A todo aquel que esté al tanto de lo que se cocina en la escena underground de la capital catalana le debe sonar el nombre de este trío. Se han movido mucho y bien, han tocado en numerosas ocasiones y, sin ir más lejos, el pasado verano resultaron vencedores del concurso de bandas organizado por la sala Rocksound y la marca de cervezas artesanas Brewdog. Tras el EP Promises (2012), su primer larga duración, Stop to Reach (2015), y un disco registrado en vivo, Everything Under Control, este segundo álbum en estudio corrobora todas esas fundadas esperanzas que muchos habíamos depositado en ellos. En Ideometry, que además goza de una gran producción y un sonido orgánico, con mucho corazón y sobrada alma, han experimentado una evolución notable. Cada vez que los ves o los escuchas son más ellos mismos y menos sus referencias. Es indudable que la garganta de Jim Vieco, una de sus armas decisivas, siempre rememora la década de los noventa por ese timbre y ese poderío vocal tan similar a, por ejemplo, Chris Cornell, pero ellos viajan más lejos y afianzan paso a paso su propia personalidad. Una personalidad que brota a base de agitar en la coctelera ingredientes de hard, progresivo, psicodelia y gotas de rock alternativo obteniendo como resultado un cóctel sonoro que sabe a gloria. Prueben a degustar canciones como «Mirrorwall» o «Rainbow of Grey». Poderío.
MANEL CELEIRO
