Encuentros

Los Labios, feliz cumpleaños

No es extraño, visto lo visto y escuchado su primer álbum, Birthday, que Los Labios se hayan convertido en una de las sensaciones del momento. Largos años de trabajo en mil y un proyectos, la aparición de un inesperado (y potente) padrino, la unión entre Sammy (hijo del mítico Silvio), Charlie Cepeda (¿necesita presentación en esta Ruta?), una base rítmica de infarto formada por Fernando Reina y Ricky Candela y la aparición de Nacho Sarria sustituyendo a Álvaro Suite, todo agitado y mezclado para lograr dar forma a un grupo con proyección internacional dispuesto a hacerte mover el culo. Hablamos con Charlie y Sammy sobre todo ello.

Sois una banda atípica dentro del panorama rock nacional. Mezcláis frescura con rock callejero, referencias a los grandes clásicos con ramalazos de punk rock, estética cercana al sleazy angelino… ¿sois conscientes de ser únicos en vuestra especie?

Charlie: Somos una banda de r&r no alineada con ninguna moda o tendencia específica. Lo que suena es nuestra personal elección de todo ese enorme cajón de sastre; nuestro propio coktail. Las diferencias e influencias seguro que las sabrá establecer el soberano personal. De lo que sí somos conscientes es que, como dice una vieja y conocida canción española, venimos buscando pelea con las coplas que se quieran presentar. No te irás de un concierto de Los Labios sin nada a cambio.

Sammy: Si no nos habíamos dado cuenta antes, ¡ahora ya lo sabemos! Jajajajaaaa. Me imagino que sí somos un poco atípicos, y nunca lo había pensado antes, porque simplemente somos como somos.

 

La composición de la banda también es atípica… Sammy recuerda a Peter Wolf de J. Geils Band y Mick Jagger, la base rítmica a las bandas de hard blues 70’s, Charlie es capaz de tocar rock, blues, flamenco y lo que se le ponga por delante. ¿Cómo acabáis todos en un mismo grupo?

 

CH: Los Labios son un delicado engranaje formado por unas personalidades muy concretas, que juntas crean una especie de latido al borde del colapso. Y esa es una de las buenas cosas de esta banda, que cada uno tiene sus sagradas debilidades, pero coincidimos en lo básico; un buen olfato para detectar en qué fuentes tienes que meter el hocico para beber. Una de las ventajas que hay en el Sur es que la confluencia de músicas populares es muy rica y natural. Por eso cuando hablamos de algo tan mestizo como el rock & roll… yo siempre me lo he tomado como, ya sabes, esa gran caldera donde puedo mezclar lo que me apetezca, y si puedo simplificarlo a dos acordes mejor. Así me queda más tiempo para darme un rule por la ciudad agarrado del brazo de mi chica. La respuesta a cómo acabamos todos en el mismo saco es sencilla; en cada casa hay un cuadro torcido, y será que cuando nos vimos las caras nos reconocimos como tales. Los Labios son una gran suma de energía, pero no solo de la banda, sino también la de todos los que están apoyándonos y dando la cara por nosotros desde que empezamos, que no son pocos. Y camarada, como me decía Manuel Molina una y otra vez; “Charlito, todo sale por los altavoces”

 

S: Todos compartimos el amor por el rock de los 60 y los 70 (¿Y QUIÉN NO?), pero a partir de ahí nuestros gustos son muy variados. Yo soy punk, pero también soy la música disco y Monty Python. Charlie es más blues. Candela es rock and roll. Negro es Terminator. Y Nacho es Kiss en una cita con Jim Morrison. Me gusta pensar que cuando Led Zeppelin eran los reyes llegaron los Sex Pistols y dijeron: Sí, vale, pero no hace falta hacer solos alucinantes como Blackmore o Page. La actitud es el rey, lo que manda. Entonces, si tienes la actitud de Johnny Rotten o Sid Vicious pero además puedes tocar como Jimmy Page o Ritchie Blackmore estás en la banda que quiero ver. O, incluso mejor, ¡en la que quiero estar!

 

Sammy es hijo de Silvio, posiblemente el mayor referente de la historia del rock sevillano junto a Triana. ¿Cómo contactasteis los unos con el otro?

