Los mismos pelos que, con la edad, aparecen en la nariz desaparecen de la lengua. No es que Randy Newman haya tenido nunca demasiados, pero «Putin», single de «homenaje» al presidente ruso y adelanto de su próximo elepé, previsto para el 2017, hace evidente que ya no le queda ninguno. Mientras esperamos, podemos saborear el grueso de su trayectoria en la última década con un boxset de cuatro CDs que reúne, esta vez en orden temático, los tres volúmenes de The Randy Newman Songbook (publicados originalmente en 2003, 2011 y 2016, Nonesuch-Warner) junto a cinco bonus tracks, uno de los cuales es un homenaje a sus tíos Alfred, Emil y Lionel, destacados compositores de Hollywood. Cincuenta y seis canciones a piano solo, en total, con las que el compositor sigue haciendo sonrojar a toda una nación. Canciones, algunas, que fueron engendradas en los Estados Unidos de Nixon pero que siguen funcionando de maravilla para los Estados Unidos de hoy; canciones, otras, versionadas por un sinfín de artistas que los recién llegados se sorprenderán que sean, en efecto, de Randy Newman; y canciones —todas, aunque pueden tomar «Louisiana 1927», «Sail Away» y, ¿por qué no?, «You’ve Got a Friend in Me», de la banda sonora de Toy Story como ejemplos concluyentes— que nos recuerdan porque el californiano es uno de los compositores más mordaces, inusuales y definitivamente brillantes del siglo XX. Nada a objetar, por supuesto, a que le hayan dado el Nobel de literatura a hobby, pero tampoco hubiera pasado nada si se lo hubieran dado a él.
Guillem Vidal
