Encuentros

Thurston Moore: Fé en el Ruido

…Esta noche será la noche en la que los cielos se abrirán pues la mano divina señalará con su dedo y dirá a todos: “¡Eres humano, no eres solo un pato, eres humano! ¡Avanza! Avanza y arrasa. -Thurston Moore, 1991 The Year Punk Broke.

 

Sonic Youth fueron los humanos que se convirtieron en guitarras. Partiendo de cero entraron en el dominio de la electricidad por la puerta de la jovialidad, con la virulencia del arte cierto y el ruido heredado de los padres fundadores del punk cimentado en las aceras de Nueva York. Esparcieron su virus usando la red de conexiones interestatales que el hardcore había construido, sensibilizando a nivel nacional al adolescente suburbano y dejándolo a disposición de los ruidosos grupos de guitarras violentas. De ahí, con velocidad de crucero y alocada certeza, la Juventud Sónica arrasó el panorama independiente para rozar la cima del mainstream más popular; hecho que en el fondo nunca llegó a consumarse, pasando a ser el grupo de culto en nómina de la multinacional Geffen.

Los inmensos Sonic del magistral, monumental y antológico Daydream Nation, dispararon, armados por un trash cultural sobresaliente, los mandamientos que auparon al rock and roll un peldaño hacia arriba en su difícil ascensión a la categoría de Arte. Pero el eco de sus guitarras, customizadas y de afinaciones imposibles, se disipó cuando se las robaron. Traumática experiencia a la par que mera excusa teatral para el letargo inofensivo en el que se zambullía la banda en sus últimos trabajos. Para colmo, la idea Sonic Youth quedaba oficialmente desvirtuada cuando la marca Sandro reeditó camisetas de la banda a precios desorbitados.

Thurston, como señalado por esa mano divina sobre la que hablaba a gritos desde una ventana en la imprescindible 1991 The Year Punk Broke, recayó en su absoluta humanidad y, probablemente, propulsado por la ayuda de su subconsciente, dinamitó el aletargado status quo de la banda, que implosionó tras revelarse su doble vida amorosa. Más allá del cotilleo indie, Moore incendió su presente; y avanzó.

Así, se antoja como una crueldad autolesiva el no indagar con pasión en la obra de aquellos integrantes de una comuna clausurada; como si el hecho de haberse liberado de ese circuito de funcionamiento, no les hubiera supuesto un reinicio escenográfico ideal para el desarrollo de sus inquietudes más estimulantes. En el caso de Moore, sus dos últimos discos, The Best Day y el que nos ocupa, Rock N Roll Consciousness, son dos piezas relevantes en la evolución del sonido. Dos obras lúdicas, profundas y trascendentes que pintan un paisaje brillante, afirmando con novedosa lucidez que el cerebro de su autor esculpe sonoridades espirituales comandando el rock and roll con la firmeza de un genio.

Jovialmente obsesionado con la totalidad de la estructura contracultural de nuestro tiempo, estudioso de sus componentes atómicos y sus más sofisticadas aleaciones, Thurston, cuya verdadera arma propia es el sonido, contagia la energía infantil de un agitado espermatozoide en continua búsqueda del estímulo cultural, sirviendo como una potente nota recordatoria sobre el frigorífico de nuestra madurez: mantente curioso.

Las obsesiones del compositor permanecen en su edad; su fascinación con lo revoltoso de la cultura juvenil y su militancia a la hora de dignificarla reafirman sus valores, como en el caso del Black Metal y Mayhem con el libro publicado por la editorial que comparte con su novia -Ecstatic Peace Library-.

Su último disco es, quizás, el ejemplo más elevado de este proceso; la madurez del adolescente que ha alcanzado una tierra prometida en la que sus pasiones juveniles y sus descubrimientos adultos se unen en una obra mayúscula, por fin, a la altura de sus logros pasados, actualizando merecidamente su presente y haciéndolo relevante para el oyente; indispensable, diría yo.