S: Después de estar tirado unos cuantos años en una playa de las Bahamas haciendo electro-pop, un día decidí que ya era hora de regresar a España, la tierra donde nací, la de mi padre Silvio, ese loco borracho bastardo hijo de Sevilla que tenía el talento natural de Jesucristo, me han dicho. Un Jesús borracho. Así que vine, y mi segundo día en Sevilla encontré a Charlie en el backstage de un pequeño festival local y en cuanto le vi pensé: «¡Eso es una estrella de rock!». Ni siquiera le había escuchado tocar, pero yo ya sabía que él era rock, y que era real. Al día siguiente ya estábamos tocando juntos en un infame bar sevillano llamado La Caja Negra y aquello fue eléctrico. Por fin, me dije, he encontrado a mi igual, mi hermano, mi Keef, alguien tan showman como yo y con un talento casi de dios. Y supe que aquello iba a molar.

 

Charlie, estás curtido en mil batallas pero, ¿es este el grupo en el que siempre habías querido estar?

CH: Efectivamente. Pertenecer a una banda como esta es con lo que yo fantaseaba en mis sueños de pre-adolescente durante la época que sobrevivía al caos tóxico de mi hogar aislándome en la revolución de mi habitación, entre paredes forradas con posters y collages de fotos de los músicos que me gustaban, rodeado de montones apilados de cómics El Víbora y revistas como la vuestra, mientras devoraba música de manera obsesiva y tocaba la guitarra encima de las grabaciones de T-Bone Walker, Elmore James, Howlin’ Wolf, Link Wray, y evidentemente The Rolling Stones y todos los demás. Mi padre era cantante y guitarrista de Entresuelos, banda underground sevillana de rhythm & blues en los 80’s, y mi casa un punto de encuentro de individuos de dudosa reputación y músicos de la escena de Sevilla (precisamente el padre de Sammy, Silvio, aparecía algunas veces por casa como colofón de alguna velada memorable con Andrés ”El Pájaro” o los Pata Negra). Ahí comenzó mi relación con los que son mi familia en la calle; Dogo y Juanjo de la banda Dogo y Los Mercenarios y su pandilla de camaradas punk rockers. De hecho Juanjo Pizarro ha sido uno de los guitarristas y músicos que más me ha influenciado. Lo conocí en la época que militaba en la banda de mi viejo, y cuando venía a casa para los ensayos solía dibujarme guitarras Fender Stratocaster en el cuaderno de mis deberes mientras me hablaba de Keith Richards y Pete Townshend. Yo era muy pequeño y según me cuentan estaba constantemente preguntando por él, deseando que llegase. Luego estaba Dogo, siempre mostrándome en la cabina de DJ del Fun Club todos aquellos vinilos de bandas que yo aún no conocía, como Iggy & The Stooges… Una de las casettes de 90 que me grabó y que más me marcó fue la que contenía Beggars Banquet por una cara, y por la otra Let It Bleed. Esa cinta me voló la cabeza. Salía literalmente corriendo del colegio para encerrarme el resto del día en mi cuarto a escucharla una y otra vez de manera hipnótica. Cara A-Cara B, una y otra y otra vez, Cara A-Cara B una y otra vez, en la manera en que los niños son insistentes cuando les apasiona algo. Pero además de eso a mí me han salido los dientes encima de un escenario. El tener una situación familiar complicada provocó que desde muy temprana edad tuviera que dar la cara en casa haciendo conciertos con mi padre y su grupo. Con ellos grabé mi primer disco a los 13 años después de pasar cuatro dando cornadas por los garitos. Ya en la adolescencia monté mi primera banda con el cantante Chencho Fernández, el mismo que editó el pasado año el álbum Dadá Estuvo Aquí. Nos llamábamos Hush y alternábamos algunos temas propios con adaptaciones de temas de los primeros Led Zeppelin y cosas así; tú sabes, todo muy del estilo 1969.  En ese momento la situación en mi casa a consecuencia de la adicción a la heroína de mi padre era insostenible, así que tuve que salir huyendo para empezar a labrarme mi propio camino. Hice un par de giras con Dogo Y Los Mercenarios y entré en otras bandas como los australianos Down Unda, con los que estuve constantemente en la carretera durante años además de grabar un par de EP’s con un material original realmente jugoso. Aparentemente todo iba bien, pero poco a poco fui tomando los clásicos hábitos salvajes de la noche, algo que fue in crescendo hasta llegar al punto de empezar a castigarme cada vez más y más duro. Y claro, al cabo de un tiempo, cuando recibía propuestas de otros requiriendo mis servicios como guitarrista las aceptaba para poder costearme un nivel de vida que se antojaba muy por encima de mis posibilidades. Algunas de esas llamadas eran de grandes amigos cómo Chrissie Hynde de The Pretenders, Jackson Browne, Kiko Veneno o Raimundo Amador. Pero otros trabajos… ahora viéndolo con perspectiva, simplemente los hacía para mantener un ritmo que me estaba alejando cada vez más de lo que realmente amaba; hacer mi música y pertenecer a una banda como Los Labios. Así que aunque en algún momento perdiera el norte, gracias a mi señora y musa he logrado dar un volantazo a tiempo, y aquí estoy, haciendo lo que quiero hacer.

