El concierto de la joven promesa del country Cale Tyson en la sala Boite Live de Madrid fue memorable, de esas cosas que no se tiene la oportunidad de vivir todos los días. En su primera visita a España, el músico afincado en Nashville demostró que el término “promesa del country” está desfasado. Tyson es ya un fenomenal cantante, con matices vocales que van de Johnny Cash a Merle Haggard, con el encanto honkytonk de Luke Bell.
Un tipo simpático, ferozmente crítico con la situación política de su país y curtido en mil bares, con polvo del camino en las botas y la voz, que se maneja igual de bien tanto en las baladas más country y soul como en los temas más cercanos al hillbilly.
Capítulo aparte merecen los músicos que le acompañan en esta gira, una banda completamente redonda a pesar de llevar sólo un mes tocando juntos, compuesta por el imponente groove del baterista Ben Lumsdaine, el acertado y genial recato del guitarrista hondureño Juan Solorzano (brillante, magnífico en cada tema), el disfrutable poso rítmico del bajo manejado por Aaron Stern y el magnífico y alocado talento del teclista Caleb Hickman, que también se destapó como un maravilloso cantante interpretando un tema propio.
Si a su fantástico repertorio, extraído principalmente de su debut, “Introducing Cale Tyson”, y de su más reciente LP “Careless soul”, se le añade una soberbia banda, tenemos caballo ganador. Y lo monta, firme a las riendas y en constante progresión, esa joven realidad de la música country llamada Cale Tyson.
Texto: Borch Peleven
Foto: Pepe Maza
