Encuentros

Moses Rubin: «el músico está sometido al pluriempleo»

Hay discos que te atrapan desde la primera escucha y acaban atrincherados en el plato y el subconsciente, hasta convertirse casi en parte de uno mismo. Eso me ha ocurrido con el primer álbum de Moses Rubin. Me resultó absolutamente imposible resistirme al encanto de “Subtle Atmosphere”, un delicioso cóctel de folk preciosista con melodías pop sublimes, una de las grandes y más gratas sorpresas de 2016. Habrá quien otorgue buena parte del mérito a esos arreglos exquisitos. Pero, lo importante son las canciones, y la prueba del algodón es poder haber podido escuchar posteriormente algunas de ellas desnudas en su debut, el imprescindible epé “Bear With Me”. Aunque disfrutando de la belleza de su nuevo single, “Everybody’s Lover”, estoy convencido de que este tipo barbudo está sobrado de talento y de que lo mejor está aún por llegar…

Hace sólo unas semanas nos has sorprendido con dos nuevas canciones, ¿por qué un single y no esperar a tener a completar otro álbum?

Me gusta decir que este nuevo lanzamiento no es otra cosa que la excusa perfecta para hacer lo que más me gusta rodeado de la gente maravillosa que me acompaña en esta aventura. El motivo detrás del formato “single” no es otro que el de ampliar la discografía en la medida de lo posible. Sobran las canciones pero, como suele ser habitual, faltan los recursos para grabar LPs completos cada seis meses. No obstante concibo este Single como una continuación, o si acaso una reminiscencia de lo ya presentado en “Subtle Atmospheres”. Creo que estas dos nuevas canciones son una bonita manera de completar y redondear el LP y de seguir dando salida al material existente y a mi afán por seguir creando.

Intuyo que también habrá algo de amor al vinilo y a la música tal y como la conocimos, tal y como crecimos con ella…

Desde luego, detrás de la edición en 7” está el amor por lo clásico y lo tangible. Además supone una de las pocas maneras de recuperar la inversión ya que este formato suele despertar interés entre mis seguidores y entre quienes aprecian la música como algo que va más allá y por supuesto genera más ingresos que el omnipresente “streaming”.

Me ha sorprendido bastante “Tony Higgins”, la cara B, un blues poderoso y acelerado que contrasta con la faceta pop/folk preciosista que ya conocíamos de ti y que sigue explotando en la cara A.

Sí, entiendo que sorprenda. En cualquier caso, es parte de mí y de mi identidad artística ya que, sin duda, el blues ha supuesto una parte esencial de mi formación musical. Como me gusta decir, no creo en los estilos, creo en la identidad, y sinceramente pienso que estas dos canciones, con sus diferencias y sus muchos puntos comunes, son para mí la prueba tranquilizadora que me ayuda a constatar que sigo perseverando en la única razón de ser de Moses Rubin: ser yo mismo a través de mi música.

¡Pero tu voz suena incluso distinta! ¿No temes despistar a tus fans?

¡No tengo ningún afán de despistar!

Pero, ¿se va a quedar en anécdota o es posible que en tu próximo disco aparezcan más canciones en este registro?

Considero que, aunque Moses Rubin es ya una realidad, dada mi juventud, mi identidad artística está aún en fase de crecimiento y evolución e incluso de presentación de los diferentes registros en los que me siento cómodo. Creo que tengo muchos registros y que es importante explotarlos libremente, sin encasillarse.

Vayamos a tu origen, ¿cómo arrancó la aventura de Moses Rubin como ente artístico?

Me gusta decir que Moses Rubin nació con los vientos del norte en Leeds, una agradable ciudad industrial del norte de Inglaterra, donde me instalé con mi pareja, Cecilia, en 2014. La razón detrás de esta mudanza no era otra que continuar mis estudios en la prestigiosa University of Leeds, donde había sido admitido para cursar un postgrado. En un principio pretendía dejar de lado mis aspiraciones profesionales en el mundo de la música, no así el ejercicio de la música como pasión y afición, para centrarme en mis estudios y olvidar un poco el estrés y, por qué no decirlo, la frustración a los que me habían sometido algunos “desengaños” musicales de aquellos años.