Thurston Moore, avanza. Avanza y arrasa.

Con tu nuevo disco, reconecté con la idea más profunda de la belleza que solía encontrar en los mejores días de Sonic Youth. En oposición a trabajar las canciones entre tú y otros tres personajes ¿cómo te enfrentas al disco en solitario?

No escribo de manera diferente. Estas canciones también habrían existido si hubiesen sido canciones de Sonic Youth…creo. Musicalmente, sí; líricamente, habrían sido diferentes. Pero el modo en el que compongo no ha cambiado demasiado…desde los 80 (risas). Tengo una manera de escribir, y es usando diferentes afinaciones de guitarra y todavía estoy investigando eso. Para mí es muy interesante todo lo que puedo hacer con ideas para la guitarra, acordes, afinaciones, consonancia, disonancia, estructuras de canciones, todavía estoy investigando en eso; no es algo de lo que sienta que estoy cansado o aburrido. En ese sentido, si estas canciones hubieran existido en el contexto de Sonic Youth habrían sonado bastante diferentes porque Sonic Youth es una banda realmente democrática y todo se trataba de que no importaba quién trajese la canción, el resto va a coger esa canción y hacer lo que quieran con ella. Nunca le diría a Lee qué tocar, nunca le diría a Kim qué tocar, podría tener sugerencias pero se basaba en que la banda cogiera una idea como la mía y modificarla para convertirlo en un sonido de grupo. Ese no es el caso aquí. No es que les diga a Deb Googe o a Steve Shelley o a James Sedwards lo que deben tocar. Realmente creo que tienen cierta sensibilidad para interpretar el material y atraerlo hacia el grupo pero no deconstruyen la música de la manera que lo harían Kim o Lee. Así que eso no está pasando. Y eso mola. Para mí eso es de lo que iba Sonic Youth, como grupo. Y este grupo es un poco diferente. Aquí yo traigo la información y la información básicamente se queda donde está. Así es en la segunda canción, donde Steve aplica esa batería increíble. En ese caso confié en que a Steve se le ocurriría algo muy molón y así fue. Yo no le dije “esta es la idea de percusión que tengo para la canción”. Confié también en Googe y en el resto del grupo. Creo que esa es la razón por la que les he elegido, porque van a traer grandes ideas. Pero eso es porque nosotros éramos conscientes los unos de los otros desde hace muchísimos años. Sonic Youth no era así; éramos jóvenes que se juntaron y que ni si quiera sabíamos cómo enchufar las cosas. Así que aprendimos juntos y nos equivocamos juntos, y luchamos juntos y tiramos y empujamos juntos, en plan desarrollando esta historia juntos. Y, realmente, solo puedes hacer eso una vez. Así que, nunca pretendo que de nuevo tengo 21 años. Y nunca pretenderé que estoy en Sonic Youth de nuevo. Nunca desearé que la gente crea que estoy intentando replicar Sonic Youth; pero sigo escribiendo de la misma manera. Así es como es.

En ese sentido, en tus discos en solitario, has florecido en una especie de conexión con el Thurston Moore maduro, mientras que los últimos Sonic Youth, cuando los discos circulaban en torno a los mismos paisajes sonoros, me parece que estaban conectados con el Thurston Moore adolescente con una crisis de edad.

Es verdad. Estoy de acuerdo contigo (risas).

Sonic Youth en los mejores momentos eran un grupo divertido. Y tus dos últimos discos suenan como si te lo hubieras pasado bien otra vez.

