No por su excelso nivel compositivo y la verdad que encierran sus canciones, como sabe cualquier seguidor de su discografía, esta noche Escovedo vuelve a sorprendernos: ha elegido a una banda italiana como acompañamiento de su gira europea, Don Antonio se hacen llamar. Ocupan veinte minutos en rol de teloneros, corto espacio en el que se muestran bizarramente versátiles manejando un curioso mogollón estilístico, mezcla de world music, twist, surf, algo totalmente inesperado. Ya pasado el entreacto, se acoplan como anillo al dedo al protagonista de la noche, dando cuerpo a temas del brillante “Burn Something Beautiful” y viejos recuerdos de su discografía. Escovedo hunde sus raíces en la música americana que no es en ningún momento ese estilo también llamado así, jamás es recreación y siempre es vivencia personal, de su turbulento pasado que le ha dejado el cuerpo maltrecho –y milagrosamente recuperado- de su orgullo de ser hijo de emigrantes que levantaron su país de acogida, de sus colegas que perviven y le admiran, Springsteen, y los que se consumieron en ardientes fuegos interiores dejando huella en su alma, caso de Jeffrey Lee Pierce. Suenan enormes canciones como “Horizontal”, “Save The Cat”, “Down In The Bowery”, y nos quiere engañar cantando “Farewell To The Good Times”: nada de adiós, con los brazos abiertos y agradecidos recibimos los grandes momentos compartidos con Alejandro.
Texto: Manuel Borrero
Foto: Eva Fraile
