más que eso, brindaron una actuación primorosa, libre de espíritu y de acentuada personalidad. Algo no demasiado frecuente en estos tiempos de corta y pega en que la búsqueda de originalidad a veces se embrolla y acaba en pastiche. Atavismo pueden recordar a muchas cosas pero siempre a su manera, con esas atmósferas que beben del progresivo, el psych o el hard sin ocultar el peso de los grandes nombres del rock andaluz, todo ello plasmado en temas construidos a base de emociones y sentimientos a flor de piel.  Música sin corsés que la limiten pero de cimientos firmes, todos los desarrollos tienen un objetivo, nada es gratuito, siempre hay una dirección clara que hay que seguir. Pueden lanzarse  a la vorágine pero nunca se andan por las ramas. De ahí que canciones de extensa duración se hagan sorprendentemente cortas y el viaje sonoro transcurra en un suspiro dejándote con ganas de más.

Estupenda velada la que firmaron ambas formaciones, de un nivel altísimo, dando otro sonoro bofetón a aquellos que todavía, en pleno siglo veintiuno, almacenan perjuicios hacia el rock hecho aquí. No saben lo que se pierden. De verdad.

Manel Celeiro

Foto interior Saturna: facebook Saturna

Foto portada: Atavismo

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