Es un autor que transpira honestidad en todos sus trabajos. Si seguirnos su línea creativa en el último cuarto de siglo, podemos trazar su recorrido vital de forma bastante certera. Y en ese tiempo ha habido de todo. Superviviente de algunos trances realmente difíciles —una hepatitis, o un huracán en su reciente luna de miel, además der un descenso a los infiernos personales—, su música se ha empapado de ello en todos los sentidos. Burn Something Beautiful es su primera obra en cuatro años, y es una fotografía soberbia de quién es Alejandro Escovedo hoy. Junto a Peter Buck (REM) y Scott McCaughey (The Minus 5) ha creado trece temas que hacen de este trabajo uno de los más sólidos y profundos de su carrera. Y eso es decir mucho del compositor de A Man under the Influence o Street Songs of Love. El disco suena a Escovedo por todas partes, y la banda palpita y vibra bajo su batuta con inusitado vigor. Como en sus últimas entregas, las canciones de rock más poderoso, como la inicial «Horizontal», «Luna de Miel» o «Shave the Cats», enlazan perfectamente con otras de estribillos contagiosos, «Heartbeat Smile» o «Fareweil to the Good Times», y temas lentos y profundos como la fantasmagórica «Beauty and the Buzz», la preciosa «Suits of bights», «Redemption Blues» o al Don’t Want to Play Guitar Anymore», donde el componente emocional te traspasa con esa facilidad y elegancia propias únicamente de los grandes. Todo con algo más de gozosa celebración de la vida y de aceptación serena de la propia mortalidad, que hacen de este uno de sus trabajos que más perdurará en el tiempo. Sencillamente magistral.
Sergio Rodríguez