Eso es bueno. Nos lo pasamos muy bien haciendo este disco. Pero fue todo una sorpresa. No estaba muy calculado. Una cosa llevó a la otra. Usar este estudio alucinante en Londres salió por suerte porque estaba entrevistando a Mark Stewart del Pop Group y mencionó el estudio en el que trabajaba; sonaba medio interesante. Pensé que si funcionaba para el Pop Group podría funcionar para mí. El Pop Group fue tan importante para mí. Entonces me di cuenta que el estudio era donde trabajan Adele y Florence And The Machine y… no pensé que ese sería… el sitio adecuado (risas). Pero fue fantástico porque tenía estas mesas de grabación que se usaron con Pink Floyd y los Rolling Stones, preciosas mesas analógicas. El dueño del estudio, Paul Epworth que trabajó con Adele, cumple años el mismo día que yo. Es más joven pero en el mismo día (risas). Él fue muy amable ¿sabes? Todo se trataba de él ofreciéndome un taller donde trabajar, pero a la vez era muy caro. Y yo pensaba “¿cómo voy a hacer esto?” porque yo no tengo mucho dinero para trabajar en un sitio como ese. No soy en plan, sabes, una gran estrella de rock famosa que fabrica dinero. Así que negocié y me metí allí cuatro días e hice todo este trabajo, asegurándome que cada minuto era utilizado y me encantó el estudio.

y ese tipo de presión, también es buena. No hay ni un segundo malo en el disco.

 Y grabé más canciones. Eso es solo lo que está en el álbum. Hay algunas canciones sin terminar, algunas que estaban en el disco pero las quité.

Cease Fire -single de adelanto no incluído en el disco-

 Sí pero esa no la grabamos allí. Fue grabada después.

Me gusta la canción pero me parece más un anuncio publicitario para decir “Hey mira, Thurston está haciendo esto en solitario. Y cuando escuché el disco me alegré de que no estuviera incluida porque el disco se habría evaporado porque esa canción no encaja con el concepto del álbum

Sí, sí, sí (risas). Es otra onda. Grabé otra versión en una mesa que hice en The Church Studios. Una versión grande, en 24 pistas. La versión que he subido online es más punk rock, de un estudio pequeño. Pensé que sería mejor subir esa. Sabía que no quería que la canción estuviera en el disco. Estaba dentro y no paraba de quitarla y ponerla; había otras tres que iban y venían. De algún modo, es muy divertido trabajar en un disco cuando tienes mucho material diferente. Así, puedes dar con algo con lo que finalmente te sientes a gusto. Pero este disco pasó por muchas permutaciones. También ocurrió con The Best Day, que iba a ser un álbum triple porque tenía todo este material de Nueva York con Chelsea Light Moving que nunca se publicó, algunas otras cosas en solitario, y junté esté disco larguísimo y lo iba a sacar como una medio caja loca llena de música. Pero entonces pensé que eso era pedirle a la gente que invirtieran mucho…tiempo (risas)

Pero de todos modos, pienso que en algún momento vas a tener que sacar algún rollo como el proyecto este de Neil Young Archives, que nunca ha completado porque tiene tanta movida archivada que es una locura. No sé si la palabra es adicto al trabajo, pero la música fluye en ti. Si te das una hostia contra un árbol se te caen cinco canciones de los bolsillos.

Sigue siendo así. Me gusta sentarme y componer. No lo hago todo el rato. Creo que si lo hiciese sería una locura porque si me siento y me meto en este arte de la práctica diaria, de sentarme con la guitarra todos los días, voy a componer por obligación, así que no hago eso. No saco la guitarra de la funda a menudo. Y lo hago con un propósito. No la saco porque ya toca, hace mucho que grabé un disco o que compuse algo, como sacarla todos los días porque sí.

O como Nick Cave que se autoimpone un horario de 8 horas como si estuviera en la oficina.

No yo no hago eso. Me gusta tener algo de libertad en mi vida y me he dado cuenta en este momento que es muy importante para mí encontrar soledad en mi vida, todos los días.

Sí. Estaba leyendo un artículo en Ruta 66 -nº 201- y Ximo Brotons conectaba tu música con la creación de tiempo libre y el aprecio al ocio. Hay momentos de soledad que tienen el valor de no estar haciendo nada y son importantes.