 

Entremos en materia musical: vuestro primer Ep tuvo una gran aceptación a nivel crítico pero no consiguió que fuerais una banda excesivamente conocida. Parece que con Birthday las cosas están cambiando. Os rodea todo un enorme despliegue de medios: conciertos internacionales, grabación en un estudio de infarto, producción de gala, videoclips excelentes… ¿sorprendidos?¿Es fácil asimilar todo esto de golpe y porrazo?

 

CH: Los Labios estamos en un presente continuo de dedicación y trabajo por y para la banda. Entendemos que es la única manera posible. Llevamos un lustro luchando a machetazo limpio, cuesta arriba y con familias enteras en juego. Hemos estado moviéndonos como un circo ambulante durante todo el 2016, y en el camino a alguno se le rompió algún sueño y se auto-saboteó con algún daño irreparable. Pero ante todo somos camaradas y seguimos superando obstáculos juntos. Lo vas a poder ver en la película sobre el grupo que saldrá a finales de año. Está todo ahí. Trata de un barco de piratas que zarpa en busca de su propio destino sin ninguna rosa de los vientos que los aliente. Pero nos la jugamos y ganamos. Así que ese round es nuestro. Habrá un trailer de la misma acompañando la salida de nuestro primer álbum, Birthday, y la consecuente gira de conciertos que comenzará el próximo marzo. Vosotros sabéis mejor que nadie cómo funciona el panorama musical y todos los factores que hacen que un grupo funcione, o no. Por nuestra parte, sabemos cómo sonar encima de un escenario. Por otro lado, hemos tenido la gran suerte de que Birthday se haga cargo de empezar a mover los hilos… Aunque tampoco nos paramos a pensar demasiado. Nuestra filosofía es trabajo duro y buenas canciones. Seguir batiéndonos el cobre en el ring. Y si te caes no queda otra que levantarte para buscar la manera de encajar tu mejor golpe.

S: Mi actitud es más bien «siempre supe que esto iba a funcionar, estos tipos molan y ahora el mundo va a comprobarlo», además de que ya llego TARDE, follamadre, así que ¡en marcha ya!!!!

 

No todo el mundo puede contar con un fan que le apadrine como Lenny Kravitz. Cómo os conoció?¿Qué tipo de relación tenéis con él?

CH: Lenny Kravitz es un declarado devoto de Los Labios. Él y su mano derecha, Craig Ross, son nuestros mentores en USA, y nos están guiando para posicionarnos al otro lado del charco en el área que nos interesa. Tenemos algunos asuntos muy interesantes entre manos pero saldrán a la luz en su debido momento. La primera vez que vinieron a vernos fue al show de cierre de nuestra última gira americana, en Las Bahamas. Realmente disfrutaron del concierto y pasamos la noche en un fogoso y delirante aftershow, en el que Lenny se deshacía en elogios a la base rítmica sin fisuras que forman Ricky Candela y Fernando Reina. Fue en esa velada cuando le propusimos al Sr. Ross ser el productor de nuestro primer álbum. Al cabo de un par de días recibimos una llamada de la oficina de Kravitz con la propuesta de comenzar las sesiones de grabación cuanto antes en sus estudios privados de Eleuthera, cediéndonos para la ocasión toda su colección de instrumentos y material vintage de primera clase. “Claro que sí cariño. Aceptamos la oferta”.

