Ahora que el rock con denominación de origen australiana por fin tiene su merecido repaso bibliográfico en castellano, un trabajado y concienzudo análisis realizado por nuestro compañero Manuel Beteta, es hora de seguir apostando por la nueva savia, nuevas bandas que llegan desde la isla que más alegrías musicales nos depara. La última, por lo menos para el abajo firmante, es esta media docena de músicos de Adelaide. Una cuadrilla de jóvenes que, teniendo muy en cuenta las raíces musicales de su país, apuestan por una regeneración del rock’n’roll, punk-rock, garage y psicodelia realizadas en su ínsula. Siguen la estela de Radio Birdman, The Drones, Money For Rope o The Celibate Rifles. Pueden averiguar a lo que me refiero con ello, saben manejar todos los estilos anteriormente mencionados a la perfección haciendo de su sonido algo particular y propio. Once guijarros por modelar que atrapan con la primera escucha, entre las que sobresalen «Christies Beach», «Nothin I Can Do» o la hiriente «Broken Hearted On The Nullarbor».
RAFA GARCÍA-MORENO
