No tengo dudas de que Ben Vaughan es uno de esos músicos que no da puntada sin hilo. Es difícil no encontrar algo de interés en cada una de las aventuras musicales que emprende, que no son pocas. Ajeno al inmovilismo, el de New Jersey gusta de tocar todos los palos y tiene incluso un grupo en el que toca música desenfadada, sin demasiadas pretensiones con cuatro amiguetes de toda la vida. Músicos con los que lleva tocando años y años (el que menos tiempo lleva junto a él roza los 18 años de carrera a su lado). Eso es el Ben Vaughn Quintet y su última aventura es este mini LP de cinco canciones. Temas sencillos que podríamos clasificar de country-folk, básicamente, pero en los que también se deja ver cierto poso de ese sonido neoyorquino que tanto ha influido a Vaughan. Canciones tocadas en formato acústico con un buen protagonismo del acordeón y que dejan la sensación en el oyente de haber pasado un buen rato escuchándolas. No pretenden pasar a la historia. No se trata de eso. Pero cada vez que pones el disco tienes una sensación de confort necesaria en esto de la música. Sentimientos como el sosiego o la tranquilidad que no vienen mal en estos tiempos de vertiginosidad y desenfreno que nos rodean.
Eduardo Izquierdo