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Kvelertak, Razzmatazz 2 (Barcelona)

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Los primeros compases del concierto no presagiaban nada bueno. Los dos temas de apertura fueron una bola sonora de imposible audición, no se distinguía la voz y el resto era como un pudding bien espeso del que costaba horrores cortar un pedazo. Afortunadamente poco a poco la cosa se fue corrigiendo y sin llegar a la excelencia si permitió disfrutar la poderosa descarga de los noruegos. Una puesta en escena demoledora de gran impacto visual, muy físico, imparable movimiento, dos de los guitarras y el bajista no paran quietos ni un solo segundo, que secunda su propuesta de manera tan efectiva que no es de extrañar que estén en lugares de privilegio dentro de la sección metalúrgica del negocio. ¡Y cantando en su idioma natal!

Kvelertak son algo más que metal a secas. Sus canciones contienen toques de hard, furia punk, oscuridad y ramalazos death y black ajustados con una eficacia y una precisión a prueba de bombas. Y en la persona de Erlend Hjelvik poseen un vocalista y frontman magnético y con personalidad, de movimientos peculiares, que arenga y arrastra a un público, completamente entregado desde el minuto uno, hasta el éxtasis más entusiasta. Pese a ese exceso de testosterona clavaron la ejecución técnica, sobresalientes en las partes instrumentales, y demostraron saber muy bien el terreno que pisan con la evolución experimentada en el trabajo que venían a presentar, Nattesferd, donde han prestado mayor atención a las partes melódicas y han bajado un pelo la velocidad.

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Las composiciones recientes encajaron de maravilla en el repertorio junto a las escogidas de sus dos predecesores y fueron una verdadera apisonadora durante todo el tiempo que duró el recital. Manejan con soltura el tempo de las canciones, esas paradas y arrancadas, esos crescendos épicos, y no dejan que la intensidad se pierda en el vacío. Chupan la energía del respetable y la devuelven acrecentada con rabia en temas de impacto asegurado. Una banda en un estado de forma pletórico, seguros de sí mismos y convencidos de sus posibilidades, que además tiene la muy apreciable cualidad de aglutinar bajo su manto a cachorros hardcoretas, punks sin rumbo fijo, veteranos amantes del metal, curtidos hardrockers y barbudos hípsters con curiosidad por la tralla. Así que no me extrañaría nada que la próxima gira ya estuvieran asentados en la primera división.

Manel Celeiro

Fotos: Antonio Celeiro

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