Pero me temo que, afortunadamente, no fue así…

Sí, apenas perduró unas semanas en mi cabeza, ya que al poco tiempo ya estaba buscando lugares donde tocar por la ciudad animado por Cecilia y por la -supongo inevitable e inherente- necesidad de todo artista por continuar creando y creciendo como tal. El siguiente paso fue hacerme con una exótica a la par que impresionante guitarra acústica brasileña Giannini fechada en 1971 por 59£ en “Big Deals”, una famosa tienda de empeños y compra-venta de instrumentos musicales. Desde entonces, y a pesar de tener otras guitarras de marcas más rimbombantes, esta maravillosa guitarra se ha convertido en una gran compañera de viaje y en mi instrumento de referencia. Más tarde, de nuevo completamente respaldado y animado por Cecilia, quien también quien está detrás del arte de todas las portadas de los trabajos que he publicado, me decidí a adentrarme en el mundo de las “open mic nights” o noches de micrófonos abiertos.

Así, recalé en el “Duck & Drake” un mítico pub de origen victoriano que estaba a apenas unos minutos andando de nuestra casa. Allí fuimos recibidos con los brazos abiertos por un grupo de personas fantásticas con las que compartimos muchos buenos ratos llenos de música durante nuestra estancia allí, convirtiéndonos nosotros dos y mis canciones en unos habituales de las noches de folk y blues con un penetrante olor a la cerveza ALE que emanaba de los viejos grifos de barril (cask) dulcificado en las noches de invierno por el aroma a la leña que se consumía en la chimenea. Entre todas esas personas estaba el mismísimo Tony Higgins, un inusual y entrañable armonicista de blues que se ha convertido en el protagonista de la cara B de mi último single.

Un entorno quizá más receptivo, culturalmente, hacia la música que practicas…

Sin duda fue clave percibir un ambiente muy propicio para el desarrollo de mi estilo y mi música, no exento, eso sí, de ciertos desafíos que me gusta enumerar. En primer lugar, está el hecho de encontrarte en un entorno musical que está fuera de los límites de tu zona de confort en lo que al público se refiere. No se trata únicamente del hecho de que allí quienes van a verte tocar son “extraños” y no tu público habitual de amigos o conocidos, sino también por la barrera cultural y especialmente idiomática que existe. En lo que a mi caso respecta, el hecho de componer en inglés supone un extra de dedicación, responsabilidad y por supuesto de esfuerzo al no ser esta mi lengua materna. En este sentido, cantar mis canciones para gente melómana del norte de Inglaterra supuso un reto y una oportunidad maravillosa para mejorar y madurar a la hora de componer. Además, fue también la prueba definitiva que me ayudó a constatar que mi propuesta gozaba de la suficiente calidad para gustar e impresionar al público allá donde fuera y del mismo modo, a espantar así el recurrente complejo que muchas veces se nos inculca a los artistas españoles cuando cantamos inglés. En segundo lugar, me parece esencial destacar que hasta entonces siempre había tocado con bandas y solamente en contadas ocasiones me había plantado “solo ante el peligro” al más puro estilo de Gary Cooper. Allí no me quedó más remedio que reinventarme en este sentido. En definitiva, ambas cosas fueron un estímulo y una fuente de crecimiento que me hicieron madurar mucho como artista y que considero son claves para entender Moses Rubin.

Vistos los resultados finales de tu música, entiendo que la acogida de esa audiencia debió ser bastante buena, lo suficiente como para alentarte.

La cálida respuesta de todos cuantos me escuchaban, ya fuera en forma de halagos o de una procesión de pintas al borde del escenario, fueron lo que me animó a comenzar con esta aventura en solitario y a continuar con ella a mi regreso a Madrid. Ésta respuesta llegó a ser tal que incluso unas semanas antes de mi programado regreso a España me alcé con la victoria en un concurso de cantautores celebrado en un famoso pub de la ciudad llamado “The New Conservatory”, cuyo premio fue nada más y nada menos que una guitarra acústica Martin.

Cuando has grabado algo tan bello como “Subtle Atmospheres”… ¿Cómo sienta que los medios no se hagan eco?