Sí, eso es un poco de lo que va el título del disco Rock N Roll Consciousness. Es sobre esta idea de meditación y si hay alguna ideología es el arte, es la música, es el rock and roll. Esa es más o menos la idea. Tengo mucho respeto a la idea de practicar todos los días. El pintor Gerhard Richter que hizo la portada de Daydream Nation escribió un libro llamado The Daily Art of Practice o algo así; la idea del pintor que va a este lugar donde trabaja todos los días y se convierte en un gran artista. Y creo que es una manera grandiosa de ser artista. Especialmente si eres un escritor, sencillamente escribes y te conviertes en un gran escritor, o un poeta. Pero también me encuentro a mi mismo deseando tener un lugar donde puedo estar muy liberado de todo tipo de relación con el mundo físico, y simplemente envolverme en el día; y cuando llega el momento de entrar en un estado creativo físicamente, todo brota; porque has estado como intelectualizándolo, pensando en ello, está ahí. En un modo siempre me siento culpable, que debería llevar un cuaderno encima, debería estar escribiendo esto, y no lo hago; o que debería ir a casa y grabar demos y demos y demos, pero tampoco hago eso.

Creo que el subconsciente hace mucho más por nuestro consciente de lo que parece. Como que te pasas tres días tumbado sin saber por qué y tienes que crear algo, y de pronto cuando ya es improrrogable, todas estas ideas salen a borbotones

¡Sí! Para mí, cuando estoy en una librería o en una tienda de discos, es como estar en meditación. Ir pasando por cada capa de documentos, ver todos estos archivos, esta historia y legado de todo este trabajo y de estos diferentes campos de expresión, música, literatura, o en una galería o un museo o lo que sea, estar en una zona creativa. Lo encuentro muy meditativo. No siento que necesite estar en competición con ese mundo o estar haciendo algo creativo; estar en medio de la librería creo que es muy importante y es inspirador y me informa. Así, cuando llega el momento de realmente trabajar, tengo mucha confianza en ello, sé que algo va salir de todo ello, y supongo que así sucede, no lo sé (risas). No intento forzar las cosas. No intento acoplarme al oyente de Sonic Youth. Como mucho haría lo contrario.

Yo tenía los oídos limpios. No tenía expectativas pese a que admire tu arte; y el disco me encantó.

Es curioso porque no creo que hubiese muchas expectativas. Cuando se lo puse a los del sello, tenía curiosidad por saber qué dirían porque el disco no es un disco explosivo, es más bien como que se intuye y luego florece, y quería que fuese un proceso de florecimiento. Y pensé que eso no sería muy efectivo en el mundo actual donde todo va sobre el “hit” instantáneo.

Sí, lo pillo. Pero creo que tu deber como artista y un artista que está conectado con la cultura del álbum clásico, es hacer que la gente escuche el álbum completo porque eso se está perdiendo y la gente escucha canciones sueltas y playlists robóticas hechas por un software.

Cierto

Juro que no estaba de ácido cuando lo escuché pero lo sentí como un viaje y la guitarra como un personaje femenino, como una diosa que asusta un poco y a la vez es muy seductora y femenina

Hay mucha feminidad en el disco porque trabajo muy cercanamente con mi novia Eva, ella escribe bajo el seudónimo Radieux Radio y estuvo muy involucrada en el proyecto. Fue una colaboración para tener esa feminidad en el disco y pensé que eso era apropiado para la música. En consecuencia, y viendo como está el panorama en América, me alegra mucho que el disco sea así porque es como una marcha de mujeres. Cuando fui a la marcha de mujeres en DC -Washington- fue mucho más que una marcha de mujeres, fue una manifestación de gente, fue esta nueva conciencia: aquí tenemos este patriarcado atacando y desmoralizando la feminidad y la mujer…

Enfrente de todo el mundo

Frente al mundo, sí. Humillando psicológicamente a toda América y al mundo. Este es el último chisme de esta gente y ahí están sonriendo a la cámara. Es un poco un FTW thing -a la mierda el mundo- y es decirles que no, que eso no va a pasar. Y me alegro que el disco tenga esa energía.