 

S: Me vio cantar algunas canciones de los Stones (lo hago hasta durmiendo) en una fiesta en las Bahamas. Hablamos brevemente y me dijo «¿quién eres, tío?», en plan «¿cómo no he oído hablar antes de ti?». Seis meses después tocamos en una fiesta en el mismo lugar y ¿a que no sabes quién vino a ver el show entero? Lenny Kravitz con su mejor amigo, guitarrista y productor durante 25 años, Craig Ross, quien es además, créeme, un genio absoluto en el estudio. Bueno, Lenny tampoco trabajaría con menos, ¿no? Los Labios hicimos lo que hacemos siempre en directo -reventar cabezas- y cuando acabamos fui directamente a por Lenny y Craig y les dije: «He escuchado que queréis producir cosas. ¿Queréis hacerlo con nuestro primer disco? Lenny me dijo claramente que «a nadie que no haya sido yo mismo se le ha permitido grabar aquí hasta ahora. Justin Bieber lleva un mes ofreciéndome dinero y rogándome que le deje usar mi estudio, pero no estoy seguro… Hummm. Quiero que el primer artista que no sea yo que grabe aquí sea algo real, algo muy bueno, algo roquero». Un gran tipo Lenny. Muy tranquilo cuando no está trabajando, pero muy profesional cuando sí lo está haciendo. Craig produjo el disco en cinco semanas mientras Lenny volvía a LA. Pero llamó cada día o dos días por skype al estudio para que Craig le fuera informando de todo. El estudio es alucinante. Grabamos con una batería de Ringo Starr, con un bajo de los Jackson 5, con compresores de voz de los Stones, con cualquiera de esas cosas que él tiene. ¡Y son un MONTÓN! ¿Que si usamos su cencerro? ¡Sí, lo usamos!

 

El disco está lleno de singles tremendos, canciones como ese hit en potencia titulados “She Don’t Come Anymore”, “You Look Like you Need a Man” o “Saturday Night”. Composiciones firmadas, principalmente, por Charlie, Sammy y Álvaro Suite. ¿Cómo os repartíais las tareas de composición?¿Fue difícil escoger unas u otras canciones?

CH: A la hora de hacer la elección de los temas ayudó mucho que recién habíamos acabado nuestro último tour, por lo que la banda estaba bien engrasada. Así que escoger las canciones que iban a formar parte del álbum fue tan sencillo como sentarnos cocktail en mano, bajo una palmera de una bonita playa de arena blanca de Nassau, y quedarnos con las diez que mejor encajaban juntas. Cuando componemos, funcionamos sin un orden determinado para sacar nuestro material adelante. Algunos temas llegan completamente acabados al centro de operaciones de la banda. Otros se van cociendo a fuego lento en los ensayos, dejándonos guiar por el momento. Y el que no pasa la criba se aparca hasta que se le ofrezca otra oportunidad. Una de las cosas que más aprecian Lenny Kravitz y Craig Ross de Los Labios es nuestra tenacidad a la hora de enfrentarnos a las canciones.

S: No fue tan difícil. Todo fue muy fluido a la hora de compartir entre los tres escritores. Las hemos tocado más de dos años en directo y estaba claro cuáles debían ir al disco. Algunas muy buenas no han entrado en el disco, pero ¡quedan para la próxima!

 

Hablando de Álvaro, tengo entendido que ya no está en la banda. ¿Participó en la grabación del álbum? Se mantienen varias de sus composiciones…

CH: Álvaro no pudo participar en todas las sesiones de grabación ya que tenía que atender otros compromisos. Su salida de la banda sucedió cuando ya estaban terminadas las mezclas del disco y se ha conservado prácticamente toda su aportación en él.

S: Álvaro tiene muchísimo que ver en este disco y merece cada dólar que consiga de este disco. Aunque sólo pueda trabajar con Bunbury. Los problemas para compaginar las dos bandas eran cada vez mayores, y estaba claro que éramos nosotros los que tendríamos que esperar a que acabara cada gira con Enrique, y no al revés. Pero de nuevo, repito que le deseo todo lo mejor.