Si no lo interpreto mal, esta pregunta creo gira entorno a un concepto que nos obsesiona, no sólo a los músicos, sino a todos, que no es otro que el “éxito”. Pero a mí me gusta hablar del éxito como un concepto compuesto por dos dimensiones diferentes: una cualitativa y una cuantitativa. Creo que la cualitativa, que implica generar sentimientos positivos en quienes te escuchan, conmoverlos y recoger de vuelta todo el amor invertido en un trabajo como éste, es la más importante y la más difícil de lograr. En lo que respecta a la dimensión cuantitativa, no es más que la capacidad, siempre limitada, de producir estos sentimientos en el mayor número de personas posible. Creo que comúnmente nos obsesionamos con esta segunda dimensión, aunque muchas veces es meramente una cuestión de tiempo y no está a nuestro alcance llegar a toda esa gente. Insisto, en mi opinión lo difícil es que tu creación sea capaz de provocar todas las emociones y sensaciones que mencionaba anteriormente en la gran mayoría de quienes te escuchan.

Pero es que ni siquiera has aparecido en buena parte de la prensa especializada…

En consonancia con mi argumento anterior, considero que la música es una carrera de fondo. Lo importante, que no son otra cosa que las canciones, ya está ahí y no tengo dudas de que cada vez más personas irán poco a poco llegando a ellas. No son pocos los que ya las han escuchado y, paulatinamente, esa prensa especializada de la que hablas empieza a conocer a Moses Rubin.

Supongo que todo ello es producto de nuestro tiempo, de la terrible deriva de la industria musical que, más allá de su origen punk, te obliga al “do it yourself”… ¿Es duro tener que preocuparte hasta del último detalle de tu carrera?

Es duro, sí. La situación actual tiene varias desventajas, una de ellas, sin duda es el pluriempleo al que el músico está sometido. Muchos de nosotros somos a la vez músicos, mánagers, agentes de comunicación… No obstante algunos de los impedimentos de nuestra era se ven compensados por otras cosas. Por ejemplo, me cuesta imaginar que alguien en España hubiera apostado por mí y mi “Subtle Atmospheres” hace años, en la época en la que hacer un disco sólo estaba al alcance de los presupuestos de las grandes discográficas. Hoy en día uno puede ser dueño de su “carrera” -por modesta que ésta sea- y puede grabar un disco sin tener que pasar previamente por los filtros de esa industria musical de la que hablas.

Con esta experiencia de hacer un poco de todo, con lo que implica a nivel de no dejarte tanto tiempo para el arte, pero con lo que implica en cuanto a libertad creativa… ¿Vas a intentar en el futuro trabajar para tus próximos lanzamientos encontrar con gente que te apoye (discográfica, manager…) o ni te lo planteas y vas a seguir apostando por el “yo me lo guiso y yo me lo como”?

Desde luego que el DIY tiene una cara B que en muchos de los casos va, como bien dices, en detrimento del apartado creativo. El tiempo es un recurso limitado que al final tienes que dividir en una serie de tareas; con lo que, a más tareas, menos tiempo para cada una de ellas. Por supuesto que me planteo en muchas ocasiones “delegar” algunas de éstas a terceros, de hecho ya lo hago en algunos casos, pero no siempre es fácil encontrar quién lo haga, poder pagarlo y sobre todo renunciar a tener el control completo sobre tu proyecto, lo cual es delicado y no siempre es fácil.

Volvamos a la esencia, a la música… En “Subtle Atmospheres” encontramos un buen puñado de canciones que ya estaban en el epé “Bear With Me”, pero arropadas con otros instrumentos y capas de arreglos. ¿Sentías que esas canciones necesitaban/pedían ese tratamiento?

Creo que ambos formatos tienen sentido en mi manera de entender mi personalidad artística. Desde luego creo que el tratamiento que las canciones han recibido en “Subtle Atmospheres” es maravilloso y coherente con su espíritu. Una de las cosas que nos preocupaban especialmente a todos quienes estuvimos implicados en el LP era que todo cuanto hiciéramos aportara algo y no restara. Me explico con un ejemplo: desde mi punto de vista, meterle una batería a una canción no necesariamente la mejora. Considero que el arte de la producción musical es precisamente el de saber interpretar qué necesita cada canción y, precisamente por esa misma razón, creo que Ramiro Nieto y Martí Perarnau son unos verdaderos artistas.