Pero también has sido más explícito sobre tus posiciones políticas en otras ocasiones como en Cease Fire o en el caso de Chelsea Maning.

Las armas en Estados Unidos son, literalmente, como chucherías, y no hay nada de bueno en ello. Absolutamente nada.

Lo de Chelsea Maning es una situación más complicada porque cuando alguien pone en compromiso la integridad de tu país y como se relaciona con el resto del mundo, es extremadamente engorroso lidiar con ello para alguien como Barack Obama. El hecho de que él la encarceló y después, al final de su legislatura, la liberó, es muy curioso. Creo que su historia es muy interesante y que con el tiempo va a enfocarse más en las complejidades de sus 8 años en América.

Probablemente nos va a dar un punto de vista muy importante sobre cómo es tomar todas esas decisiones

Vino como un favorito la conciencia liberal de América pero en realidad no era un liberal, era bastante conservador. Es un estudiante de abogacía, muy en el centro, para poder entender la Ley. Y solo espero que les sirva para acabar legalmente con estos…putos animales (risas).

Ahora que vives en Londres ¿tienes curiosidad por visitar a Julian Assange en la embajada?

No diría que no a visitarle y darle la mano. Creo que es un jugador muy significativo en el juego político moderno. Pero no tengo mucho interés en él como celebridad. Es un individuo muy curioso pero no soy en plan…un groupie (risas).

El disco tiene todos estos conceptos que circulan en torno a la purificación, redención, purificación y esto se nota a través de la experiencia que es escucharlo pero ¿qué hay detrás del título? Tiene la palabra Consciousness -conciencia- que conecta con todo ese misticismo y luego tiene el término Rock N Roll. ¿Es el rock and roll un elevado medio para la conciencia? Andy Shernoff de los Dictators me dijo una vez que el rock and roll era nostalgia y eso me dio mucho bajón.

Yo quería dar algo de…dignidad a lo que es el rock and roll porque creo que siempre se ve como algo de lo que se supone que debes pasar cuando te haces adulto, como si fuera una especie de forma de arte juvenil. Siempre recuerdo mi primera atracción hacia Patti Smith en los 70, cuando decía que el rock and roll se ha convertido en High Art -arte superior- y que hay que verlo en el mismo contexto que Picasso. Por supuesto que decía eso para ser insolente pero creo que estaba siendo sincera, diciendo “esta es la voz del Pueblo. Este es el arte del Pueblo. En esto se ha convertido”. Y siempre recuerdo eso. Vivimos en un momento en el que casi todo el mundo en la Tierra experimenta la cultura del rock and roll, ya no es nueva, es como que naces en ella y ahí está; es una música que siempre se va a compartir entre lo radical y lo conservador, no le pertenece a nadie y es realmente la música de la gente. Y para mí, incorpora todo, hip-hop, jazz, rhythm and blues, soul, folk, música experimental o pop; no importa, la música es un lenguaje universal.

Cuando estuve impartiendo clases en la Universidad de Naropa estos últimos años, en los talleres de composición de verano, la palabra “consciousness” se utiliza mucho, porque es una escuela de orientación budista y me interesé mucho por ello pero no como para hacerme devoto del budismo o para intentar escapar de mi vida como alguien de familia católica; pero sí como para respetar la fé de otras personas en otras religiones y lo que eso significa. Y pensé “bueno, la ideología que yo tengo, la fé que profeso es esta idea de como la creatividad puede ser utilizada de una manera espiritual”. No paraba de encontrarme con mensajes como “Buddha consciousness” o “dharma consciousness” y entonces dije “bueno, yo tengo rock and roll consciousness” (risas)

¡Yo creo en eso! (risas)

 Decidí llamar así al disco. Estuve entrevistando a Iggy Pop en Florida hace unos meses…

La entrevista de Rough Trade. Buenísima…

…le conté que tenía un disco nuevo y me preguntó como se llamaba y le dije (risas): “¡Se llama Rock And Roll Consciousness!” y tardó un poco en reaccionar diciendo: “Wow, ese título es tremendo” y dije “¡pues quizás sí!”. Al principio pensé que era un poco cursi (risas).

