Hace cinco años Wayne Coyne estaba en una tienda de libros usados y sintió una extraña atracción. Blisko Domu, un libro escrito en polaco en el que aparece en la portada una chica que recuerda a Eryka Baddu sudando y llorando empezó a sugerirle que detrás de esas amarillentas páginas había la entrada a uno de esos lisérgicos universos paralelos que siempre han inspirado a los de Oklahoma a la hora de crear. Se llevó el libro a su estudio y empezó a experimentar con la sonoridad de unas palabras que cobraban una segunda vida. Cuando leyó una frase en la que aparecían las palabras Oczy Mlody —que en verdad significa los ojos de la joven— tuvo una revelación. Oczy Mlody es una droga capaz de conectarte a tu niñez y hacerte dormir durante periodos de tres meses en los que tu vida, una vez recuperas la consciencia, es capaz de regenerarse e ir a mejor. Con ese punto de partida, los labios ardientes nos vuelven a regalar uno de esos viajes sónicos en los que Syd Barrett es capaz de abrazar a un A$ap Rocky que recita versos en polaco. Sueños, pesadillas, cacerías de hadas, brujas y magos, castillos lúgubres y la vuelta al calor del hogar. Una espiral de elementos se conjuran para regalarnos una nueva entrega de las aventuras más surreales y oníricas del rock. Son los Flaming Lips y están de vuelta. Witamy z powrotem.
RUBÉN GARCÍA