Esas distintas versiones de cada canción, la del epé y la del álbum, al fin y al cabo son las dos caras de una misma moneda; pero como en ese formato más austero también funcionan de maravilla, supongo que eso te permite actuar tanto con banda como solo en acústico.

Desde luego las canciones son las mismas y si no tuvieran el mismo espíritu y la misma personalidad, habríamos cometido algún error. Tal y como dices, esta versatilidad me permite defender este proyecto en formatos muy distintos, como son el acústico o la banda completa. Generalmente, disfruto mucho con ambos. Cabe destacar la pureza que en mi opinión tiene el formato acústico, tal y como le ocurre a “Bear with me”. Al fin y al cabo, ese formato no es otro que el que refleja el origen de estas canciones –soy yo solo con mi querida guitarra- y el que captura a la perfección la esencia de las noches de pub en Leeds.

¿Quién te ha acompañado en el salto desde la soledad del epé a la pequeña multitud del álbum y tu actual aventura en directo?

Tengo la suerte de contar con verdaderos monstruos acompañándome. Me siento muy afortunado y agradecido ya que todos ellos han puesto su talento y trabajo al servicio de Moses Rubin. Algunos, como Lete G. Moreno y Rodrigo García llevan siendo mis compañeros de viaje durante muchos años, ya que juntos tocamos en The Baked Beans in Tomato Sauce Brothers. Otros, como Sergio Valdehíta o Germán Salto (con quien tengo el gusto de contar a menudo) son “descubrimientos” recientes que espero hayan venido para quedarse. Además, para las mencionadas grabaciones y directos he podido contar también con otros músicos fantásticos como Roberto García, David Velasco, David Rubin (mi primo), Brian Hunt o los propios Ramiro y Martí que además de producir de tocar saben un rato.

Has estado en una banda y ahora podríamos decir que eres un artista solista… ¿Qué ventajas le ves a tu situación actual?

Ser “solista” tiene ventajas. En primer lugar te permite tener la libertad de dirigir tu proyecto hacia donde tú quieras y dotarlo de una única personalidad que al final no deja de ser la mía propia, más si cabe cuando el objetivo de este proyecto es precisamente ése: ser yo mismo a través de mi música. Siempre he pensado que la democracia en los grupos de música no funciona… Siempre hay liderazgos y cuando todo se somete a eternas votaciones y decisiones comunes los plazos se alargan, las decisiones se demoran y muchas veces la personalidad (e incluso la obra) del proyecto acaba diluida en todos estos procesos. No obstante, los grupos también tienen sus puntos a favor. La “soledad del solista”, valga la redundancia, también implica más riesgos, especialmente al tener que tomar las decisiones de una manera más individual y tener que aprender a convivir y a aceptar tus éxitos y tus fracasos como algo más personal. En cualquier caso, yo tengo la inmensa suerte de ser un solista en muy buena compañía, pues en mi banda las decisiones siguen estando muy sustentadas en el colectivo, me gusta dejarme aconsejar y contar con la gente que me rodea.

Alternas los conciertos en acústico con los que das acompañado por otros músicos, ¿en cuál de las dos situaciones, obviamente muy distintas, te sientes más cómodo o seguro?

Es una de las grandes ventajas de esta nueva etapa. La libertad que mencionaba anteriormente también se manifiesta en el ámbito de los formatos. Las diferencias son como comentas obvias, pero me gustaría destacar la cercanía con el público y la creación de un vínculo con él público como los puntos esenciales de las actuaciones en acústico, especialmente en aquellas donde desaparece el escenario y toco en un sofá o una silla cara a cara con la gente. Creo que el “escenario” como concepto físico (así como ocurre en el ámbito educativo con la tarima) en ocasiones, lejos de generar respeto entre el público también despersonaliza al artista para bien o para mal. Así, me gusta decir que algunos de estos conciertos son “ruedas de prensa” o “acústicos-entrevista”, en los que constantemente animo a la gente a interactuar conmigo, ya sea comentándome sus impresiones del concierto, haciéndome preguntas sobre mí y las canciones, etc.

