Se tardan catorce horas de vuelo en cruzar el Atlántico desde Vigo-Nigrán a los bosques de Woodstock. Y escuchando el tercer disco de los gallegos, instantáneamente viajas a esos lares. Lo primero que te viene a la cabeza son los insuperables The Band (escuchen la apertura del disco, “Green Cookies”, “Behind the Hill” o la fantástica “Madeleine Kane”). Hendrik Röver les vuelve a ayudar a la producción y se cascan una lección artesanal de cuarenta y cuatro minutos que recopila lo mejor de la música norte-americana. También hay guiños a los Fleetwood Mac de verdad (los de Peter Green): “Mare in the Night I” (una lisérgica tempestad instrumental) y “Mare in the Night II” (el mar en calma tras la tormenta). Tengo un inmenso cariño a “Wood Mamma”, su primer larga duración con sonidos y riffs clásicos del rock and roll que tanto nos gusta (Stones o Faces) tamizados con esportento registro soul de Toño a la voz. Tampoco es que hayan soltado lastre a ese estilo como así lo certifica el blues descarriado de GBTW con un Álvaro Aspe (The Milkyway Express) desbocado a la harmónica. El espíritu de Lauren Canyon también está presente en la bonita “Arrows” con unos juegos vocales notables entre Toño y Hendrik. Es el segundo tema más largo del disco con una explosión instrumental final de matrícula de honor, un duelo de guitarras entre Jorge Mizer, Guillermo Galigardi y Hendrik . Lo mismo ocurre con “Spring has come”, un tema acústico muy bello con Luisa Bahillo al fiddle en la que The Soul Jacket emulan David Crosby o Jonathan Wilson. El disco termina con «Big Chief (on the Mountain of Death)», el tema más Manassas de los gallegos. Todo es perfecto. La voz de Toño, la ejecución musical de la banda y la sensación final y la confirmación de que The Soul Jacket son para un servidor la mejor banda nacional del último lustro. Bandas consagradas en el panorama musical nacional no han grabado un disco así. Ahí lo dejo.
Jordi Sánchez
14 horas ida y vuelta será…XD