Son de Bristol y empezaron su aventura como banda en 2013. No es difícil situarlos en esa lista de bandas que como Pokey LaFarge, Rob Heron o Woody Pines apuestan por sonidos de principios de siglo XX como esencia de su música. Una propuesta que nos encanta y que nos ha llevado a charlar con Marc Griffiths, guitarra y banjo de la banda británica.
Con lo eclécticos que sois, no deben haceros mucha gracia las etiquetas…
Acertaste. La verdad es que me molestan bastante porque creo que no hacen justicia a nuestra música. Tenemos influencias como todo el mundo, pero creo que tenemos muchas más cosas. No somos una banda de swing, ni una banda de jazz, ni de country. Somos una mezcla de todo eso. Sería muy aburrido simplemente copiar a otros y limitarse a un estilo. Tienes que poner un poco de ti en cada canción.
Pero supongo que todo parte de vuestros gustos…
Cuando era niño me pusieron mucha música country y tardé un tiempo en empezar a tocarlo. He tocado en grupos de rock o indie antes de llegar a hacer lo que hago ahora. Mi amor por las raíces, eso sí, ha permanecido conmigo todo este tiempo, aunque me costaba reconocer que me gustaba Hank Snow o Willie Nelson. Reconocer que te gustaba el jazz era misterioso pero el country no (risas).
¿Y qué hay de la década de los 30? También se refleja en vuestra música.
En esa década todo era muy libre, aunque ya sabemos cómo los artistas blancos saqueaban a los negros para llegar al gran público.
La estética también es importante para vosotros.
Lo era. Antes pensaba que era vital pero ahora no tanto. Creo que es más importante ser fiel a ti mismo como individuo que intentar ser algo que no eres. Pero claro, nos encanta todo lo que se hacía entre los años 20 y los 50.
Vuestra inspiración ¿viene siempre de ahí?
No, llega desde cualquier lugar. Mira, en el disco hay un tema «21 Century Satan» que está dedicado a Donald Trump y como un hombre puede aspirar a liderar la nación más poderosa del mundo siendo un charlatán y un intolerante. El mundo está loco tío.
Sois muchos ¿cómo lo hacéis para componer?
Con este disco fue una mezcla. Algunas canciones provenían de los directos, otras surgieron en la misma grabación. Así que el proceso fue variado. Además tuvimos la suerte de poder contar en la grabación con Paul, el pedal-steel de Van Morrison y Jean Godden que ha tocado con Flaco Jiménez.
Aunque británicos vuestra música es muy americana ¿penáis en ello?
Lo cierto es que no. La música americana y europea lleva muy entrelazada desde el siglo pasado y se retroalimentan. Hay cosas que cruzan el charco y vuelven reconvertidas, algo que también sucede con literatura, filosofía, cine…
Me han confesado que eres un adicto oyente de música.
Sí, últimamente no paro de escuchar a Daniel romano, Rob Heron & The Tea Pad Orchestra, Deslondes, Nikki Lane, The Hothouse Four. A veces recurro al pasado con cosas como Ernest Tubb o últimamente Mugsy Spanier.
Para acabar, si tuvieras que escoger la canción del disco que mejor os representa ¿cuál sería?
Creo que «One Daddy». La escribí especialmente para que la cantara April y pensaba en ella cuando lo hacía, aunque seguro que cada miembro del grupo te diría una. Yo creo que es divertida y eso es lo que nosotros pretendemos ser.
Eduardo Izquierdo
