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Festival Tomavistas: Parque Tierno Galván (Madrid)

 

La creciente oferta festivalera de la capital ha visto como este “pequeño” festival de corte indie nacional ha ido creciendo, hasta erigirse una de las propuestas más firmes interesantes y acogedoras de la actualidad festivalera. Este año cabe destacar que el cartel ha ganado en matices, a lo cual se suma lo cómodo del recinto. La tarde del viernes empezó fuerte con Los Nastys, quienes parecieron en un contexto que no es el suyo. Aquaserge destilaron una elegancia suprema, tocando palos como la psicodelia, la chanson o el jazz. Otro nivel. The Big Moon son unas jovencísimas chicas londinenses cuyas canciones, inspiradas en el alt-rock de los noventas, suenan frescas y bien acabadas. Cuando ya oscurecía, Schwarz nos dieron una bofetada experimental, sostenida sobre una robusta base de batería/percusión.

A Lori Meyers no se les puede reprochar su profesionalidad, pero sí unas letras algo sonrojantes, que sin embargo pusieron el recinto patas arriba. Lo de Goldfrapp fue un gran show de sintetizadores y electro-diva-pop, pero se abusó del playback. El sábado empezó con la pegada y fiabilidad de los catalanes Cala Vento, cuyas canciones y nómina de fans no paran de crecer. Alien Tango agitan un extraño cóctel estilístico, a veces indigesto, siempre atrevido, que cuando funciona resulta muy entretenido. Kokoshca empezaron bien, pero tuvieron que dejarlo a las primeras de cambio debido a una indisposición por parte de su batería. Nada importante, afortunadamente.

Las Odio se lo pasaron bien, jugando a un punk-pop saltarín en clave riot girl. Los Punsetes, impertérritos, salieron, hicieron lo suyo y se fueron. Mourn son de otra pasta. Sus canciones, regadas en un emo disonante, rabioso y melancólico, funcionan maravillosamente sobre el escenario. No pueden tener más futuro. León Benavente (foto) y sus fieles celebraron una eléctrica liturgia indie en la que su cantante hizo suyas las poses a las teclas de Nick Cave en Grinderman.

The Horrors, fríos pero cumplidores, cedieron el testigo a unos Temples (foto portada) que están en estado de gracia. Glam rock psicodélico con la dosis justa de comercialidad, y un repertorio envidiable. Cerrarían la noche Suuns, quienes se manejan muy bien en la oscuridad rítmica más cabrona. La jornada dominical, más distendida y familiar, nos trajo la delicadeza de Morgan, el soso encanto de Jeremy Jay o la gran puesta en escena de un Enric Montefusco y unos Rufus T. Firefly que emanan talento compositivo. The New Raemonn & McEnroe, Airbag y L.A. clausurarían esta edición, dejando claro que lo del Tomavistas va en serio.

 

Texto: Daniel González

Fotos: Javier Rosa

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