Discomático

Bash & Pop – Anything Could Happen (Fat Possum-PIAS)

“Había hecho mis dos últimos discos por pistas y de pronto me vi haciéndolo como en los primeros discos de los Replacements, todos a la vez, como una banda. Desde 2015 he estado grabando material nuevo con viejos amigos, haciéndolo lo más directo posible, sin darle muchas vueltas a la canciones, intentando no alejarnos demasiado de su espíritu original”.

Son declaraciones que hacía Tommy Stinson no hace mucho en la edición americana de Rolling Stone y que, a mi parecer, reflejan meridianamente su estado de ánimo y el voltaje emocional que gobierna el disco que nos presenta. Imagino que de la misma manera que Friday Night Is Killing Me, su primer disco con Bash And Pop de 1993, fue un antídoto perfecto para curar las heridas de la separación de los Replacements, Anything Could Happen le sirve para alejarse de mundos complejos y astillados: su participación en el esperpéntico y complicado mundo de los Guns N’Roses y su reciente reunión con los Replacements que, por lo que se dice, no fue precisamente una fábula de Disney con un delicioso final feliz.

Cuenta Tommy que después del tour de reunión con los Replacements se suponía que tenían que grabar material para un nuevo disco, el primero después de All Shook Down (1990). Pero el escenario que se encontraron no era muy alentador: Westerberg aún permanecía cabreado lidiando continuamente con fantasmas del pasado que no le permitían conectar de forma positiva con la órbita de su antiguo grupo. Por el contrario Tommy tenía algunas canciones y muchas ganas de pasarlo bien. Lo intentaron en varios estudios pero ninguno de los dos estaba demasiado por la labor. Dos polos opuestos que esta vez no consiguieron la atracción necesaria. Ninguno de los estudios que probaron resultó ser el lugar apropiado y al final no encontraron el ánimo necesario para lidiar con los nuevos temas. Tommy tenía en cartera bastante material destinado a los Replacements pero una vez decidieron abortar la operación lo tuvo claro: era el momento de resucitar su antigua banda, dejar las tensiones y los problemas atrás, volver a dirigir el cotarro y recurrir a los colegas para construir una trama rock sin complicaciones.

Con estos precedentes tenemos el placer de asistir en primera fila a la resurrección de Bash And Pop, ideada  como una vuelta a los orígenes, la necesaria redención. El plan perfecto: rodearse de amigos, escribir canciones y pasarlo bien. Esta vez le han acompañado gente como Luther Dickinson de North Mississippi Allstars, Steve Selvidge de The Hold Steady o Justin Perkins de Screechin’ Weasel. Juntos han sufragado un sonido iluminado y energético, pero también vicioso y salvaje. A medio camino entre L.A. y Nueva York, como Minneapolis, la ciudad natal de Tommy. Canciones de viento, de coche, impregnadas de sol, pero también de cloaca y alquitrán.

Anything Could Happen recupera el imaginario sónico de Friday Night Is Killing Me, uno de los discos más injustamente valorados de los noventa, y lo mejora, lo curte. Tommy se muestra especialmente inspirado, capaz de depurar las líneas maestras de la escena indie americana de los ochenta y secarlas al sol junto a la ropa sucia del más puro rock’n’roll de veta noble y eterna. Tiene nervio, tiene estrella para estribillos que podrían derribar muros y posee tanta belleza como mala leche. «Jesus Love You» es puro imaginario Stone a lo «Dead Flowers», «Unfuck You» suena a boogie del Bowery y el virus New York Doll lo asemeja al ideario de su amigo Jesse Malin. «Breathing Room» o «Anytime Soon» amplifican la aurea de rock de raíces que siempre tuvo un lugar principal en los Replacements y «Shortcut» suena al Westerberg de Suicaine Gratifaction… y me parece maravilloso que no esconda la deliciosa huella Replacements vía Westerberg que se cuela en esta canción o en otras como «Can’t Be Bothered».

En un reciente concierto en Nueva York, Tommy combinó su nuevo repertorio, ideal para interpretar en directo, con versiones de «Rip this Joint» de los Stones y «Nighttime» de Big Star y a mi me parecen dos mordidas excelentes, dos piezas para ser observadas en una balanza en perfecto equilibrio que polarizan y definen a la perfección su corpus compositivo. Esta vez Tommy ha sacado brillo a su alma musical, ha dejado que sus influencias supuren y el resultado es otro gran disco que alarga la sombra de una leyenda que disfruta haciendo lo que más le gusta: escribir canciones y escupirlas en directo.

 

ANDREU CUNILL CLARES

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