 

Lo que ocurre, aun a riesgo de contradecirme, es que hay algunas canciones que después de haberlas escuchado con banda, es una pena no disfrutar de esos arreglos y demás…

Aunque tengo la certeza de que la personalidad del proyecto se manifiesta de la misma manera tanto en mi formato acústico, que destaca por ser más personal e intimista, con la banda completa las canciones gozan de unos niveles de complejidad instrumental y espectacularidad bastante altos. En este sentido, tengo una banda de auténticos virtuosos y llena de compromiso con el proyecto, pero no siempre es fácil movilizarla y sobre todo hacerlo en unas condiciones aceptables ya sean económicas o en lo que a la “idoneidad” de escenarios se refiere. Dicho esto, me siento muy cómodo y seguro en ambos formatos, ya que ambos son una parte esencial e imprescindible de Moses Rubin.

El próximo 24 de mayo te enfrentas a un reto importante: una sala grande, en Madrid, un público con fama de exigente…

Tocar en El Sol es un enorme placer y todo un paso importante para cualquier artista que pase por Madrid. En mi caso, es la tercera vez que piso su mítico escenario, aunque esta vez será desde luego especial por lo que significa hacerlo por primera vez como Moses Rubin. Sin embargo, no me gusta catalogar públicos o salas como mejores o peores. Simplemente creo, y considero que está en mi ADN artístico -quizás por haber madurado artísticamente a golpe de “open mic” en pub inglés- que hay que dar el máximo ya sea ante una decena de personas o ante un teatro abarrotado, ya que solo así puedes presumir de ser auténtico y tomarte en serio a ti mismo como un profesional.

¿Qué esperas de ese concierto?

 Que sea una velada inolvidable, que todo salga según lo previsto en todos los aspectos y que contribuya a aumentar nuestro reconocimiento y prestigio dentro del circuito. Aunque, por encima de todo, considero que lo más importante es que el público disfrute con nuestra actuación ya que. si eso ocurre, todo lo enumerado anteriormente vendrá por descontado.

¿Qué podemos esperar como fans de ese concierto? ¿Alguna sorpresa?

Por nuestra parte podéis esperar un alto grado de compromiso y trabajo con lo que somos y hacemos, lo cual espero desemboque en un show memorable. En lo que refiere a las sorpresas, sin lugar a dudas la mayor de todas ellas ya se ha desvelado, y es que contaré con mi gran amigo y enorme talento Germán Salto a la guitarra durante todo el concierto, lo cual es todo un honor que a todas luces contribuirá en mejorar la calidad del concierto.

Tengo entendido que estás tomándote un tiempo para dedicarte exclusivamente a tu carrera musical. Supongo que es duro plantearte semejante salto al vacío, casi sin red.

No es tan duro cuando tienes tanta gente maravillosa detrás apoyándote, como lo son en mi caso mi familia, mi pareja o mis amigos (entre los cuales incluyo a los músicos y productores). En este aspecto me considero un verdadero afortunado y… ¡Para qué nos vamos a engañar! Ver tanta gente implicada en mi proyecto no hace otra cosa que hacer que me tome a mi mismo más en serio y piense que de verdad lo que estoy haciendo merece la pena. Por ello, no me puedo permitir defraudarles.

¿Cómo te ves en dos años?

Es toda una (bonita) incógnita. Aunque, si te soy sincero, me veo con un trabajo “normal”, pero también veo en mí a un mejor músico, compositor y a una mejor persona; y es básicamente por estas cosas por las que creo que merece la pena seguir trabajando. En cualquier caso, me alegro mucho de que me hagas esta pregunta, espero acordarme y poder releerla dentro de un par de años.

Para terminar: imagino que estarás ya trabajando en un nuevo álbum…

Eso siempre. Tengo material en forma de canciones y la ilusión por hacer de ellas una realidad, pero no siempre es bueno (ni factible) obsesionarse con mantener un nivel de producción “beatleliano”. Si mis cálculos no fallan, creo que la segunda entrega en LP de Moses Rubin tardará alrededor de un año en empezar a convertirse una realidad. No obstante, creo que “Subtle Atmospheres” aún tiene mucho recorrido, porque salió hace apenas siete meses.
Texto: J.F. León

Fotos: Cecilia González

Foto B/N en estudio: Bitz Sanz

 

 

 

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