Encuentros

Erik Voeks: De vuelta a la Tierra

 

Tras editar uno de esos discos que nadie parece haber oído pero que con el paso de los años provoca menciones emocionadas entre los sibaritas del pop, Erik Voeks desapareció del mapa. La reputación de Sandbox (1993) siguió creciendo con la segura lentitud de los discos de culto, hasta que uno de esos sellos diminutos pero con un radar exquisito consiguió poner a Voeks de nuevo en el mapa. Veintitrés años después de debutar casi en secreto, Hanky Panky pone en circulación So The Wind Won’t Blow It All Away, un inesperado regreso que es capaz no sólo de estar a la altura de las expectativas más optimistas, sino de superarlas. Recién salido el disco decíamos que era “una imponente colección de singles, canciones ganadoras de melodías adictivas reforzadas por riffs poderosos, arpegios primorosos, baterías potentes y solos fulgurantes, todo lo que un disco de Power Pop debe tener y en cantidades nada habituales. Hacia el final baja un tanto la energía, pero no el encanto, y vemos la cara más introspectiva de un autor que demuestra que no hay género menor cuando se desborda talento”. Con la perspectiva de los meses transcurridos, mantenemos nuestra opinión palabra por palabra.

Este mes de abril se acerca de nuevo a nuestro país con banda de lujo, Erik Voeks & The Spanglish Settlement: su productor y batería de confianza, Patrick Hawley; Juan Ferrari a la guitarra; y Pepe Loser al bajo. Estará el 26 abril en El Intruso, Madrid; el 27 en el Colegio de Abogados de Bilbao; el 28 en el Club 44 Altxerri, San Sebastián; y el 29 en La Lata de Bombillas, Zaragoza. Disculpa perfecta para una conversación transoceánica que nos ponga al día de sus andanzas.

No tuvimos noticias tuyas durante muchos años. Es fácil de imaginar una vida tranquila y casera, escribiendo canciones y tocando en tu ciudad…

Así fue, más o menos. No se puede decir que sea la persona más sociable o extrovertida, así que cuando me mudé a Kansas City a finales de los 90 me llevó unos años conocer a otros músicos. Fue entonces cuando empecé a tocar en algunas bandas locales y con el tiempo volví a tocar mis canciones.

Hace veintitrés años de Sandbox. ¿Qué pasó tras la salida del disco? ¿Qué expectativas tenías cuando se publicó?

Mientras grababa Sandbox me imaginaba que algunos amigos lo escucharían y nada más. Así que, aunque no se vendió bien, sí me sorprendió lo lejos que llegó. Para cuando tuve una nueva remesa de canciones para el segundo álbum, la única persona en Rockville Records que había mostrado algún interés en lo que yo hacía ya se había marchado a otro sello. Los que quedaban decidieron no ejecutar la opción de publicar un nuevo disco. No tenía ni manager ni discográfica, así que mi carrera llegó a un punto muerto.

El negocio musical ha cambiado drásticamente desde Sandbox. ¿Para mejor o para peor?

Para mejor y para peor. Internet les pone más fácil a los músicos conseguir hacerse con un público sin depender de un sello. Por otro lado, por culpa de internet estamos ahogados por un aluvión de lanzamientos, lo que te pone muy difícil encontrar y escoger lo mejor.

¿Todavía tienes la tienda de discos? No sé si están los tiempos como para tenerla.

Ya no tengo una tienda de discos, pero sí que trabajo en una. Las ventas de vinilo han subido bastante en los últimos diez o quince años, así que el negocio va bien. Aquí, en Kansas City, han aparecido tiendas por todos lados. Sospecho que el vinilo no tardará en alcanzar su tope (si es que ya no lo ha hecho), y el negocio de las tiendas volverá a ir a menos.

¿De verdad esperabas publicar otro disco?

No. Siempre imagino que el último disco que publico va a ser el último de verdad. En principio, mi intención era fabricar sólo unos cuantos CDs de So The Wind Won’t Blow It All Away para venderlos en los conciertos. Fue mi amigo Iñaki Orbezua de Hanky Panky Records quien me sugirió que lo publicáramos en su sello.

¿Cómo fue el proceso que te llevó a So The Wind Won’t Blow It All Away? Sé que publicaste algunos “singles” en tu Bandcamp. ¿Quizá esperabas que alguien se fijara en ellos y se animara a ficharte?

En 2015, Hanky Panky me pidió un disco para celebrar su décimo aniversario. Comencé a trabajar en algunas canciones que ya tenía listas y escribí unas cuantas nuevas. Cuanto más trabajaba en ellas, menos confianza tenía, no estaba seguro de que fueran lo suficientemente buenas. Tras pasarme de fecha de edición, decidí centrarme en acabarlas de dos en dos y subirlas a mi Bandcamp. En seis meses ya había subido doce. En ese momento surgió la idea que te comenté antes de prensar unas cuantas copias, y luego ya apareció Iñaki.

¿Qué opinan los fans de Sandbox de So the Wind…? ¿Aguanta la comparación?

Hasta ahora la respuesta ha sido muy positiva. Todavía me sorprende la cantidad de gente que conoce Sandbox. Su reputación parece haber crecido con los años. Espero que los que lo tienen se entusiasmen de igual manera con el nuevo disco cuando nos vengan a ver en directo.

Por cierto, la secuenciación del disco es muy curiosa. Las canciones más potentes y directas van al principio, y el último tercio es más introspectivo, las canciones más largas y lentas.

Tengo escritas un grupo de canciones más lentas y extensas. Patrick Hawley, mi coproductor, las llama LP3. Ahora veo que quizá ya tenía en mente que So The Wind… empezara a moverse en la dirección de lo que podría llegar a ser ese LP3.

De todas maneras, ni las más enérgicas son demasiado optimistas. Esa combinación de melancolía, estribillos directos y guitarras potentes sigue siendo muy resultona. ¿Piensas en ello cuando compones o te sale de forma natural?

Como a la mayoría de los fans del pop, creo, me encanta la combinación de optimismo y belleza en la parte musical con una letra que tal vez no sea tan alegre. No creo que yo lo haga conscientemente cuando escribo. Normalmente los acordes y la melodía llegan primero, y dejo que ellas me inspiren la letra.

En la reseña de So the Wind… decía que no hay género menor (pensando en el muchas veces menospreciado Power Pop), que lo puedes transcender y llegar a la excelencia con grandes canciones, potentes y directas pero emocionalmente complejas.

Me gustan tantos géneros diferentes que creo que todos, de una manera o de otra, influyen en mis canciones. Las piedras de toque son obviamente el Power Pop y en general el resto de las variantes del Pop. Uso los Beatles como modelo. Si una canción encaja entre «Love Me Do» y «Revolution #9», hay un lugar para ella.

No sé si ser un “artista de culto” con una “obra maestra desconocida” te sirve de consolación ante la falta de reconocimiento popular.

Es muy agradable haber hecho algo que toca la fibra sensible de otras personas. Nunca creí que mi trabajo fuera a recibir un reconocimiento masivo, así que la falta de éxito no es una gran sorpresa. Recientemente, Sandbox me ha abierto unas puertas que en el momento de su aparición no parecían posibles, así que tal vez esté empezando a recibir lentamente y con retraso mi recompensa. Es como si lo hubiera enviado al espacio y volviera a la Tierra años después en forma de llave.

Y ahora ¿qué? ¿Otros veintitrés años hasta el siguiente disco?

Ja, ja… Espero que no. A ver qué forma va tomando ese LP3.

 

Texto: Carlos Rego

 

 

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