Le llega a uno a la cubeta de novedades un disco de una banda de Philadelphia de nombre Needle Points y, como no le suena de nada –no se fíen de aquellos que ya tenían la maqueta, mienten- se pone a buscar, entre curioso e indolente, un poco de información por la red de redes. Y lo primero con lo que se topa es con unas imágenes del grupo que resultan, cuanto menos, chocantes. Esto es, cinco freakies vistiendo túnicas, chalecos de flecos y diademas indígenas en una recreación de la estética flower power que roza lo carnavalesco.
Mal hecho, quizás, por aquello de escuchar un nuevo disco sin prejuicios, pero es lo que hay. No obstante suenan las primeras notas y las ideas preconcebidas desaparecen de un plumazo. ‘Corazon’ (sic), primer tema del disco y primer single extraído del mismo es una ‘catchy tune’ de esas que dicen los modernetes, un temazo que rezuma groove y buen rollo, aupado por un riff tan ácido como vacilón. Empezamos bien, y seguimos mejor. El disco avanza como un catálogo actualizado del mejor psych rock setentero, una puesta al día de los sonidos de la Era de Acuario, ligeramente lisérgica pero sin empachar y que no renuncia al boogie, al r’n’b y los ritmos caleidoscópicos pero que huye sabiamente de la empanada mental y el empacho fumeta.
Producido por su paisano Scott McMicken de los Dr. Dog (otros adorables orates, los de West Grove), ‘Feel Young’ es un álbum fresco, con un desparpajo insospechado a priori, cargado de guitarras psicodélicas y buenas vibraciones, buen humor y cero pretensiones. La única pega que uno podría achacarle es que se haya editado de cara al invierno, con sus mañanas más frías y sus días más cortos. Estas canciones son puro verano, sol y zambullidas en el río.
Pero bueno, no queda tanto para eso…
Eloy Pérez
