Sentado en una silla, con las piernas cruzadas y un ramo de flores a un lado. Así nos da la bienvenida Tim Darcy. Con esa pose y en ese escenario, él podría pasar como un psicólogo atípico, hacer las veces de psicópata con ganas de llamar la atención, o simplemente, Darcy es ese vecino que te da las buenos días con gesto amable al que le irías a pedir un poco de sal cuando se te acaba.
Pero no, es músico y ha venido a hacer ruido. A su manera, sin complejos. Si con Ought, su banda madre, alborota el patio del post-punk, con dos lecciones seguidas en forma de disco, aquí transforma, y con sentido esa fórmula. Y no, no se ha pasado al folk, aunque ese sea el recurso fácil. Ya hay muchos. ¿Para qué? Es evidente que le pone palote Lou Reed (ese fraseo), también Sonic Youth. De hecho, esta es la simbiosis perfecta, la unión anhelada. Lo sé, este también es un recurso al uso, pero es tan certero como que los Knicks son de Nueva York. Luego está la imaginación del canadiense, para el trazo, para la ubicación. Celebra la distorsión como una victoria, aquí hay poesía cautelosa y su alma es la de un forajido urbano. Ah, y las letras, atención a las estrofas de “Tall glass of water”. Y sí, su mirada me tiene todavía intrigado. ¿En qué estará pensando?
TONI CASTARNADO