Pero mola que pueda tener ese lado gracioso.

Para mí es como cuando leo la revista Wire que tiene este rollo de enfoque serio sobre música seria; mi parte favorita es la tira cómica de Savage Pencil de Edwin Pouncey que siempre se mea en esta cosa tan seria. Siempre me gusta eso. Hay algo que has dicho acerca de la alegría, y con la alegría vienen las risas y el humor y eso está bien. Es un título un poco gonzo.

Fui al SF Moma y allí estaba el cuadro Two Candles de Gerhard Richter y me di cuenta que Sonic Youth son más grandes que Richter y su portada se ha comido el significado de su cuadro. ¿Te persigue el miedo de que solías tocar en un grupo capaz de comerse a Gerhard Richter y eso te pueda engullir a ti? (risas)

No, la verdad (risas).

Ya habíamos usado un cuadro de Richter en el 7 pulgadas de Death Valley 69 y es que le conocíamos por colaborar con una amiga de Kim en Alemania. Fuimos a su estudio y por allí andaba Gerhard y estuve mirando su obra. Yo no sabía que en aquel momento era un gran artista expresionista en Alemania, creí que era solo un artista y le dije “pues están muy bien estos cuadros” (risas). Fue una cosa muy amistosa, nos mandó una postal que tenía un cuadro de un volcán y lo usamos como la portada de Death Valley 69 y cuando hicimos Daydream Nation vi en una revista el cuadro de la vela y yo quería usar un cuadro de Richter para Sister, aún tengo la maqueta gráfica en mi archivo; uno de sus cuadros de su hija en reposo, tumbada, mirando a la cámara -precioso- pero el resto de la banda votó que no. Todo el mundo trajo ideas para Sister y yo cree la cruz y monté las fotos alrededor de ella y esa fue la portada. El Richter nunca se usó y no estaba rallado con la idea de usarlo, solo pensaba que eran obras preciosas. Y con Daydream Nation, pensé que esa podría ser muy seductora como portada. Nos llevó un tiempo encontrar la tipografía que usaríamos y se convirtió en lo que se ha convertido. Pero ni si quiera entonces pensé que Gerhard Richter era este artista de primera categoría. En cierto modo fue después de que saliera ese disco que, a la vez, su reconocimiento estaba aumentando de manera exponencial a lo largo de los años y se terminó convirtiendo en este artista tan famoso. No sé si el disco le ayudó en eso. Hubo un momento en el que se habló de comprar el cuadro, porque probablemente era asequible en aquel momento. ¡Y deberíamos haberlo hecho! (risas)

Agente -amablemente-: Tendríamos que ir terminando, por favor.

 Solo por curiosidad ¿es verdad que fuisteis los culpables y que Sonic Youth le cortó el pelo a Neil Young en la gira de Ragged Glory?

Oh sí, le cortamos el pelo, sí (risas). Se lo cortó Susan Sasic que era la que llevaba el tema de luces. Se lo cortamos en el autobús de la gira pero no pensé qué tal le quedaba. El hombre pensó que necesitaba un corte de pelo.

¡Estaba molante! (risas)

Fue Susan Sasic la que se lo cortó, terminó haciendo las luces de Nirvana y de mucha gente pero empezó siendo la chica que vendía nuestras camisetas en el puesto y de ahí pasó a hacer las luces porque pensaba que eran malísimas. ¡Nosotros no pensábamos en las luces! ¿sabes? ¡¿luces?!! (risas) ¡Las enciendes y las apagas!

 

Texto: Rafa Suñén

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