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Munster Ravy Looney Party – Arc de Bará (Tarragona)

 

Amenaza de lluvia constante en el camping. Cielo azul contrastado de nubes negras, para acoger la tormenta de rock’n’roll y garage bajo la carpa. Digan lo que quieran, pero esta música tiene más que ver con el infierno que con una playa soleada. La Munster 2017 se ha construido bajo ese ambiente ideal proponiendo un line up más internacional que nunca, de gran sabor de la Europa central y septentrional, pero también con propuestas venidas del Este, de Turquía e India en concreto, las cuales se han encontrado precisamente entre las más alabadas. Tres días de desenfreno y explosión freak, de entre lo cual paso a reportar lo más destacable.

 

A primera hora de la tarde del viernes, con las chupas y las gafas negras aún saludándose en la terraza que da acceso al cobertizo donde se suceden las actuaciones, la batería de THE DEVILS, ataviada de monja, bendecía al personal mojando las baquetas en una jarra de cerveza. El festival se trufa durante todo el fin de semana de performances como ésta y otras menos espontáneas, todas ellas alineadas estéticamente con el rock más primitivo. El dúo de diablos italianos salió al escenario como si en lugar de media tarde fuera ya de madrugada. Su único álbum, publicado bajo la referencial etiqueta suiza Voodoo Rhythm, predica el pecado religioso en cortes como “Coitus Interruptus” que en directo sonó a bomba de racimo. Prueba del compromiso fue el final de bolo con el guitarrista metiendo el morro en el trasero a cuatro patas de sor tambores

Empezar bien es importante. Los veteranos británicos EMPTIFISH, recuperados para la escena en 2006, y que tienen nuevo disco de este año, el EP “Sonic’s Got A Ray Gun” (Detour Records) significaron un mezzo tempo que dio paso al fuego graneado de los helvéticos THE MONSTERS. Éstos se presentaron con dos baterías y el ínclito Beat-Man Zeller al frente, para arrasar la carpa con su trash-punk-rock’n’roll. A la manera de Misfits. Ya en el primer corte, dos filas de zombis reptaban encima de los monitores. Lo mejor de los tres días para éste que escribe.

El mediodía del sábado un par de mono bandas amenizaron el baño en la piscina de algunos vikingos motivados por los nubarrones. Ya por la tarde noche, las actuaciones bajo techo se iniciaron con la afrenta del personaje carpetovetónico que ha decidido recrear la vocalista de LAS JENNYS de Arroyoculebro. Burlarse del público usando su desconocimiento del castellano o apelando al etnocentrismo cultural son bromas, si es que lo son, bastante pasadas de vueltas. Por lo demás, apoyaron la fiesta con bastante ritmo.

THEE GRAVEMEN, estuvo a la altura de lo que es, la banda residente. Los enmascarados THE COYOTE MEN no se andan tampoco con chiquitas, tocan a toda tralla. Rafa Suñén de LOS CHICOS (también compañero rutero) contemplaba el espectáculo mientras escrutaba por qué vigas se iba a encaramar al tejado interior del escenario en su actuación posterior. Una vez en faena demostró conocer el negocio como pocos, arengando a la masa a fundirse con la banda en liturgia de descompresión colectiva. Versiones de Radio Birdman y Motor City 5 incluidas. El “Kick Out The Jams” sonó de sorpresa tras un grito y fue especialmente celebrado.

El domingo, un cambio en el orden casi hace que algunos se pierdan la furia de los turcos THE RAWS, que entraron directamente al podio con su propuesta. El garaje de su casa guarda pocas cosas, pero el desorden es tal que resulta difícil hacerse a la idea de cómo se puede cacharrear tanto y tan bien con tan poco. Tienen publicados algunos siete pulgadas, o no, depende donde se consulte. Y tratar de cotejar el setlist es darse de bruces con el desbarajuste total. Una maravilla, puro rock and roll. El organicismo oriental le viene de perlas a esta maldita religión. El power pop de la banda femenina sueca The OHNO’S dio paso a THE GREAT MUNZINI AND THE ASTONISHING SOTOS que, turbantes en ristre, dicen ser de Calcuta. Con tanto cachondeo, lo mejor de todo es no saber si creérselo o no, ni siquiera querer comprobarlo. Bastó con mantenerse vivo en el pogo que contribuyeron a mantener.

FUZZTONES alargaron su actuación y con ella la noche justo cuando, fuera, el viento y la lluvia arreciaban con más fuerza. Acostumbrado el público a actuaciones cortas y pogueras, las bajadas de tempo de algunos temas quizá cortaron el rollo justo en el momento en que se había puesto toda la carne sobrante del fin de semana en el asador. Pero la lista de temas era larga y al final acabaron sonando los más reconocibles, “Cinderella” y “Strychnine”, así que la cosa acabó como debe, con un coro masivo.

Es de recibo hacer notar que de lo más molón de la Munster son las sesiones de baile que se organizan en el bar, una vez acabadas las actuaciones en vivo. Más que un festival, el encuentro es una fiesta, así que donde se acaba de desplegar del todo el ambiente es en la pista de baile. Sólo chicas pinchando siete pulgadas. Todo el mundo bailando: tres noches, tres pedazos de guateques. Por la mañana del lunes a primera hora, todavía con el fin de asamblea en los oídos, huimos de entre los restos de la guerra en el camping, en dirección contraria a la de la vuelta a casa. Esta vez el viaje sigue adelante.

 

Texto y fotos (Los Chicos y Link Protrudi): Pacus González Centeno

Foto portada The Monsters: Sergi Rich

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