 

Sois una banda de rock con nervio, tirando a contundente, pero tenéis vuestro corazoncito: el medio tiempo “All Summer Long” me parece un tema fantástico…

 

CH: ¿Sabes? Quizá sea mi trozo favorito del pastel…  Es uno de esos temas que nace en el local de ensayo con toda la manada junta, y que va creciendo show tras show como si tuviera vida propia. Personalmente disfruto mucho de ese proceso de composición en el que toda la banda va aportando su toque, ya que el resultado suele ser muy natural.

S:  Cada canción es de un género diferente, creo, y eso me gusta. Son todas rock’n’roll aunque quizás ¿no todas lo sean?

 

¿Podéis presentar al guitarrista que sustituye a Álvaro?¿De donde procede?

CH: Se llama Nacho Sarria y es un ángel caído del cielo. Con él sonamos como un solo de puño de cinco dedos a la cara.

S: Hace un año Nacho era nuestro fan más ardiente. Le descubrí en un concierto y desde ese mismo momento pensé que iba a ocurrir algo con él. Lo mismo que sentí, en segundos, como con Charlie. Conseguí que entrara en el equipo del documental que hemos grabado en nuestra gira americana. Y es un roquero de corazón, real. Como el resto de la banda. Cuando tienes eso, multiplicado por cinco sabes que pueden ocurrir grandes cosas. Y ocurren. Cuando Alvaro se marchó, Nacho ya formaba parte del equipo de gira. Se sabía todas las canciones y en una semana ya estaba tocando con nosotros ante 1.000 personas en algún lugar de Galicia. ¿Has visto Rock Star de Mark Wahlberg y Jennifer Aniston? Es algo muy parecido.

Preparo esta entrevista cuando acabáis de actuar en Holanda. Ya lo habéis hecho en locales míticos como Whisky a Go Go… ¿apuntáis al mercado internacional? ¿Creéis que en el extranjero se puede entender mejor una propuesta tan rockanrolera? España, ahora mismo, no se caracteriza por contar con una escena rock en condiciones…

CH: No es que busquemos ningún mercado específico, pero siempre que sea posible y esté al alcance iremos a por todas. Esa ha sido la filosofía de la banda desde los comienzos. ¿Hay otra manera de planteárselo? El rock&roll es una cultura urbana que cada vez que el mundo la necesita sigue volviendo a ponerse una y otra vez en primera línea de fuego. Es algo cíclico, y por mucho que algunos insistan no se avecina ningún relevo. De todas maneras camarada, yo sí creo que están surgiendo en este país nuevos y grandes talentos.. Al menos yo vivo con la dulce sensación que desde hace algún tiempo no dejan de salir cosas con mucho duende..

 

S: Por supuesto que queremos que nuestra música llegue a todos los rincones posibles de la Tierra. Ya hemos tocado en EEUU, Bahamas, México, Colombia, Holanda… El Reino Unido debería ser la siguiente escala, pero me asusta más por alguna razón… Aunque sé que nos amarán y es mi otro hogar (tengo 4: Reino Unido, España, Australia y Bahamas). En todo caso, me bastaría ser una banda mediana girando toda la vida por los EEUU. ¿Trump? ¡No! ¿Estados Unidos? ¡Sí! Dios bendiga a América. La vida moderna ha llegado al 11 de volumen. Tiene gracia que digas que la escena roquera sea dura en España y que se esté reduciendo… Tíos, ¿habéis estado en el otro lado del océano? ¡Es PEOR! Cuando empecé en el rock llenaba las listas, al menos ocho canciones de diez. Ahora es una música histórica del siglo XX. Como el jazz. Es como estar en una banda de jazz en 1980. ¿Alguien se acuerda de lo que tuvo que hacer Herbie Hancock en 1984 para pagar las facturas? Hip-hop electro. Jejeje. Eso significa que cualquier roquero de ahora está incluso MÁS loco que los de hace 30 o 40 años, al menos a la hora de ganarse la vida. Pero, escucha: estar loco mola. Todos vamos a arder juntos. Y a lo mejor alguien consigue hacer que todo reviva de nuevo…

 

ALFRED CRESPO

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